(Editorial) Seguridad jurídica e inversiones
Hay que tener mucho cuidado de pedir una revisión genérica de todo, pues de por medio está el respaldo y la legitimidad del Estado…
Es una excelente noticia que el ministro de Transportes y Comunicaciones, Carlos Paredes, haya subrayado –como lo hizo antes el presidente Ollanta Humala en la campaña y en sus discursos ante el país y la comunidad internacional–que el Gobierno respetará los contratos de concesiones en infraestructura suscritos en los últimos años.
Con esto se debe poner fin a una serie de rumores, promovidos por algunos personajes del mismo entorno gubernamental, que aludían a la revisión unilateral de los contratos recientes, pues supuestamente habrían sido objeto de actos de corrupción.
No se puede caer en extremismos ni generalizaciones. Si hay indicios de corrupción u otras irregularidades, pues debe hacerse la denuncia respectiva para que sea investigada y sancionada por los organismos competentes; y si hay que revisar algo pues debe hacerse a través del diálogo y el acuerdo entre las partes.
Mientras tanto, hay que tener mucho cuidado de pedir una revisión genérica de todo, pues de por medio está el respaldo y la legitimidad del Estado, que está por encima de los gobiernos. Recordemos que el respeto a la palabra empeñada, y más aun a los contratos, suscritos bajo determinadas reglas de juego fijadas por el Estado, constituyen la base fundamental de la seguridad jurídica. Esta, a su vez, es garantía de credibilidad y confianza en un país, no solo por la comunidad internacional, sino también por los inversionistas a la hora de decidir dónde colocar sus capitales.
Según ha dicho el ministro Paredes, en los próximos cinco años se invertirán S/.30.000 millones en infraestructura vial, básica para impulsar la conectividad, el dinamismo económico y la integración del país, y de este monto una tercera parte provendrá de concesiones.
De allí que en momentos en que la crisis internacional arrecia de modo preocupante, no podemos dar señales confusas, sino todo lo contrario: reafirmar un clima de estabilidad política, económica social y jurídica.
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