El escándalo recién ha comenzado. Las consecuencias de la publicación en Internet de miles de documentos secretos del Departamento de Estado de los EE.UU. son impredecibles. Millones de personas tienen acceso a ellos y encontrarán mucho que sacudirá gobiernos y le arruinará la vida a muchas personas. Lo sorprendente es que nadie lo haya previsto.
Quienes conocen el manejo de las comunicaciones electrónicas están muy por delante de quienes las emplean. A cada rato algún muchacho infiltra la red de alguna oficina o banco; a veces sólo por mostrar su habilidad, otras para cometer un fraude. En la constante carrera entre diseñadores de sistemas de seguridad y los que tratan de penetrarlos hasta ahora no hay un ganador.
Ante el destape de los “wikileaks” me ha venido a la memoria un episodio de hace varias décadas, época en que viajaba en primera. En un avión de la BOAC (antecesora de British Airways) vi a un señor esposado en una mano con una cadenita. No sé de que nacionalidad era, pero no resistí indagar. La hostess me dijo que era un funcionario llevando una valija diplomática, que estaba al extremo de la cadena y que no había visto.
No sé si todos los países tenían couriers esposados, pero los documentos secretos viajaban por valija diplomática, con copias bien guardadas en las embajadas y ministerios. No eran mensajes instantáneos como los de hoy pero , como acaban de demostrar los hechos, eran menos vulnerables.
Los bancos y entidades que hacen transacciones financieras han diseñado códigos, según ellos invulnerables…por algún tiempo. Las claves, como en las palabras cruzadas y los acertijos, son un desafío para quienes se especializan en descifrarlos. Ha quedado demostrado que prácticamente cualquier mensaje electrónico puede ser interceptado y con una conexión inalámbrica esto es aún más fácil.
Me temo que las consecuencias de los wikileaks serán grandes y no serán buenas. Sospecho que la computadora, que acabó con la máquina de escribir, de ahora en adelante se le parecerá más: producirá documentos que viajarán en valija. Creo que nadie volverá a confiar en la privacidad de las comunicaciones electrónicas. Sin embargo estas seguirán creciendo, porque la inmensa mayoría de la gente no tiene nada que ocultar.
Muchos consideran que el destape de los wikileaks le hará bien a la humanidad. Tal vez sea así a la larga, pero creo que a corto plazo las consecuencias pueden ser desastrosas porque se llegará a saber no sólo lo que la gente nos dice, sino lo que piensa.
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Hay toda una rama de las matemáticas dedicada a este tema.