¿Por qué se originó la crisis financiera?
JORGE BASADRE AYULO Maestro y Doctor en Derecho
Resaltemos el antecedente del decrecimiento económico mundial. Los países importantes compulsaron con nefasta profecía la catástrofe que se avecinaba. Después, apareció una corta calma. La amenaza de la depresión había sido arreglada parcialmente mediante programas de reactivación, especialmente en Estados Unidos y China. Pero ello fue efímero. A continuación, cada país abandonó el juego mundial para retirarse al campo nacional. El factor económico es como una pelota que es disparada de arco a arco. Entonces Europa y Estados Unidos abrazaron la idea de la austeridad. Sin embargo, hoy vivimos bajo la amenaza del regreso a una recesión agravada por esos programas de austeridad no cumplidos.
Aquí llegamos al segundo periodo: la crisis de Estados Unidos. Allí está el origen de la gran hecatombe. Muchos economistas habían puesto en la línea de mira a Obama. Bajo la gestión directa de los republicanos, el presidente hizo oídos sordos y no apoyó el crecimiento. Es más grave el hecho: Obama tuvo que conceder a los republicanos un programa insípido de reducción del gasto público sin alza de impuestos. Hoy ha vuelto a lo mismo.
Constatamos que el problema central para los mercados ha pasado a ser la debilidad de las especulaciones de crecimiento en Estados Unidos. La política de los republicanos es particularmente peligrosa. Con George Bush, ellos estuvieron detrás de los déficits que dejó el fragor de la guerra contra Irak. Y no cesarán hasta que consigan que un presidente demócrata tome la política impopular de reducir esos déficits.
Aunque no olvidemos que dependemos de los otros dos postulados, el tercer frente, el europeo, resulta peligroso. Pese a los anuncios de la cumbre Sarkozy-Merkel, en lo fundamental, no hemos avanzado nada. Por supuesto, Alemania ha tenido que aceptar la idea de establecer una zona euro más integrada y sigue oponiéndose a la mutualización europea de las deudas, que sería el arma absoluta para retroceder la especulación y obligar a los adversarios del euro a admitir que la devaluación de la moneda europea será uno de los elementos claves de la prosperidad de los 50 próximos años.
Estamos “al borde del abismo financiero”. El escenario sigue igual, los mercados conllevan una política crítica que demoran en responder. No habrá sino que observar, con interés e ironía, la evolución de los franceses, al que los acontecimientos están volviendo cada vez más europeístas y que se ha visto obligada a esbozar un sistema para Europa antes del euro. Era una Europa integrada y fuerte. El único camino de Europa ahora es abogar por una reacción vigorosa y más homogénea de ésta. ¿Caerá Europa?
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