"LOS MATONES DE SALON"
Luis García Miró Elguera
La progresía ha saltado en defensa de su Alma Mater: la “Pontificia y Católica” universidad peruana, más conocida por sus enseñanzas agnósticas y su prédica anti católica, que por su apego a la doctrina que imparte El Vaticano. Aunque, eso sí, hay que reconocer que se trata del centro de divulgación par excellence de lo políticamente correcto; y, a la vez, de un conglomerado de intereses poderosos y de una cúpula ideológica muy cuestionable. Esta tétrica combinación ha conseguido que esa casa de estudios –“Católica y Pontificia”– haya mutado hacia el ateísmo, al influjo de aspiraciones más crematísticas que religiosas. En buena medida, esa metamorfosis la ha logrado gracias a la contumaz participación de lo que el periodista español, Pedro Cuartango, bien califica de “matones de salón”. Gente presta a amedrentar a todo aquel que disienta del círculo progre. En este caso, contra quienes intentan demostrar la desviación de “La Católica” de su dependencia de Roma y del legado de quien fuera su patriarca y mecenas local, José de la Riva Agüero y Osma.
Estos matones de salón –directivos de oenegé financiadas por la universidad “Pontificia y Católica”– se dedican a infundirle pánico a quienes discrepan del doble estándar progre; a quienes combaten la hipocresía de la izquierda elegante y vividora. Su estrategia estriba en crear padrones de buenos y malos; de probos y corruptos; de éticos e inmorales. Pero para ingresar al club de los buenos –parafraseando a Cuartango–, “hay que ser aceptado previamente por la secta, y luego acatar todas las necedades que piensan y dicen estos ´matones de salón´ con aires de suficiencia. Los adoradores de lo políticamente correcto ahogan a cualquier voz que cuestionara la banalidad dominante (…) Pero esta nueva raza –los ´matones de salón– es más agresiva y reviste muchos rasgos que la antigua Inquisición. Porque quiere llevar a la hoguera a quien no asuma en forma pública el catecismo pseudoprogre que predica. Es que los ´matones de salón´ se tragan cualquier cosa que encaje en sus prejuicios y beneficie a sus intereses. Todo vale para quien se siente depositario de la verdad y, por tanto, legitimado para destruir a cualquiera que se oponga a la causa que ellos han secuestrado para hacer caja. Estos ´matones de salón´ que llevan en sus genes la intolerancia serían verdaderamente peligrosos si tuvieran al menos una idea con la que cambiar al mundo. Pero su propia vacuidad intelectual funciona como un antídoto. Nada debemos temer de ellos porque sus lanzas son cañas, disparan con escopetas de juguete y sólo pueden meter miedo a los niños. Son sencillamente ridículos”.
Vemos a diario retratada esa imagen de matones de salón que exhiben los gonfaloneros de La Católica, en su desesperada guerra santa contra la Iglesia Católica para continuar usufructuando de esa Academia que, si bien opera bajo el título de “Pontificia y Católica”, su enseñanza está más orientada a formar profesionales agnósticos, cuando no ateos
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