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martes, 12 de febrero de 2013

Negacionismo podría atentar contra libertad de expresión

Negacionismo podría atentar contra libertad de expresión

Negacionismo podría atentar contra libertad de expresión

Hace unos meses, a punto de cumplirse veinte años de la captura de Abimael Guzmán y con el Movadef pidiendo su liberación en calles, plazas y embajadas de Lima y del extranjero, el Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de ley que buscaba castigar a las personas que negaran los delitos cometidos por terroristas. El proyecto de ley fue conocido por todos como la Ley del Negacionismo y entró rápidamente en el debate nacional.
La ley dice así: “será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años el que públicamente apruebe, justifique, niegue o minimice los delitos cometidos por integrantes de organizaciones terroristas”.
En el primer punto, la “Exposición de motivos”, el proyecto de ley manifiesta que, aunque el derecho a la libertad de expresión debe ser resguardado, este derecho no puede exceder los límites de otros derechos fundamentales necesarios para la convivencia y la estabilidad social. Es decir, no se puede permitir que, en base a un concepto de libertad de expresión laxo, se deje que ciertos grupos distorsionen la historia vejando a personas que se vieron afectadas por las acciones terroristas de las décadas pasadas. Y tampoco se debe permitir que ensalcen ese tipo de acciones de violencia que podrían repetirse en el futuro.
Los tres acápites siguientes son: “Límites entre el ejercicio del derecho a la libertad de expresión y la deformación dolosa de la verdad histórica”, “La “estructura típica del delito de negacionismo del terrorismo” y “El negacionismo de la violencia propia de las organizaciones terroristas como foco de riesgo para la tranquilidad pública”. En estos tres puntos se intenta aclarar que el proyecto de ley no implica un recorte a la libertad de expresión y que su promulgación es necesaria para no dejarle ningún resquicio a grupos terroristas como Sendero Luminoso o afines como el Movadef.
La Ley del Negacionismo consta de once páginas y puede leerse completa en el sitio web http://www.minjus.gob.pe/wp-content/uploads/2012/08/Proyecto-de-Ley-del-Negacionismo.pdf.
Reacciones.
Luego de conocerse el proyecto de ley, todo el mundo salió a declarar en los medios de comunicación, algunos a favor y otros en contra.
El ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, dijo: “La Ley es legítima. La libertad de expresión está garantizada en el marco del respeto al derecho de las personas. Negar que en el país hubo una agresión por parte de dos grupos subversivos no tiene nada que ver con este derecho.”
La vicepresidenta Marisol Espinoza tuvo declaraciones divergentes: “Vamos a discutir el proyecto de ley en la bancada de Gana Perú. Hay que analizarla en toda su amplitud. Podría ser un poco peligrosa.”
El ex ministro aprista Víctor García Toma criticó la ley porque consideró que podía ser perjudicial para la libertad de expresión y se podría llegar a caer en la represión. Además dijo que la ley era parcializada, porque sólo aludía a la violencia de Sendero y del MRTA, pero no mencionaba el terrorismo de Estado que surgió como respuesta al ataque de ambas agrupaciones subversivas. Tal vez olvidó que durante el primer mandato de Alan García se cometieron graves delitos de Estado como las masacres de Cayara y Accomarca y la matanza de los penales. Nadie es perfecto.
Por su parte, el presidente del Poder Judicial, César San Martín, dijo que la Corte Suprema haría una revisión cuidadosa del proyecto de ley para garantizar que no recortase las libertades de los ciudadanos. “Dada su importancia, ya estoy trabajando con un grupo de expertos para determinar si una ley como esta es proporcional. La pregunta que uno debe hacerse desde la política penal es si esta ley es necesaria, si la criminalización de conductas especialmente aberrantes que lesionan el sentimiento colectivo debe ser enjuiciada por el derecho penal.”
El procurador Julio Galindo se mostró de acuerdo con el proyecto de ley. “Abimael Guzmán comete delito continuado, es decir nunca dejó de mandar. Es el líder máximo de Sendero y sigue dirigiendo desde la cárcel”. Respecto al peligro que correría la libertad de expresión, dijo: “El proyecto es para gente ligada al terrorismo, no está dirigido contra periodistas u otras personas, sino contra gente vinculada a este grupo criminal.”
Periodistas veteranos como César Hildebrandt se sumaron al debate. “Yo no estoy de acuerdo con ninguna ley en torno a ningún negacionismo porque el derecho a emitir una opinión es un derecho inalienable. Me parece un atentado a la libertad de expresión”, acotó. También se refirió al Movadef. “Yo sí creo que el Movadef es un seudónimo de Sendero Luminoso y que hay que tratarlo como tal, pero eso no significa reprimirlos, sino cuidarnos. Fue un error no darles el pase respectivo para que se inscribieran ante el JNE, porque es mejor tenerlos en el redil de la formalidad que tenerlos como quiere Alfredo Crespo: perseguidos, despreciados por la democracia formal que es tan chiquita que ellos no caben.”
El presidente Ollanta Humala no se mantuvo al margen. “Es necesario revisar la legislación para cerrar el paso a los terroristas. Este año saldrán terroristas no arrepentidos en libertad y tenemos más terroristas no arrepentidos infiltrados en organizaciones que pretenden ser interlocutores válidos. Hay que enfrentar al terrorismo en las zonas de emergencia, pero también al brazo político, a quienes seguro veremos muy activos en las próximas elecciones”.

Señora ley
Actualmente el proyecto de ley se encuentra listo para ser debatido en el Congreso luego de ser aprobado por las comisiones de Constitución y Justicia. El presidente del Congreso, Víctor Isla, anunció que se convocará a una legislatura extraordinaria para debatir la Ley del Negacionismo y otros temas sin esperar el receso parlamentario de marzo. Esta legislatura extraordinaria iniciaría sus sesiones de trabajo los primeros días de febrero, según Isla.
¿El Congreso aprobará la Ley? Las opiniones al interior del hemiciclo están divididas, más por conveniencias que por convicciones. Es popular sacar una ley que, en teoría, busque frenar el probable renacimiento del senderismo a través del Movadef. Pero, como algunos han recordado, ya existe una ley que debería controlar estos arrestos senderistoides: la Ley de Apología al Terrorismo.
Es cierto que puede resultar grotesco ver pedir la libertad de Abimael Guzmán a chicos que ni siquiera habían nacido cuando se le capturó y que jamás tuvieron que comprar velas por paquetes para los apagones ni escucharon detonar coches bombas a pocas cuadras de su casa, ni mucho menos tuvieron que soportar las matanzas que Sendero perpetraba en la sierra y en la selva en esos años en que el terror mantenía en zozobra al país entero.
Es cierto que para los peruanos que sufrieron esos años puede resultar, además de grotesco, desesperante escuchar decir a esos muchachos que eso que pasó en el Perú no fue terrorismo sino guerra popular, lucha armada a favor de los pobres. Porque buena parte de la gente que Sendero mató fue precisamente de las zonas más pobres del país.
Pero por tratar de detener a unos cuantos muchachos confundidos se puede terminar recortando las libertades de muchos, de todos. Lo que acá se está poniendo en juego es algo demasiado grande: la libertad de expresión y la libertad de las personas en sí misma. No sólo se pretende callar a la gente, sino mandarla a la cárcel si dice o deja de decir tal o cual cosa.
¿Y quién va a ser el tremendo juez de esa tremenda corte que decida en qué momento preciso se cruce la línea en que una persona pase a “aprobar, justificar, negar o minimizar” los delitos cometidos por los terroristas? ¿Cae en el delito de negacionismo una persona que afirma que la violencia terrorista causó 25 mil muertos y no los 70 mil que determinó la CVR? ¿Quién mató en tal o cual atentado en pueblitos alejados del país? ¿Sendero? ¿El MRTA? ¿El Ejército? ¿La Policía? ¿Los comités de autodefensa? ¿Y a cuántos se mató exactamente, si todavía quedan fosas por desenterrar? ¿Quién posee la verdad de esta historia sangrienta? ¿Cuál es la verdad verdadera?
En las once páginas del proyecto de ley se intenta decir, de principio a fin, de muchas maneras, usando la retórica de los abogados y los políticos, que la ley no recortará las libertades de las personas y que sólo se empleará contra aquellos que… sí, exactamente… “aprueben, justifiquen, nieguen o minimicen” los delitos terroristas. Pero esto es todo y nada.
El acápite final del proyecto de ley dice: “(…) La libertad de expresión o de opinión no puede verse afectada con una figura delictiva como la propuesta en la medida en que, al no ser un derecho absoluto, encuentra límites innegables en las esferas jurídicas ajenas, tanto individuales como colectivas, como es, en el presente caso, la paz pública conformada por las condiciones mínimas de estabilidad que aseguren la convivencia social pacífica.”
Sí, la libertad de expresión tiene límites, incluso para los periodistas. Eso puede decirlo Magaly Medina, que pasó una temporada en la prevención del penal de Santa Mónica por decir que Paolo Guerrero había salido a la calle a la una de la mañana cuando sólo era las ocho de la noche.
Pero ¿quién puede determinar en qué casos se ponen en riesgo “las condiciones mínimas de estabilidad que aseguren la convivencia social pacífica”? Si alguien coge un arma y dispara contra alguien, seguro que sí. Si alguien hace estallar un coche bomba en medio de la calle, también. ¿Pero en el caso de las ideas, escritas, habladas o gritadas en las plazas? ¿Está poniendo en riesgo la paz pública alguien que trata de esparcir sus ideas, así sean repulsivas, absurdas o equivocadas? ¿Es correcto mandar a la cárcel a alguien sólo por su manera de pensar o por manejar una versión distorsionada de la historia? Ese es el problema.

SIETE les hizo dos preguntas a tres especialistas en el tema.
  1. ¿El Movadef representa un peligro real para el Perú?
  2. ¿Qué opina de la Ley del Negacionismo?
Gustavo Gorriti (periodista).
  1. No. El Movadef es producto de la derrota de Sendero y del encarcelamiento de su líder. Ello produce un cambio inesperado y transformativo en la ideología de Abimael Guzmán, que es la renuncia a la lucha armada –algo previamente inconcebible- luego del reconocimiento de su derrota. Con Guzmán casi octogenario, con gran parte de los líderes senderistas presos por más de quince años, con el reconocimiento de la derrota y el abandono de la lucha armada, queda muy poco en común entre este Sendero y el que se preparó por años para el inicio de la insurrección en 1980.
  2. Es una mala copia de la ley del negacionismo respecto del Holocausto en la Segunda Guerra Mundial. En el Perú no se ha empezado siquiera a discutir en forma clara, informada y documentada sobre la guerra interna que sufrió el país. El esfuerzo de la CVR fue atacado a priori por gente como (Rafael) Rey y (José Luis) Barba, interesados en mantener la ignorancia histórica como versión oficial. Hay mucho todavía por conocer. Para saber hay que investigar, aclarar y cernir los hechos; cotejar y discutir las interpretaciones y el uso de los términos. En estas circunstancias una ley de negacionismo no protegería la verdad histórica sino serviría como una venda para la investigación y una mordaza para el debate.
Andrés Gómez de la Torre (especialista en inteligencia).
  1. El Movadef es un peligro potencial si no se toman las medidas en todos los campos o dominios de la actividad nacional y si no se tiene la voluntad política de calibrar y evaluar la dimensión de este grupo y de asegurar una capacidad de respuesta adecuada.
  2. Si bien todo instrumento normativo resulta en teoría una buena herramienta para combatir el terrorismo, hay escasa funcionalidad, a modo de precedente, con el tipo penal de apología al terrorismo. En el Perú no es el meollo del problema una norma jurídica en sí, más bien es su aplicación y real funcionalidad.
General EP (r) Wilson Barrantes Mendoza.
  1. El Movadef reivindica el marxismo leninismo maoísmo pensamiento Gonzalo, pero no representa una amenaza para el Estado peruano, aunque sí para los partidos políticos. El Estado debe considerarlos un riesgo en el terreno político, pero quedan descartadas las posibilidades de acciones armadas, ya que no están dadas las condiciones objetivas y subjetivas para repetir la lucha armada que se inició en 1980.
  2.  La Ley del Negacionismo es una ley importada de Alemania, pero si en ese país tuvo eco es porque hubo consenso al reconocer las crueldades del Holocausto. Es absurdo pensar que esta ley tendría éxito para frenar el crecimiento del Movadef, es decir de Sendero Luminoso. Es un error creer que con una ley se pueden frenar los fenómenos políticos sociales, pues deben ser frenados con acciones políticas. En su artículo 2, inciso 4, la Constitución garantiza la libertad de información, opinión y expresión de todos los ciudadanos. La Ley del Negacionismo es una violación del ordenamiento constitucional vigente.
Por: Cristian Velasco

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