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miércoles, 16 de marzo de 2011

Proyecto Haarp… el dominio más perverso OTRAS ALTERNATIVAS

Estamos en un planeta donde se escucha ruidosamente su final. Unos mas que otros coinciden que su destrucción esta muy próxima.

Científicos dicen que el final de la tierra será en el año 2012. Un reciente informe (un dossier de 145 páginas) realizado para la NASA y para la Agencia Espacial Europea a través de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, corrobora algunas de las apocalípticas predicciones para el año 2012. El informe dice que se espera para el 2012 una tormenta solar que podría acabar con todos los sistemas vivos en la Tierra.

También están las predicciones Mayas, según las cuales, la fecha fatal es el 21 de diciembre de 2012, fecha en la cual nuestro planeta será "rozado" por otro llamado Hercólubus, que se dirige hacia la tierra a gran velocidad; pero no habrá colisión sino un gran daño debido a la gran atracción que ejercerá sobre la Tierra.

Mientras, los seres humanos aceleramos nuestra propia destrucción con más vehículos, más talas de bosques, más destrucción de ecosistemas, mayor contaminación de mares, del aire y de todas las aguas dulces.

El cambio climático es, en parte, causa de todo lo expuesto. Además, el hombre en la tierra sigue creando nuevas formas de destrucción, con más tecnología, una tecnología equivocada que nos está destruyendo paso a paso.

En 1952, el ejército del aire británico y científicos occidentales trabajaron en la Operación Cúmulus. Operación que según un comunicado de la BBC de agosto de 2001, consistía en un proyecto para provocar la lluvia. Esto supuso la muerte de treinta y cinco personas en las inundaciones de Devon. Documentos desclasificados demuestran que en 1953, el ejército británico y sus aliados realizaron experimentos con medios artificiales para producir más lluvia y nieve con la esperanza de paralizar los movimientos del enemigo.

Entre 1955 y 1956, la Fuerza Aérea norteamericana formó parte del Proyecto 119-L, mediante una investigación meteorológica a escala mundial. En el marco de este proyecto quedo demostrada la capacidad de la Fuerza Aérea de Estados Unidos para crear "agujeros nubosos" ya en los años 50 y 60 mediante la utilización del producto químico carbón negro y más tarde empleando yoduro de plata.

A principios de 1967 se lanzó la Operación Popeye. El 54° escuadrón de reconocimiento climático despegó, según palabras de un oficial del ejército, para "propagar el lodo y no la guerra". El ejército sembró las nubes encima de la pista Ho Chi Minh con el fin de crear inundaciones y cortar las vías de aprovisionamiento de los norvietnamitas. La Operación Popeye estaba dirigida por miembros del laboratorio encargado del proyecto 119-L.

En 1971 se descubrió la operación, abriéndose la vía para una investigación del Congreso norteamericano sobre las prácticas concernientes a otros programas secretos de manipulación climática con fines militares.

Como aumentaba la cólera popular, el senador Clayborn Pell redactó en 1975 un editorial en el Providence Journal Bulletin, titulado "Estados Unidos y otras potencias mundiales deberían proscribir toda manipulación climática con fines bélicos y ofensivos".

Entre 1977 y 1981 se llevó a cabo en Suiza una experiencia sobre el granizo denominada Grossversuch IV. Formaron parte de la experiencia grupos de investigación desplazados desde Francia, Italia y Suiza con el fin de probar el método soviético de supresión del granizo. Entretanto, desde 1987 hasta 1993, en Dakota, Estados Unidos, se llevó a cabo un programa de intervención sobre las nubes.

En Europa, en los años 2000 y 2001, se han visto anomalías climáticas como nunca antes; una tempestad de nieve caía sobre Grecia mientras que el resto de Europa, sobre todo Alemania y Francia, estaba inundada bajo centímetros de agua de lluvia. Algo totalmente fuera de lo normal.

Ya en 1976, informaciones didácticas de una publicación científica mostraban cómo aumentar las precipitaciones, crear nubes tipo cirros y disipar la niebla y las nubes bajas. Había, sin embargo, "riesgos y limitaciones", en particular los que implicaba la "creación de partículas microscópicas" que representan un peligro para la salud de los seres vivos cuando caen en la atmósfera.

En 1997, el Wall Street Journal hizo pública la firma por parte del gobierno de Malasia de un contrato con una empresa de capital ruso con el fin de crear ciclones para enviar la polución hacia el mar. Esta empresa contaría con la tecnología necesaria para manipular el clima de manera muy precisa y, desde antes de esa fecha, estaría prestando sus servicios de modificación climática con distintos fines en diversas partes del mundo. Esta empresa no sería la única.

Quizás a algunos no les suenen estas siglas, pero pertenecen a un misterioso proyecto de la Fuerza Aérea norteamericana cuyas siglas HAARP, High Frequency Advanced Auroral Research Project. Traducido al español sería, Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia.

En unas instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska, se está desarrollando un proyecto que consiste en un conjunto de 180 antenas que puede emitir una potencia de 1 GW, es decir, 1.000.000.000 de watts en ondas de radio de alta frecuencia que penetran en la atmósfera inferior e interactúan con la corriente de los electrojets aureales.

En este sentido debemos reseñar que la tierra se encuentra envuelta y protegida por la atmósfera. La troposfera se extiende desde la superficie terrestre hasta unos 16 Km. de altura. La estratosfera, con su capa de ozono, se sitúa entre los 16 y 48 Km. de altura. Más allá de los 48 Km. tenemos la ionosfera que llega hasta los 350 Km. de altura. Los cinturones de Van Allen se sitúan a distancias superiores y tienden a captar las partículas energéticas que tratan de irrumpir en la tierra desde el espacio exterior.

En este sentido el proyecto HAARP es uno de tantos que lleva a cabo la Marina y la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Otros proyectos militares implicaban o han implicado el estudio de la ionosfera, la alta atmósfera y el uso de satélites espaciales con fines más o menos singulares, vendiéndose su utilización con fines, principalmente, no bélicos. Estos son algunos de esos proyectos:

Proyecto Starfish (1962) Se trataba de realizar experimentos en la ionosfera para alterar las formas y la intensidad de los cinturones de Van Allen.
S. P. S., Proyecto de Satélites de Energía Solar (1968). Proyecto por el cual se quería generar una constelación de satélites geoestacionarios capaz de interceptar la radiación solar y transmitirla en rayos concentrados de microondas a la tierra para su uso posterior.

S. P. S., Implicaciones militares del Proyecto de Satélites de Energía Solar (1978). El proyecto SPS se rehizo para adaptarlo a fines militares. La constelación de satélites podría usar y concentrar la radiación solar para ser usada como un rayo capaz de destruir misiles u objetos enemigos y alterar las comunicaciones que utilizan la ionosfera como pantalla reflectora.
Y más experimentos donde la alteración local de la capa de la alta atmósfera, combinada con la existencia de multitud de satélites ha sido el objeto fundamental de los experimentos. Todos ellos vendidos al gran público como proyectos para realizar estudios, comprender, mejorar nuestro conocimiento de la física de la alta atmósfera. Incluso, han aparecido mensajes de la administración donde se hablaba de incrementar el nivel de ozono estratosférico y realizar estudios del impacto del cambio climático en nuestro mundo.

Por lo tanto, HAARP es uno más de estos proyectos militares llevados a cabo por la Defensa norteamericana.
Los pulsos emitidos artificialmente estimulan a la ionosfera creando ondas que pueden recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior y penetran dentro de la tierra para encontrar depósitos de misiles, túneles subterráneos, o comunicarse con submarinos sumergidos, entre muchas otras aplicaciones.

¿Qué es el Electrojet?

Existe un campo de electricidad flotando sobre la Tierra llamado electrojet aureal, al depositar energía en el se cambia el medio, cambiando la corriente y generando ondas LF, de baja frecuencia y ondas VLF, de muy baja frecuencia. HAARP tiene la intención de acercar el electrojet aureal a la Tierra con el objetivo de aprovecharlo en una gran estación generadora.

HAARP envía haces de radiofrecuencia dentro de la ionosfera, los electrojet afectan al clima global, algunas veces durante una tormenta eléctrica llegan a tocar la Tierra, afectando a las comunicaciones por cables telefónicos y eléctricos, la interrupción de suministros eléctricos e incluso alteraciones en el estado físico y anímico del ser humano.

El proyecto HAARP actuaría como un gran calentador ionosférico, el más potente del mundo. En este sentido podría tratarse de la más sofisticada arma geofísica construida por el hombre.

¿Un proyecto con intención de manipular el mundo?
Hasta aquí se ha descrito la parte "oficial" de la cuestión, pero ¿por qué hay quienes creen que detrás del proyecto HAARP se oculta algo más?, ¿extraños experimentos de modificación del clima, de control de la mente y de producir incluso terremotos?

Ciertamente algo de base científica asoma en todo este asunto, HAARP con sus cientos de millones de vatios de potencia y antenas se puede considerar como un verdadero "calefactor" de la alta atmósfera, provocando una tremenda ionización que puede acarrear consecuencias imprevisibles, y que gracias a su efecto "espejo" podría dirigir sus efectos hacia cualquier zona del planeta. Estaríamos hablando de un nuevo tipo de arma, capaz de intensificar tormentas o prolongar sequías sobre territorio de un supuesto enemigo, y perjudicándolo sin que este ni siquiera se de cuenta.

El proyecto es tan controvertido como peligroso. Sus defensores aducen un sinfín de ventajas de carácter científico, geofísico y militar, pero sus detractores están convencidos de que podrían tener consecuencias catastróficas para nuestro planeta, desde arriesgadas modificaciones en la ionosfera, hasta la manipulación de la mente humana.

El científico Nick Begich junto a la periodista Jeanne Manning realizaron una profunda investigación sobre le tema fruto del cual vio la luz el libro "Angels don’t play this harp" (Los ángeles no tocan esta arpa), en el que ambos autores plantean inquietantes hipótesis, una de ellas es que el proyecto podría tener peores consecuencias que las pruebas nucleares

De acuerdo con la Dra. Rosalie Bertell, HAARP forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras.

"Se relaciona con cincuenta años de programas intensos y crecientemente destructivos para comprender y controlar la atmósfera superior. Sería precipitado no asociar HAARP con la construcción del laboratorio espacial que está siendo planeado separadamente por los Estados Unidos. HAARP es parte integral de una larga historia de investigación y desarrollo espacial de naturaleza militar deliberada. Las implicaciones militares de la combinación de estos proyectos son alarmantes… La capacidad de la combinación del proyecto HAARP con otros proyectos militares que se desarrollan al mismo tiempo para producir cantidades muy grandes de energía, comparable a una bomba atómica, en cualquier parte de la tierra por medio de haces de láser y partículas, es aterradora. El proyecto será probablemente presentado al público como un escudo espacial contra la entrada de armas al territorio nacional o, para los más ingenuos, como un sistema para reparar la capa de ozono".

Fuera de la manipulación climática, HAARP tiene una serie de otros usos relacionados: "Podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con ondas de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que pudiera tener efectos tectónicos".

Así pretenden manipular el clima

Por si fuera poco, a la posible manipulación de las mentes humanas y las modificaciones en la ionosfera habría que sumar nuevos efectos negativos. El propio creador del calentador ionosférico del proyecto HAARP, Bernard Eastlund, asegura que su invento podría, también, controlar el clima. Si el HAARP operase al ciento por ciento, podría crear anomalías climatológicas sobre ambos hemisferios terrestres, siguiendo la teoría de la resonancia tan empleada por el científico Nikola Tesla en sus inventos. Un cambio climatológico en un hemisferio desencadenaría otro cambio en el otro hemisferio. Una posibilidad que no se debe descartar, sobre todo a tenor de las opiniones de científicos de la Universidad de Stanford, que aseguran que el clima mundial podría ser controlado mediante la transmisión de señales de radio relativamente pequeñas a los cinturones de Van Allen. Por resonancia, pequeñas señales activadoras pueden controlar energías enormes.

La evidencia científica reciente sugiere que el HAARP está en funcionamiento y que tiene la capacidad potencial de desencadenar inundaciones, sequías, huracanes y terremotos. Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva. Potencialmente, constituye un instrumento de conquista capaz de desestabilizar selectivamente los sistemas agrícolas y ecológicos de regiones enteras.

El HAARP, es un calentador de la ionosfera, y actúa sobre ella como la antena más poderosa que jamás haya existido. Actúa con el recientemente descubierto electro chorro, el cual se forma en los polos norte y sur del planeta, y se aprecia su efecto atmosférico con el fenómeno conocido como aurora boreal. Fue una idea original de Tesla, quien a principios de siglo desarrolló la propuesta de comunicar al mundo a través de la atmósfera como un canal de comunicación global.
Realmente, el HAARP es más que una simple antena, teóricamente se prevé la posibilidad de desviar las corrientes a chorro de la alta atmósfera hacia donde se tenga interés, trabaja con ondas de alta y baja frecuencia, y la consideran algunas personas como un peligro para la existencia de la humanidad, debido al uso potencial como arma de guerra climatológica.

Existen varios calentadores atmosféricos. Unos Naturales como el volcán Mayon en Filipinas y otros artificiales, de los cuales se destacan el ubicado en las instalaciones del SETI, proyecto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre de los Estados Unidos, con su gran antena ubicada en Arecibo, Puerto Rico y otro en Noruega de menores dimensiones denominado EISCAT, el cual efectúa las mismas funciones experimentales del HAARP.

Ya en la década de los años cincuenta, los norteamericanos iniciaron un proyecto denominado Arco, el cual consistió en bombardear los llamados Cinturones de Van Halen con armas nucleares, con el fin de medir y estudiar los efectos producidos, y crear auroras boreales artificiales, teniendo como consecuencia, que la protección del planeta frente a las radiaciones solares quedaron abiertas, y en la isla de Hawai, se presentó el fenómeno de una aurora boreal, y perdieron todo el sistema eléctrico. La apertura producida en los cinturones de van Halen duró casi todo un día.

El Parlamento Europeo, la Duma rusa y científicos, médicos y defensores del medio ambiente de todo el mundo están unidos en la misma preocupación: el HAARP, “Programa de Investigación Aurora Activa de Alta Frecuencia”. Este proyecto estadounidense oficialmente investiga la ionosfera, pero sus responsables directos son la Marina y la Fuerza Aérea norteamericanas, lo cual hace suponer que los objetivos son militares. Sus posibles utilizaciones van desde alterar el clima a interrumpir todas las comunicaciones. La milicia alega que algunos de sus propósitos son: Reemplazar viejos proyectos de investigación atmosférica, mejorar las comunicaciones con submarinos, bloquear comunicaciones del enemigo y realizar tomografías precisas de penetración de la tierra para detectar armas nucleares y minerales a varios kilómetros de profundidad.

El Departamento de la Defensa de Estados Unidos ha afirmado abiertamente que uno de sus grandes intereses en HAARP, es su capacidad de controlar procesos ionosféricos. Su transmisor puede emitir poderosas cargas electromagnéticas hacia la ionosfera que causan que se caliente y se haga un agujero no menor de 50 Km. de diámetro en ésta.

La ionosfera es la capa del planeta eléctricamente cargada que nos protege de radiaciones cósmicas y de los varios tipos de radiación solar como los rayos ultravioleta, los rayos X y los gamma, que son nocivos para la salud.

La intención del Departamento de la Defensa de Estados Unidos es perturbar la ionosfera para estudiar como ésta responde y cómo se recupera. El Dr. Richard Williams de la Sociedad Americana de Física califica esto como “un acto irresponsable de vandalismo global”. Tales experimentos causan efecto tras efecto en todo el planeta.

Existen otras alarmantes capacidades de éste y de otros calentadores ionosféricos descritas en separados documentos federales según dicen los científicos Begich y Manning.

La modificación del clima con propósitos militares ha sido contemplada con anterioridad. Begich encontró una patente de la ARCO Power Technologies Inc., constructores de HAARP, que dice que “la modificación del clima es posible... alterando los patrones de vientos de la alta atmósfera...”.

Gordon J. F. MacDonald, ex-director del Instituto de Geofísica y Física Planetaria de la Universidad de California, escribió en su libro “Unless Peace Comes” sobre el uso de ésta tecnología para la manipulación del clima, descongelación de glaciares, control del oleaje de los océanos y la interferencia de las ondas cerebrales.


El clima como arma de guerra

Las investigaciones relacionadas con este proyecto existen desde los años 60, pero es ahora cuando se han retomado, reunido y dotado de fondos. Desde España el científico y portavoz de Ecologistas en Acción para temas nucleares, Paco Castro, afirma que "el Programa HAARP, junto con otros programas de armamento, constituyen un proyecto coordinado que aparece con la Administración Bush. Están encaminados a mejorar y modernizar la industria de armamento estadounidense e introducen elementos desconocidos hasta el momento, como el disparo de radiación electromagnética".

¿El clima a sus pies?

En Alaska, rodeada de bosques y altivas montañas nevadas, se ubica la base de trabajo del HAARP. Un conjunto de antenas emisoras de ondas y un transmisor de potencia se encargan de enviar ondas de alta y baja frecuencia a la ionosfera. Esta capa de la atmósfera actúa como un espejo, devolviéndolas a la superficie terrestre, convertidas en las ondas más bajas del espectro electromagnético. Con este sistema se pueden emitir comunicaciones más allá del horizonte sin necesidad de recurrir a los satélites, mejorar las comunicaciones con los submarinos - ya que las ondas de baja frecuencia se transmiten fácilmente en el agua-, hacer prospecciones petrolíferas o de yacimientos minerales, o detectar aviones o misiles que vuelen bajo. Todo es cierto y corresponde a la versión oficial estadounidense, que afirma que no hay nada más detrás, pero las mentes científicas y políticas apuntan otros posibles usos tras este programa.

Sin ir más lejos, todas estas capacidades utilizadas como arma defensiva podrían aniquilar todas las comunicaciones, enemigas y propias. Ofensivamente inclinarían la balanza a la hora de invadir un país, tras conocer que tiene pozos petrolíferos o minerales aún sin explotar. Pero, sin duda, la conclusión más alarmante de los científicos es que este sistema puede alterar el clima, y si ello consigue hacerse controladamente, utilizar estas alteraciones como un arma. De esta manera, pueden producirse tormentas, sequías o huracanes para arruinar un país.

Para explicar el funcionamiento de los calentadores ionosféricos que utiliza el Programa HAARP, se los puede comparar con un gran horno microondas: al disparar a zonas bajas se produciría un calentamiento de la baja atmósfera, sería un calentamiento local y haría que el agua contenida en todos los seres vivos que estuviesen expuestos, se calentara y les produjera la muerte. Un calentamiento en la alta atmósfera es impredecible, porque estaría provocando desde una alteración local del clima hasta alterar las propiedades de 'filtro' que tiene la atmósfera. Con ello, los rayos cósmicos que vienen del espacio dejarían de filtrarse en la ionosfera, y harían llegar su radiación a la superficie de la tierra.

Para muchos científicos, las pruebas del HAARP serían responsables del cambio climático denominado “El Niño”, los aerolitos o incluso la ola de calor que, en julio de 1994, hizo subir la temperatura en Melilla, España, de 20 a 40 grados centígrados en cinco minutos.

Aunque no hay pruebas, sí es evidente que alterar el equilibrio de la atmósfera, actuando directamente sobre ella, traerá consecuencias impredecibles. Los opositores de HAARP comparan la capacidad ofensiva de este calentador ionosférico con una “Caja de Pandora” la cual una vez que se abra no podrá cerrarse.

Alteraciones mentales

Si resulta escalofriante y casi de ciencia ficción imaginar que el Gobierno norteamericano se prepara para dominar el clima a su antojo, más estremecedor es constatar un dato evidente: el efecto que una emisión de ondas de baja frecuencia tiene en el cerebro de todas las especies del planeta.

Un documento de la Cruz Roja Internacional advierte de los efectos negativos de la energía radiada e indica las bandas de frecuencia que los produciría. Éstas se corresponden con las que puede transmitir el HAARP. Casualmente Estados Unidos afirma que uno de los usos del Programa es localizar yacimientos minerales bajo tierra y para eso la frecuencia necesaria es la misma que produce trastornos en la mente humana, que van desde la desorientación, al despertar de capacidades paranormales.

Para hacernos una idea de la influencia de las ondas en la mente humana debemos remontarnos a los estudios que el profesor Schumann hizo en los años 50, que constataban que hay un efecto de resonancia entre la tierra, el aire y la ionosfera, cuyas ondas vibran en la misma frecuencia que las ondas cerebrales humanas y de todos los mamíferos.

Estas llamadas Ondas Schumann son fundamentales para la vida y cuando faltan producen graves problemas de salud, como les sucedía a los astronautas antes de que instalaran generadores artificiales de estas ondas en las naves. Sin estas ondas se producen dolores de cabeza, migrañas, desvaríos, se desajustan los ritmos cardiacos. La alteración de estas ondas produce efectos más graves: en los animales uno de los efectos inmediatos sería la alteración de las rutas de migración de aves y peces, al influir sobre los campos de energía en los que ellos basan sus rutas.

La preocupación generada por este programa militar está calando más allá de los ámbitos científico y medioambiental. El HAARP tiene la capacidad de "dañar la mente de poblaciones enteras, utilizando ondas de muy baja frecuencia", según la Duma rusa.

La eurodiputada sueca Maj Britt Theorin ha liderado en la Unión Europea un sector que consiguió que en 1998 la Comunidad estudiase el programa. El resultado se publicó al año siguiente y afirmaba que "pese a los convenios existentes, la investigación militar sigue basándose en la manipulación medioambiental como arma". Se había pedido reiteradamente que Estados Unidos enviase a alguien para explicar el programa pero nunca acudió nadie. Tres años después, la Duma rusa señalaba que resulta sorprendente que tras estas conclusiones la UE no volviera a ahondar en el tema y que las informaciones no se filtraran a la prensa.

Esto tiene que ver con el hecho de que se buscan noticias espectaculares, y con que somos presos de lo que es de actualidad. También pudiera ser que exista autocensura u otra censura peor.

De ser ciertas todas estas informaciones, el futuro del mundo se presenta con una única potencia que domina los sistemas de comunicación, el clima y las mentes humanas; capaz de generar una guerra para hacerse con recursos mineros ocultos y sin miramientos a la hora de engañar a los ciudadanos del mundo sobre sus verdaderas intenciones.

Los gobiernos gastan miles de millones de dólares en la búsqueda de tecnologías que podrían utilizarse para el bien de la humanidad. Sin embargo, el factor de "destrucción masiva" es el predominante. Según el gnosticismo universal, la ciencia utilizada para esclavizar a la humanidad debe ser lo que la Biblia llama "El Anticristo". El anticristo no es nada más que nuestra ciencia humana moderna, tan vil y terrible.

Tecnología para fines militares

El proyecto HAARP, comenzó con el título de "experimento científico de la comunicación" y ahora está enmarcado en la característica de "Estrategia de Inteligencia Táctica y Guerra Electrónica". El objetivo sería estudiar la capa de la atmósfera conocida como Ionosfera. Hoy se sabe que Ionosfera es una capa de plasma (el cuarto estado de la materia y el más común de las sustancias que componen el universo conocido). Este estado es difícil de ser producido y controlado en un laboratorio.

La Ionosfera tiene la capacidad de permitir comunicaciones de largo alcance en frecuencias altas y bajas, utilizadas principalmente en sistemas militares y de vigilancia. El Sol tiene un efecto considerable sobre esta capa a través del "viento solar y la eyección de masa coronal. Las popularmente conocidas "tormentas solares" son capaces de provocar la aniquilación total de las comunicaciones en cualquier punto del planeta y por un lapso indeterminado de tiempo.

Otro fenómeno causado por la actividad solar es la "aurora boreal" que puede alcanzar el poder de millones de amperes.

Otros efectos pueden derivarse en los cambios en el clima y en los cambios en el comportamiento humano bajo la influencia del fuerte efecto de radiación electromagnética. Si algo o alguien pudiera controlar estos hechos, tendríamos un instrumento poderoso capaz de cambiar el clima en algunas regiones, eliminando el sistema de comunicaciones de un país y conduciendo a la población a través de impulsos electromagnéticos controlados.

Este tipo de equipo permite la emisión de ondas electromagnéticas de baja frecuencia y larga duración que pueden generar imágenes de las estructuras subterráneas, e incluso crear un sistema de comunicación subterránea que no se vea afectada por cualquier tipo de actividad superficial y así obtener parámetros geofísicos y realistas imágenes debajo de la superficie que permitirían cartografiar la conformación natural de la corteza terrestre y las estructuras artificiales construidas por el hombre. De esta manera, Estados Unidos habría desarrollado un arma capaz de destruir instalaciones subterráneas de gran profundidad.

También cabe la posibilidad de que este dispositivo pueda causar terremotos, puesto que el sonido es una frecuencia que cuando se dirige, con mayor potencia y en resonancia con una determinada estructura, puede causar la aniquilación total de esta estructura.

Teóricamente es posible producir terremotos a través de la expansión de las moléculas de agua desde el interior de las rocas. Nikola Tesla desarrolló un dispositivo similar, y se sorprendió por su potencia, por lo tanto trató de destruir y ocultar las notas que más tarde fueron confiscadas por el gobierno de Estados Unidos, quienes probablemente fueron responsables de su muerte.

Algunos creen que el caso de la explosión de Tunguska en 1908 fue el resultado de un ensayo realizado con el equipo de Tesla, llevando una carga electromagnética a través de la Ionosfera. El objetivo habría sido poner a prueba un sistema de comunicación de bajo costo.

Otro hecho interesante es que los efectos electromagnéticos están relacionados con el desarrollo de la Imantación hidrodinámica, muy estudiada por la Marina norteamericana y que ya se estaría utilizando como sistema de propulsión de los submarinos nucleares.

Recientemente, el Senado norteamericano aprobó un presupuesto de 140 millones de dólares para el programa de "guerra electrónica" del Comando de Operaciones Especiales, en el que se incluyen los escudos de misiles ASAT (Ejército táctico de lucha contra las tecnologías de satélite) y HAARP.

También en fecha reciente, el gobierno de los Estados Unidos presupuestó miles de millones de dólares para desarrollar nuevas armas, según un alto funcionario del Departamento de Defensa. Se trataría de un polémico escudo antimisiles, cuyo diseño y desarrollo cuesta 7.900 millones de dólares. Funcionarios del Departamento de Defensa explicaron que estas son las nuevas armas de alta energía láser y sistemas de microondas, algunas de ellas montadas en vehículos aéreos no tripulados.

El proyecto HAARP está bajo la coordinación de la Fuerza aérea y la Marina de los Estados Unidos a través de la Universidad de Alaska y del Laboratorio de Investigaciones Navales respectivamente.
Se puede pensar que el ser humano avanza, que cada vez progresamos más y que vivimos en un mundo cada vez mejor, pero la verdad es que es muy discutible. Esto se evidencia si observamos el siglo XX que ha pasado, en el cual hubieron innumerables avances tecnológicos que se han usado para destruir y matar.

Está claro que el avance científico no garantiza, ni mucho menos, el progreso humano. Hace falta algo más para que este tipo de programas no existan o que los conocimientos se usen para el bien común, y ese algo más está fuera de la ciencia. Está en la sociedad, en la política, en los principios éticos de las personas. 

Fuentes:
* Roberto Chola. Investigador* www.misionrahma.de/docs/Yadira_EU_2006/haarp
 
Enviado por otras alternativas a las 12:05 AM   


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