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viernes, 18 de noviembre de 2011


(Editorial) Firmeza presidencial frente a posturas de Antauro Humala

Es necesario que los voceros gubernamentales tengan clara la situación del prisionero Antauro y eviten hacerlo aparecer como víctima…
Jueves 17 de noviembre de 2011 - 07:00 am2 comentarios
El presidente Ollanta Humala ha dejado en claro que Antauro Humala –su hermano– es un reo sentenciado penalmente. Recordemos que fue hallado culpable de delitos como el secuestro y la toma de la comisaría de Andahuaylas, en un episodio que les costó la vida a cuatro policías que defendían el orden, la ley y el Estado de derecho. “Mi hermano no es un preso político, porque así lo ha decidido la justicia y hay que respetar los poderes del Estado”, dijo enfático.
En el Perú, reiteramos, no hay presos políticos ni de conciencia y, por tanto, Antauro Humala no lo es de ninguna manera. El propio prisionero y su defensa legal –encabezada por el patriarca de la familia, don Isaac Humala– quieren hacerlo aparecer así.
La persistente campaña del prisionero intenta confundir a la opinión pública nacional y extranjera, e incluye intolerables amenazas al gobierno de su hermano.
Antauro Humala, cabecilla del movimiento reservista etnocacerista, ha pretendido dejar entrever que maneja buena parte de los conflictos sociales que han escalado en las últimas semanas. Esto en entrevistas que las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) dicen desconocer, no haber autorizado y que tampoco saben cómo se habrían coordinado y realizado. Bueno sería empezar por revisar la lista de visitantes del sedicioso Antauro, a quiénes recibe con regularidad y si existe alguna conexión –como se traduce del dicho de Antauro– con las crisis desatadas en Andahuaylas y otros puntos de nuestro país.
El Gobierno tiene que ser el primero en hacer cumplir la ley, defender la legalidad y respetar la autonomía del resto de poderes. No solo porque es un mandato constitucional, sino también porque de ello depende alcanzar sus objetivos de crecimiento con inclusión social, dentro del orden, la legalidad y la paz.
En este contexto, el factor Antauro debe ser abordado con firmeza para evitar que siga intentando perturbar la gestión gubernamental de su hermano, el presidente, con sus soterradas amenazas sobre su capacidad de movilizar las masas, a su antojo, desde prisión.
Es necesario que los voceros gubernamentales tengan clara la situación del prisionero Antauro y eviten hacerlo aparecer como víctima o contraparte política. Tiene que ser tratado como lo que es: un preso común, sentenciado por graves delitos, al que no puede permitírsele amenazas contra la gobernabilidad y la institucionalidad democrática del Perú. Resulta inconveniente, por ello, que sectores afines al pensamiento Antauro mencionen una y otra vez la posibilidad de amnistiarlo o indultarlo. Esto crearía un ruido innecesario en el gobierno, lo cual crearía un precedente para casos similares de otros encausados por secuestro y homicidio.
La historia enseña que, frente a personajes radicales que se solazan en la amenaza y la confrontación seudoideológica y narcisista, no caben los titubeos ni las declaraciones tibias.
Las demandas sociales deben buscar sus cauces en el sistema democrático, y este ser capaz de atenderlas y resolverlas. Lo que no puede permitirse es que se usen como pretexto para agendas descarriadas y personalistas que lesionan el derecho de la mayoría y la tranquilidad del país.
    Carlos David (carlosdavid1964)
    Hay que frenar la demencia de Isaac Humala!
    17 de Noviembre del 2011 07:44 Reportar
    Dan te (dante1)
    En este caso Humala vs. Humala nosotros debemos estar del lado de la institucionalidad democrática y del Estado de Derecho.
    17 de Noviembre del 2011 09:10 Reportar

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