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lunes, 7 de marzo de 2011

Combustible para volar



Combustible para volar

Parecía una gran incautación de kerosene destinado al narcotráfico. Pero cuando un peritaje encontró que por lo menos parte de lo incautado era combustible para las aeronaves del VRAE, surgió la inquietante perspectiva de un gravísimo delito: que ese combustible, destinado a la operación contrainsurgente y anti-narcóticos de los helicópteros, haya sido vendido para las pozas de maceración de pasta básica de cocaína.

Intervención en el grifo 'Moralitos' en Pichanaki el 17 de febrero.

Por Gustavo Gorriti.-
Fue una acción en la que no se esperaba sorpresas. Cerca de las 3 de la tarde del 17 de febrero pasado, un destacamento de 15 “sinchis” de la base de Mazamari intervino el grifo ‘Moralitos’ en Pichanaki. Ahí, encontraron 2 mil 260 galones del inequívocamente ilegal kerosene, cuya gran demanda zonal procede fundamentalmente de las pozas de maceración del narcotráfico.
Era una captura muy importante de insumos químicos necesarios para el narcotráfico. Si se hubiera trasvasado todo el contenido a cilindros de 55 galones, se hubiera necesitado 41 de ellos para cargar el combustible incautado.
El fiscal especializado anti drogas, Erwin Rojas, estuvo presente en la intervención, que fue reportada poco después por varios medios, sobre todo regionales, como la extraordinaria captura de insumos químicos que, en efecto, fue.
Pero hubo cosas raras desde el comienzo. El kerosene es por lo general rojizo y este era de un color levemente amarillento. De otro lado, el grifo ‘Moralitos’ está a menos de una cuadra de distancia de la comisaría de Pichanaki; y que se sepa, no había una epidemia de ceguera en esa comisaría.
De hecho, no. Porque poco después de iniciada la intervención, llegó la camioneta de la comisaría (la HC-2329) con varios policías a medio uniformar, uno de los cuales –según un parte de la intervención– se presentó como comisario de Pichanaki. Al enterarse de la presencia del fiscal, sin embargo, se retiraron del lugar con fluida rapidez.

¿kerosene o kirosina?
La acción antidrogas en Pichanaki fue, en realidad, resultado de una operación de inteligencia del Frente Policial VRAE, que recorrió en sentido opuesto el camino de los insumos químicos desde, casi literalmente, las pozas del VRAE a los centros de abastecimiento mayorista.
Todo indica, por eso, que el fiscal Rojas tenía entonces ya la suficiente información como para saber que se trataba de una importante operación que, antes que un fin en sí misma, era más bien el comienzo de otra quizá mayor.
Por eso, el fiscal Rojas incautó todo el combustible junto con dos computadoras y ordenó el cierre del grifo y el arresto del administrador, Hosni Lara; de su asistente, Santa Pardo; y del despachador, Jhon Hernández. La dueña, Rosmery Cahuana Vasco, no fue encontrada.
El combustible incautado fue puesto bajo custodia en la base policial de Mazamari. Ese mismo día, algunas de las fuentes de información de la Policía afirmaron que lo incautado no era kerosene doméstico sino “kirosina” o turbo, el combustible para helicóptero.
El fiscal Erwin Rojas tomó entonces –según ha podido conocer IDL-R (reporteros.pe) de fuentes con conocimiento de causa– la decisión de enviar muestras selladas y lacradas del combustible a por lo menos tres instancias técnicas diferentes, para determinar con el menor margen posible de error, si lo que había capturado era el simple kerosene; o si se trataba del turbo, la ‘kirosina’, el que debía servir para hacer volar en el VRAE los helicópteros destinados a combatir a Sendero y el narcotráfico, pero que también podía ser también combustible para el viaje de la coca a la cocaína en las pozas de maceración.
Investigaciones y silencios

En el mapa resaltados Satipo, Mazamari y Pichanaki.
En la Policía y las Fuerzas Armadas, todo aquel que tuvo información sobre el tema, se dio cuenta del significado y las consecuencias posibles de esa investigación. Otros datos de inteligencia indicaron que la cantidad de combustible traficado era todavía mayor: alrededor de cuatro mil galones.
Si eso resultara cierto, las conclusiones resultaban inevitables: las fuentes posibles de aprovisionamiento eran muy pocas. Aparte de la  improbable circunstancia de que el aprovisionamiento proviniera de una compañía civil, las fuentes más probables eran la Policía o la Fuerza Armada.
En Satipo, el Ejército tiene una estación de recarga de combustible. También tiene combustible la Policía en la base de Mazamari. Todo aquel que supo sobre el tema tuvo claro que la cantidad de combustible incautado no podía haber sido vendido por personal subalterno. Si se comprobaba que se trató de combustible para aeronaves, ello implicaba la existencia y el funcionamiento de una mafia traficante dentro de la institución afectada.
El que eso pudiera darse dentro de la zona de operaciones del VRAE agravaba considerablemente el asunto.
Por eso, mientras se tendía una cortina de silencio público en torno al caso, empezó una carrera febril de investigaciones paralelas.

Ministro de Defensa, Jaime Thorne, en cabina de aeronave (Foto: ANDINA).
El ministro de Defensa, Jaime Thorne, se enteró pronto de la incautación en Pichanaki.
“Mandé al día siguiente al Inspector del ministerio de Defensa [el general FAP (r) Jorge Kisic] para que investigue qué pasó”, dijo Thorne en entrevista telefónica con IDL-R el viernes 4 de marzo. “Todavía no he recibido resultados [del peritaje]. Estoy esperando el resultado”.
El ministro del Interior, Miguel Hidalgo, recibió la información aún antes que Thorne. “A mí me llegó [la información] e inmediatamente ordené que se la envíe a [el jefe de la Dirandro, general PNP Carlos] Morán, porque la unidad depende de él”, refirió Hidalgo a IDL-R en otra entrevista por teléfono el mismo día viernes”.
Ministro del Interior Miguel Hidalgo en Mazamari (Foto: Andina).
“He sido muy preciso en términos de que se haga la investigación”, sostuvo Hidalgo.
Mientras Kisic y Morán iniciaban la volátil investigación, altos oficiales del Ejército se abocaban a lo mismo. De acuerdo con fuentes bien informadas de esa institución, el jefe del Frente VRAE, general de división EP Víctor Montes, viajó a Satipo e inquirió en detalle sobre el tema con los encargados de administración y abastecimiento de combustible en esa ciudad. IDL-R tratará de precisar en los días siguientes en qué consistió y cuáles fueron los resultados de esa investigación.
General FAP (R) Jorge Kisic (Foto: Archivo La República).
A su vez, el inspector de Defensa, Jorge Kisic, viajó a la zona poco después de la incautación.
“Fui a Pichanaki con dos oficiales”, dijo Kisic a IDL-R, “Vi el grifo. Conversé con la gente…”.
Kisic sostiene que no hay sustancia en la acusación. “Este es un tema de celos entre la PNP y la FFAA en el VRAE”, dijo. “El general Montes fue, investigó y puso de cabeza al técnico a cargo de la estación de recarga en Satipo, donde hay un bladder… y dice que no hay indicio de que se trate de tráfico desde ese sitio”.
Si hubiera habido ese tráfico, argumenta Kisic, “eso tendría que haberse llevado con cisterna… y el EP no tiene control de cisternas [sic]” en la zona.
Sobre la presunta falta de colaboración de la Policía, Kisic indicó que en Mazamari “hay un coronel PNP Lúcar, con quien se entrevistó el capitán de navío Caballero [que trabaja en Inspectoría de Defensa con Kisic] y ayer Lúcar me dijo que no había resultados [sobre el peritaje al combustible]”.
El oficial que menciona Kisic es el coronel PNP Humberto Lúcar, jefe de la base sinchi de Mazamari.
Cabe la posibilidad de que Lúcar no conociera sobre el peritaje, pero éste fue entregado al ministro del Interior hace dos días. En forma paralela, según ha sabido esta publicación, fue remitido al fiscal Erwin Rojas, en Mazamari.
IDL-R consiguió una copia del peritaje, que publica aquí.
El documento está redactado y escrito con todo el cuidado posible por químicos que se percatan de lo explosivo que es el material que analizan.
Pero el peritaje, en medio de su cautela, es elocuente y revelador.
Hay signos de presencia de combustible Turbo en las muestras analizadas.
Quedan otros peritajes pendientes. Se hace necesario determinar los porcentajes de turbo y de kerosene, pero la presencia del combustible de aeronaves ha sido diagnosticada en el combustible incautado en Pichanaki.
Entre tanto, en Mazamari, el fiscal Erwin Rojas ha recibido la autorización del juez para extender una semana más las investigaciones. IDL-R supo a través de fuentes de los organismos de seguridad, que la investigación fiscal comprende ahora a los miembros del Ejército que manipularon el combustible desde el año pasado.
Este caso debe investigarse con energía y con total claridad. Sin imputar culpabilidades que no queden demostradas en la investigación. Pero ésta debe ser rápida y, además, en la medida que la ley lo permita, transparente.
Porque si resultara que el combustible que la nación pagó para que las aeronaves del Estado vuelen en las campañas contra Sendero Luminoso y contra el narcotráfico, fue desviado en alta cantidad para procesar cocaína, el delito no solo sería enorme, lindante con la traición al país, sino implicaría una cadena de responsabilidades que ni por asomo se agotaría en los subalternos de una estación de recarga.
No habrá certeza alguna hasta que la investigación concluya. Pero ya hay signos irrefutables de evidentes anormalidades. Ahora hay que averiguar hasta dónde llegan la responsabilidad de cada cual.


Publicado el Sábado 05 de marzo, 2011 a las 0:27 | RSS 2.0


Última actualización el Lunes 07 de marzo, 2011 a las 19:58


Notas relacionadas:

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Un comentario a “Combustible para volar”

1.                             

leoncio dice:


Dios mio. Las presiones a todo nivel que estaran soportando el fiscal y el juez. Sigan con los detalles de esta denuncia, que deja en paños menores a vuestro reporte sobre Cofopri






EDITORIAL

Revolucionarias árabes

Las mujeres de Egipto, Libia y Túnez temen que la liberación de sus países no las incluyan

08/03/2011
 
Han luchado codo con codo junto a sus compañeros masculinos para liberar a sus países de la opresión y ahora temen que su propia liberación quede en el olvido. Millones de mujeres árabes han vivido o están viviendo las rebeliones cívicas de sus respectivos países con la doble esperanza de conquistar la democracia y, al tiempo, liberarse de la opresión que sufren por su condición femenina exigiendo un cambio social. La evolución de los acontecimientos abre, sin embargo, la puerta a la decepción. Los datos no son esperanzadores. Una vez desalojados del poder los presidentes de Túnez y Egipto, los nuevos órganos de poder que van a gestionar la transición están dominados por los hombres. En ellos, la presencia de mujeres es nula o testimonial. Lo mismo está ocurriendo en las zonas conquistadas por los rebeldes libios.
·        
"El momento de la mujer es ahora"
El mundo árabe es el que peor trato depara a las mujeres. Todos los indicadores (empleo, participación política, brecha salarial) lo sitúan a la cola, por detrás incluso del África subsahariana. En algunos de los países hoy levantados en armas contra sus tiranos, las mujeres (muchas de ellas, veladas) tienen enormemente limitada su capacidad de movimientos, sufren la ablación del clítoris (una práctica que se mantiene en las zonas rurales egipcias), son forzadas a casarse con el hombre elegido por las familias y muchas de ellas son condenadas al analfabetismo. En Egipto, el 83% de las mujeres han sufrido acoso sexual alguna vez. Un triángulo diabólico formado por la falta general de libertades, la religión (en creciente radicalización frente al sentimiento antioccidental) y la cultura se ha cernido sobre las árabes durante décadas como un yugo asfixiante ante la indiferencia de sus compatriotas y la del resto del mundo. En ese contexto, que la cuarta parte del millón de manifestantes que tomaban cada día la plaza cairota de la Liberación fueran mujeres es un hito histórico que las democracias en ciernes no pueden dejar en el olvido.
Tampoco las potencias occidentales deberían desoír las ansias de libertad de las árabes, ahora que se han atrevido a reivindicarla de manera masiva. Al igual que las revueltas que han estallado en buena parte de los países árabes han dado al traste con las políticas de cooperación con dictadores que no dudan en robar y masacrar a sus pueblos, la discriminación que sufren las mujeres debería dibujar una línea roja insoslayable en las relaciones internacionales, como ha reivindicado más de una vez la secretaria de Estado Hillary Clinton. Solo una política internacional comprometida con los derechos humanos, que incluyen la igualdad de oportunidades, puede insuflar algo de esperanza a las decepcionadas árabes. Sus manifestaciones coinciden esta semana con las convocadas en todo el planeta por el Día Internacional de la Mujer, una fecha que recuerda que todas nuestras democracias siguen teniendo un déficit que hay que corregir.

La Guerra inevitable de la OTAN por Fidel Castro Ruz,LES OFREZCO UNA VISIÓN DISTINTA PARA SU ANÁLISIS

A diferencia de lo que ocurre en Egipto y Túnez, Libia ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano de África y tiene la más alta esperanza de vida del Continente. La educación y la salud reciben especial atención del Estado. El nivel cultural de su población es sin dudas más alto. Sus problemas son de otro carácter. La población no carecía de alimentos y servicios sociales indispensables. El país requería abundante fuerza de trabajo extranjera para llevar a cabo ambiciosos planes de producción y desarrollo social.

Por ello suministraba empleo a cientos de miles de trabajadores egipcios, tunecinos, chinos y de otras nacionalidades. Disponía de enormes ingresos y reservas en divisas convertibles depositadas en los bancos de los países ricos, con las cuales adquirían bienes de consumo e incluso, armas sofisticadas que precisamente le suministraban los mismos países que hoy quieren invadirla en nombre de los derechos humanos.
La colosal campaña de mentiras, desatada por los medios masivos de información, dio lugar a una gran confusión en la opinión pública mundial. Pasará tiempo antes de que pueda reconstruirse lo que realmente ha ocurrido en Libia, y separar los hechos reales de los falsos que se han divulgado.
Emisoras serias y prestigiosas, como Telesur, se veían obligadas a enviar reporteros y camarógrafos a las actividades de un grupo y a las del lado opuesto, para informar lo que realmente ocurría.
Las comunicaciones estaban bloqueadas, los funcionarios diplomáticos honestos se jugaban la vida recorriendo barrios y observando actividades, de día o de noche, para informar lo que estaba ocurriendo. El imperio y sus principales aliados emplearon los medios más sofisticados para divulgar informaciones deformadas sobre los acontecimientos, entre las cuales había que inferir los rasgos de la verdad.
Sin duda alguna, los rostros de los jóvenes que protestaban en Bengasi, hombres, y mujeres con velo o sin velo, expresaban indignación real.
Se puede apreciar la influencia que todavía ejerce el componente tribal en ese país árabe, a pesar de la fe musulmana que comparte sinceramente el 95% de su población.
El imperialismo y la OTAN ─seriamente preocupados por la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe, donde se genera gran parte del petróleo que sostiene la economía de consumo de los países desarrollados y ricos─ no podían dejar de aprovechar el conflicto interno surgido en Libia para promover la intervención militar. Las declaraciones formuladas por la administración de Estados Unidos desde el primer instante fueron categóricas en ese sentido.
Las circunstancias no podían ser más propicias. En las elecciones de noviembre la derecha republicana propinó un golpe contundente al Presidente Obama, experto en retórica.
El grupo fascista de “misión cumplida”, apoyado ahora ideológicamente por los extremistas del Tea Party, redujo las posibilidades del actual Presidente a un papel meramente decorativo, en el que peligraba incluso su programa de salud y la dudosa recuperación de la economía, a causa del déficit presupuestario y el incontrolable crecimiento de la deuda pública, que batían ya todos los records históricos.
Pese al diluvio de mentiras y la confusión creada, Estados Unidos no pudo arrastrar a China y la Federación Rusa a la aprobación por el Consejo de Seguridad de una intervención militar en Libia, aunque logró en cambio obtener, en el Consejo de Derechos Humanos, la aprobación de los objetivos que buscaba en ese momento. Con relación a una intervención militar, la Secretaria de Estado declaró con palabras que no admiten la menor duda: “ninguna opción está descartada”.
El hecho real es que Libia está ya envuelta en una guerra civil, como habíamos previsto, y nada pudo hacer Naciones Unidas para evitarlo, excepto que su propio Secretario General regara una buena dosis de combustible en el fuego.
El problema que tal vez no imaginaban los actores es que los propios líderes de la rebelión irrumpieran en el complicado tema declarando que rechazaban toda intervención militar extranjera.
Diversas agencias de noticias informaron que Abdelhafiz Ghoga, portavoz del Comité de la Revolución declaró el lunes 28 que “‘El resto de Libia será liberado por el pueblo libio’”.
“Contamos con el ejército para liberar Trípoli’ aseguró Ghoga durante el anuncio de la formación de un ‘Consejo Nacional’ para representar a las ciudades del país en manos de la insurrección.”
“‘Lo que queremos es informaciones de inteligencia, pero en ningún caso que se afecte nuestra soberanía aérea, terrestre o marítima’, agregó, durante un encuentro con periodistas en esta ciudad situada 1.000 km al este de Trípoli.”
“La intransigencia de los responsables de la oposición sobre la soberanía nacional reflejaba la opinión manifestada en forma espontánea por muchos ciudadanos libios a la prensa internacional en Bengasi”, informó un despacho de la agencia AFP el pasado lunes.
Ese mismo día, una profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, Abeir Imneina, declaró:
“Hay un sentimiento nacional muy fuerte en Libia.”
“‘Además, el ejemplo de Irak da miedo al conjunto del mundo árabe’, subraya, en referencia a la invasión norteamericana de 2003 que debía llevar la democracia a ese país y luego, por contagio, al conjunto de la región, una hipótesis totalmente desmentida por los hechos.”
Prosigue la profesora:
“‘Sabemos lo que pasó en Irak, es que se encuentra en plena inestabilidad, y verdaderamente no deseamos seguir el mismo camino. No queremos que los norteamericanos vengan para tener que terminar lamentando a Gadafi’, continuó esta experta.”
“Pero según Abeir Imneina, ‘también existe el sentimiento de que es nuestra revolución, y que nos corresponde a nosotros hacerla’.”
A las pocas horas de publicarse este despacho, dos de los principales órganos de prensa de Estados Unidos, The New York Times y The Washington Post, se apresuraron en ofrecer nuevas versiones sobre el tema, de lo cual informa la agencia DPA al día siguiente 1º de marzo: “La oposición libia podría solicitar que Occidente bombardee desde el aire posiciones estratégicas de las fuerzas fieles al presidente Muamar al Gadafi, informa hoy la prensa estadounidense.”
“El tema está siendo discutido dentro del Consejo Revolucionario libio, precisan ‘The New York Times’ y ‘The Washington Post’ en sus versiones online.”
“‘The New York Times’ acota que estas discusiones ponen de manifiesto la creciente frustración de los líderes rebeldes ante la posibilidad de que Gadafi retome el poder”.
“En el caso de que las acciones aéreas se realicen en el marco de las Naciones Unidas, éstas no implicarían intervención internacional, explicó el portavoz del consejo, citado por ‘The New York Times’.”
“El consejo está conformado por abogados, académicos, jueces y prominentes miembros de la sociedad Libia.”
Afirma el despacho:
“‘The Washington Post’ citó a rebeldes reconociendo que, sin el apoyo de Occidente, los combates con las fuerzas leales a Gadafi podrían durar mucho y costar gran cantidad de vidas humanas.” Llama la atención que en esa relación no se mencione un solo obrero, campesino, constructor, alguien relacionado con la producción material o a un joven estudiante o combatiente de los que aparecen en las manifestaciones. ¿Por qué el empeño en presentar a los rebeldes como miembros prominentes de la sociedad reclamando bombardeos de Estados Unidos y la OTAN para matar libios?
Algún día se conocerá la verdad, a través de personas como la profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Bengasi, que con tanta elocuencia narra la terrible experiencia que mató, destruyó los hogares, dejó sin empleo o hizo emigrar a millones de personas en Iraq.
Hoy miércoles dos de marzo, la Agencia EFE presenta al conocido vocero rebelde haciendo declaraciones que, a mi juicio, afirman y a la vez contradicen las del lunes: “Bengasi (Libia), 2 de marzo. La dirección rebelde libia pidió hoy al Consejo de Seguridad de la ONU que lance un ataque aéreo ‘contra los mercenarios’ del régimen de Muamar el Gadafi.”
“‘Nuestro Ejército no puede lanzar ataques contra los mercenarios, por su papel defensivo’, afirmó el portavoz rebelde Abdelhafiz Ghoga en una conferencia de prensa en Bengasi.”
“‘Es diferente un ataque aéreo estratégico que una intervención extranjera, que rechazamos’, recalcó el portavoz de las fuerzas de oposición, que en todo momento se han mostrado en contra de una intervención militar extranjera en el conflicto libio”.
¿A cuál de las muchas guerras imperialistas se parecería esta?
¿La de España en 1936, la de Mussolini contra Etiopía en 1935, la de George W. Bush contra Iraq en el año 2003 o a cualquiera de las decenas de guerras promovidas por Estados Unidos contra los pueblos de América, desde la invasión de México en 1846, hasta la de Las Malvinas en 1982?
Sin excluir, desde luego, la invasión mercenaria de Girón, la guerra sucia y el bloqueo a nuestra Patria a lo largo de 50 años, que se cumplirán el próximo 16 de abril.
En todas esas guerras, como la de Vietnam que costó millones de vidas, imperaron las justificaciones y las medidas más cínicas.
Para los que alberguen alguna duda, sobre la inevitable intervención militar que se producirá en Libia, la agencia de noticias AP, a la que considero bien informada, encabezó un cable publicado hoy, en el que se afirma: “Los países de la Organización del Tratado del Atlántico (OTAN) elaboran un plan de contingencia tomando como modelo las zonas de exclusión de vuelos establecidas sobre los Balcanes en la década de 1990, en caso de que la comunidad internacional decida imponer un embargo aéreo sobre Libia, dijeron diplomáticos”.
Más adelante concluye: “Los funcionarios, que no podían dar sus nombres debido a lo delicado del asunto, indicaron que las opciones que se observan tienen punto de partida en la zona de exclusión de vuelos que impuso la alianza militar occidental sobre Bosnia en 1993 que contó con el mandato del Consejo de Seguridad, y en los bombardeos de la OTAN por Kosovo en 1999, QUE NO LO TUVO”.
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Cuando Gaddafi, coronel del ejército libio, inspirado en su colega egipcio Abdel Nasser, derrocó al Rey Idris I en 1969 con solo 27 años de edad, aplicó importantes medidas revolucionarias como la reforma agraria y la nacionalización del petróleo. Los crecientes ingresos fueron dedicados al desarrollo económico y social, particularmente a los servicios educacionales y de salud de la reducida población libia, ubicada en un inmenso territorio desértico con muy poca tierra cultivable.
Bajo aquel desierto existía un extenso y profundo mar de aguas fósiles. Tuve la impresión, cuando conocí un área experimental de cultivos, que aquellas aguas, en un futuro, serían más valiosas que el petróleo.
La fe religiosa, predicada con el fervor que caracteriza a los pueblos musulmanes, ayudaba en parte a compensar la fuerte tendencia tribal que todavía subsiste en ese país árabe.
Los revolucionarios libios elaboraron y aplicaron sus propias ideas respecto a las instituciones legales y políticas, que Cuba, como norma, respetó.
Nos abstuvimos por completo de emitir opiniones sobre las concepciones de la dirección libia.
Vemos con claridad que la preocupación fundamental de Estados Unidos y la OTAN no es Libia, sino la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe que desean impedir a cualquier precio.
Es un hecho irrebatible que las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados de la OTAN con Libia en los últimos años eran excelentes, antes de que surgiera la rebelión en Egipto y en Túnez.
En los encuentros de alto nivel entre Libia y los dirigentes de la OTAN ninguno de estos tenía problemas con Gaddafi. El país era una fuente segura de abastecimiento de petróleo de alta calidad, gas e incluso potasio. Los problemas surgidos entre ellos durante las primeras décadas habían sido superados.
Se abrieron a la inversión extranjera sectores estratégicos como la producción y distribución del petróleo.
La privatización alcanzó a muchas empresas públicas. El Fondo Monetario Internacional ejerció su beatífico papel en la instrumentación de dichas operaciones.
Como es lógico, Aznar se deshizo en elogios a Gaddafi y tras él Blair, Berlusconi, Sarkozy, Zapatero, y hasta mi amigo el Rey de España, desfilaron ante la burlona mirada del líder libio. Estaban felices.
Aunque pareciera que me burlo no es así; me pregunto simplemente por qué quieren ahora invadir Libia y llevar a Gaddafi a la Corte Penal Internacional en La Haya.
Lo acusan durante las 24 horas del día de disparar contra ciudadanos desarmados que protestaban. ¿Por qué no explican al mundo que las armas y sobre todo los equipos sofisticados de represión que posee Libia fueron suministrados por Estados Unidos, Gran Bretaña y otros ilustres anfitriones de Gaddafi?
Me opongo al cinismo y a las mentiras con que ahora se quiere justificar la invasión y ocupación de Libia.
La última vez que visité a Gaddafi fue en mayo de 2001, 15 años después de que Reagan atacó su residencia bastante modesta, donde me llevó para ver cómo había quedado. Recibió un impacto directo de la aviación y estaba considerablemente destruida; su pequeña hija de tres años murió en el ataque: fue asesinada por Ronald Reagan. No hubo acuerdo previo de la OTAN, el Consejo de Derechos Humanos, ni el Consejo de Seguridad.
Mi visita anterior había tenido lugar en 1977, ocho años después del inicio del proceso revolucionario en Libia. Visité Trípoli; participé en el Congreso del Pueblo libio, en Sebha; recorrí los primeros experimentos agrícolas con las aguas extraídas del inmenso mar de aguas fósiles; conocí Bengasi, fui objeto de un cálido recibimiento. Se trataba de un país legendario que había sido escenario de históricos combates en la última guerra mundial. Aún no tenía seis millones de habitantes, ni se conocía su enorme volumen de petróleo ligero y agua fósil. Ya las antiguas colonias portuguesas de África se habían liberado.
En Angola habíamos luchado durante 15 años contra las bandas mercenarias organizadas por Estados Unidos sobre bases tribales, el gobierno de Mobutu, y el bien equipado y entrenado ejército racista del apartheid. Éste, siguiendo instrucciones de Estados Unidos, como hoy se conoce, invadió Angola para impedir su independencia en 1975, llegando con sus fuerzas motorizadas a las inmediaciones de Luanda. Varios constructores cubanos murieron en aquella brutal invasión. Con toda urgencia se enviaron recursos.
Expulsados de ese país por las tropas internacionalistas cubanas y angolanas hasta la frontera con Namibia ocupada por Sudáfrica, durante 13 años los racistas recibieron la misión de liquidar el proceso revolucionario en Angola.
Con el apoyo de Estados Unidos e Israel desarrollaron el arma nuclear. Poseían ya ese armamento cuando las tropas cubanas y angolanas derrotaron en Cuito Cuanavale sus fuerzas terrestres y aéreas, y desafiando el riesgo, empleando las tácticas y medios convencionales, avanzaron hacia la frontera de Namibia, donde las tropas del apartheid pretendían resistir. Dos veces en su historia nuestras fuerzas han estado bajo el riesgo de ser atacadas por ese tipo de armas: en octubre de 1962 y en el Sur de Angola, pero en esa segunda ocasión, ni siquiera utilizando las que poseía Sudáfrica habrían podido impedir la derrota que marcó el fin del odioso sistema. Los hechos ocurrieron bajo el gobierno de Ronald Reagan en Estados Unidos y Pieter Botha en Sudáfrica.
De eso, y de los cientos de miles de vidas que costó la aventura imperialista, no se habla.
Lamento tener que recordar estos hechos cuando otro gran riesgo se cierne sobre los pueblos árabes, porque no se resignan a seguir siendo víctimas del saqueo y la opresión.
La Revolución en el mundo árabe, que tanto temen Estados Unidos y la OTAN, es la de los que carecen de todos los derechos frente a los que ostentan todos los privilegios, llamada, por tanto, a ser más profunda que la que en 1789 se desató en Europa con la toma de la Bastilla.
Ni siquiera Luis XIV, cuando proclamó que el Estado era él, poseía los privilegios del Rey Abdulá de Arabia Saudita, y mucho menos la inmensa riqueza que yace bajo la superficie de ese casi desértico país, donde las transnacionales yankis determinan la sustracción y, por tanto, el precio del petróleo en el mundo.
A partir de la crisis en Libia, la extracción en Arabia Saudita se elevó en un millón de barriles diarios, a un costo mínimo y, en consecuencia, por ese solo concepto los ingresos de ese país y quienes lo controlan se elevan a mil millones de dólares diarios.
Nadie imagine, sin embargo, que el pueblo saudita nada en dinero. Son conmovedores los relatos de las condiciones de vida de muchos trabajadores de la construcción y otros sectores, que se ven obligados a trabajar 13 y 14 horas con salarios miserables.
Asustados por la ola revolucionaria que sacude el sistema de saqueo prevaleciente, después de lo ocurrido con los trabajadores de Egipto y Túnez, pero también por los jóvenes sin empleo en Jordania, los territorios ocupados de Palestina, Yemen, e incluso Bahrein y los Emiratos Árabes con ingresos más elevados, la alta jerarquía saudita está bajo el impacto de los acontecimientos.
A diferencia de otros tiempos, hoy los pueblos árabes reciben información casi instantánea de los sucesos, aunque extraordinariamente manipulada.
Lo peor para el estatus quo de los sectores privilegiados es que los porfiados hechos están coincidiendo con un considerable incremento de los precios de los alimentos y el impacto demoledor de los cambios climáticos, mientras Estados Unidos, el mayor productor de maíz del mundo, gasta el 40 por ciento de ese producto subsidiado y una parte importante de la soya en producir biocombustible para alimentar los automóviles. Seguramente Lester Brown, el ecologista norteamericano mejor informado del mundo sobre productos agrícolas, nos pueda ofrecer una idea de la actual situación alimentaria.
El presidente bolivariano, Hugo Chávez, realiza un valiente esfuerzo por buscar una solución sin la intervención de la OTAN en Libia. Sus posibilidades de alcanzar el objetivo se incrementarían si lograra la proeza de crear un amplio movimiento de opinión antes y no después que se produzca la intervención, y los pueblos no vean repetirse en otros países la atroz experiencia de Iraq.
(*) Abogado. Comandante de la Revolución cubana.