Sangre y Contragolpe
Las dolorosas bajas entre policías y militares confirman que el del VRAE es quizá el problema más grande de este gobierno. |
El humo comienza a disiparse en el gravísimo episodio del secuestro en la selva del Cusco. Pero, a pesar de que los 36 rehenes terminaron ilesos, las bajas entre policías y militares confirman que el del VRAE es quizá el problema más grande de este gobierno, incluso por encima de los chúcaros conflictos sociales.
El martes último, mientras un estimado de mil uniformados peinaban la selva de La Convención en busca de los terroristas que secuestraron a los trabajadores del consorcio de Camisea la madrugada del pasado lunes 9, una columna senderista al mando de Martín Quispe Palomino, ‘Gabriel’, el autor del plagio masivo, ofrecía una conferencia de prensa en una zona conocida como ‘Lagunas”, al sur del distrito de Echarate, muy cerca del lugar donde fueron liberados los rehenes en el Alto Postakiato, el sábado 14.
Rodeado de un grupo de periodistas, ‘Gabriel’ declaró que el secuestro de los 36 trabajadores respondía a “intereses de alcance político” y alegó que los liberaron “de manera voluntaria”. Relató orgulloso que, desde que se produjo el secuestro, atacaron tres veces a las fuerzas del orden. El primer atentado se produjo el jueves 12 cuando dispararon contra el helicóptero UH1H2 de la Policía, asesinando a la capitana PNP Nancy Flores Páucar, en Alto Lagunas.
Poco después se produjo otro ataque contra un helicóptero que transportaba a un grupo de policías de la Dinoes. Tres suboficiales PNP que descendían de una cuerda fueron blanco del fuego graneado. El subalterno Lánder Tamani falleció inmediatamente, mientras que César Vilca y Luis Astupilla, a quienes se creía desaparecidos, fueron posteriormente ejecutados por los terroristas.
El tercer ataque se produjo el sábado 14, cuando los senderistas emboscaron con minas antipersonales artesanales a un grupo de militares, matando a dos de ellos: los suboficiales técnicos de tercera del Ejército Juan Navarro Calle y Constantino Ramos Beteta.
Los periodistas que entrevistaron a ‘Gabriel’ lograron ubicar a un helicóptero abatido en un precipicio situado a unas 3 horas de ‘Lagunas’. Las versiones periodísticas indican que se trata de la misma nave UH1H2 de la Policía en la que viajaba la capitana PNP Nancy Flores, pero otras fuentes dicen que es otro helicóptero.
‘Gabriel’ culminó la rueda de prensa en medio de la selva y se marchó con su escolta armada. Se mueve con toda soltura en una zona cercada por militares y policías armados (ver Infografía).
El gobierno ha criticado que se le dé tribuna a un terrorista, pero el drama permanece ahí: cuatro policías y dos militares muertos; 10 heridos y un helicóptero derribado en menos de 2 semanas. Al cierre de esta edición no se había logrado capturar a ningún mando terrorista.
INFIERNO DE GUERRA
Fuentes al interior de la propia administración confirman que el desenlace tuvo muy poco de victoria militar. Las fuerzas del orden están acorraladas por un enemigo fantasma que las ataca cuando quiere, a pesar del auténtico heroísmo de sus efectivos.Los organismos de Inteligencia esperaban que, luego de la captura de ‘Artemio’, el senderismo que persiste en la lucha armada confundido con el narcotráfico diera un contragolpe para contrarrestar el triunfalismo del gobierno.
El misterio era el cómo y dónde de esa respuesta estratégica. Pero la sorpresa fue que llegara tan rápido.
Personal familiarizado con los hechos señala que el teatro de operaciones, plagado de minas antipersonales y trampas cazabobos, recordaba a la zona de Tiwinza convertida en zona de guerra durante el último conflicto con Ecuador. A ello se le añade una geografía endemoniada y las peores condiciones climáticas posibles.
El presupuesto para dilatadas operaciones de Inteligencia al estilo del Huallaga, como la que permitió la captura de Artemio luego de tejer una red de informantes pagados, no existe en el VRAE.
También es crítica la disponibilidad de helicópteros. El mínimo necesario estaría entre 18 y 20 y hay apenas 12.
En los últimos 3 años, los senderistas han asesinado a 90 militares en múltiples emboscadas. De ese número, el 20% corresponde a oficiales del Ejército y el resto a jóvenes.
Los terroristas, que en los últimos tiempos se focalizaban supuestamente en parajes de Junín y Ayacucho, demostraron una capacidad de movilización que no estaba en los cálculos del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
El Sendero del VRAE, comandado por los hermanos Quispe Palomino, ha crecido en número. Informes de inteligencia indican que ahora son 350 y operan en pequeñas guerrillas de 20 terroristas ubicadas en las tres regiones: Ayacucho, Junín y el Cusco. La estrategia de los senderistas ha variado. Ya no se enfrentan cara a cara con los soldados. Aguardan pacientemente el momento preciso para atacar los helicópteros o para disparar con francotiradores a los oficiales EP.
En ese contexto, ¿cómo se explica el secuestro masivo de Kepashiato? Un antecedente es el plagio de 71 trabajadores de la empresa argentina Techint del campamento Planta Satelital de Toccate, en La Mar, Ayacucho, en junio de 2003. En aquella oportunidad hubo negociación y trascendió que también hubo pago por la liberación de los rehenes. Si bien las versiones al respecto difieren, ¿por qué las cosas tendrían que haber sido diferentes ahora?
Los hermanos Quispe Palomino tienen en el narcotráfico su base logística y han logrado consolidar una red de apoyo social con los cocaleros en una ecuación de apoyo mutuo, advirtió el ex jefe del Ejército, el general EP (r) Otto Guibovich. No necesitaban US$ 10 millones. El secuestro de Kepashiato ocurre, por el contrario, a 2 meses de la captura de ‘Artemio’, y todo indica que tenía un móvil claro.
“Es una demostración de fuerza por parte de ‘José’”, sostiene el especialista de InfoRegión Rubén Vargas. “Es una demostración de que él controla el VRAE, de que se siente victorioso frente a los militares y que está en capacidad de poner en jaque al gobierno”.
Aquí se cuestiona no solamente el imperio del Estado sobre una parte del territorio nacional. También pone en evidencia el alcance de la influencia del narcotráfico y amenaza directamente la estabilidad de las inversiones, que es uno de los soportes que explica el despegue económico del país en los últimos años. El presidente Ollanta Humala tiene aquí un desafío formidable
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