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martes, 8 de marzo de 2011

El Gobierno boliviano reconoce que el narcotráfico ha penetrado en el Estado

La Paz emite una orden de captura internacional contra un alto jefe policial

MABEL AZCUI | Cochabamba 09/03/2011

Evo Morales Ayma

Evo Morales Ayma

A FONDO

Nacimiento:
26-10-1959
Lugar:
Orinoca
Bolivia

Bolivia

A FONDO

Capital:
Sucre.
Gobierno:
República.
Población:
9,247,816 (est. 2008)

La trama se descubrió el pasado 24 de febrero, cuando el jefe del Centro de Inteligencia y Generación de Información (Cegein), el general retirado de la policía René Sanabria, fue detenido junto al también boliviano Marcelo Juan Foronda, presunto jefe de una red narcotraficante, en el marco de una operación contra el narcotráfico desarrollada por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) con la cooperación de Chile y Panamá. Ambos están acusados de preparar un envío de cocaína a EE UU.
Una quincena de agentes que trabajaban en el Cegein han sido detenidos. Sanabria, Jorge Sánchez Pantoja y su hermano Milton han sido dados de baja de la institución policial para su procesamiento en la justicia ordinaria bajo la dura ley antinarcóticos.
Morales, que no oculta su decepción, ha reiterado una y otra vez que su Gobierno y el pueblo "hacen esfuerzos para combatir el narcotráfico que, sabemos, hace mucho daño en Bolivia y el mundo" y ha pedido a las autoridades judiciales que actúen "caiga quien caiga", en un intento de reflejar una férrea voluntad política de castigar el narcotráfico en el país,tercer productor mundial de hoja de coca, materia prima de la cocaína.
Cooperación con EE UU
La detención de Sanabria, ex comandante de la Fuerza de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) y entrenado por la DEA, ha dado nuevo vigor a la alicaída oposición, que ha planteado la necesidad de que este organismo vuelva a Bolivia para cooperar en la lucha antidroga, que está "perforada" por el narcotráfico, según dijo el subsecretario de Defensa Social, Felipe Cáceres.
La petición fue categóricamente rechazada por Morales, que aseguró que los agentes de la DEA no volverán jamás al país "por la dignidad y soberanía de Bolivia". Fueron expulsados en 2008, acusados de conspirar contra el presidente.
El presidente ha acusado a EE UU de utilizar el narcotráfico como "un instrumento de control político en Latinoamérica y el mundo". Morales desempolvó el libro La guerra falsa, del ex agente de la DEA Michael Levine, como prueba de sus afirmaciones. El presidente está convencido de que detrás de la lucha antidroga hay intereses geopolíticos y, en el caso específico de Sanabria, mencionó que "cuando cae un policía usan a éste para implicar al Gobierno con cualquier pretexto".
El oficialista Movimiento Al Socialismo planteó el viernes una sesión parlamentaria de interpelación al ministro Llorenti para dar explicaciones ante este caso y mostrar las bondades de la lucha antidroga. Sin embargo, la oposición considera que no se ha esclarecido por qué el Gobierno fue el último en enterarse de las ilícitas actividades de Sanabria, que desde septiembre de 2010 era investigado por agentes encubiertos de organismos antidroga de Chile, Panamá y Estados Unidos.
El vicepresidente Linera reconoció durante la sesión parlamentaria la infiltración del narcotráfico en el Estado y afirmó que "es obligación de todos combatirlo donde aparezca, sin respetar si es amigo conocido, pariente, jefe, hermano o padre. Y estamos en eso".

Libia: ¿la paz descartada?

MARTES, 08 DE MARZO DE 2011 14:06



Por: Jorge Gómez
bandera-americana-y-aguila

Si Estados Unidos cediera a la tentación de atacar a Libia sería la cuarta vez que lo hace en 200 años. Las anteriores fueron en 1805 y en 1815, cuando el Congreso declaró la Guerra contra la Piratería Berberisca con bases en Argelia, Túnez y Tripolitania. Aquellas acciones marcaron el debut internacional de la Armada y de los marines y también la única ocasión que el Legislativo norteamericano aprobó la guerra contra una entidad no estatal. En 1986, bajo la administración Reagan, la aviación norteamericana bombardeó objetivos en Libia, incluyendo la residencia del presidente al-Gaddafi, donde resultó muerta una de sus hijas.
Aunque siempre que Estados Unidos se involucra en algún conflicto militar se reabre el debate respecto a las facultades para declarar la guerra, nunca se logró precisión al respecto. Según el Artículo I, Sección VIII de la Constitución norteamericana: “El Congreso tendrá facultad para declarar la guerra…”; sin embargo, el texto no limita expresamente la capacidad del presidente ni establece el procedimiento que debe seguirse y, tal vez porque se considera obvio, nunca se ha definido qué es para Estados Unidos una “guerra”.
Debido a tal ambigüedad, si bien en toda su historia los Estados Unidos han participado en más de 200 conflictos militares, el Congreso sólo ha declarado formalmente la guerra en cinco oportunidades. En 1812, contra el Imperio Británico, en 1846 frente a México y en 1898 con España. En 1917 Woodrow Wilson solicitó autorización para involucrarse en la Primera Guerra Mundial y el 8 de diciembre de 1941, un día después del ataque a Pearl Harbor, tras la dramática solicitud de Franklin D. Roosevelt, se declaró la guerra a Japón.
La diversidad de interpretaciones surgen de la escueta referencia en la Constitución a la atribución del Congreso y del Artículo II, Sección II donde se establece que: “El presidente será jefe supremo del ejército y de la armada de los Estados Unidos…”.
Ese precepto que obliga al mandatario, a la vez le otorga facultades extraordinariamente amplias, ha sido tradicionalmente interpretado de modo liberal por lo cual, en su calidad de Comandante en Jefe, el presidente, sin consultar al Congreso puede utilizar las tropas en cualquier circunstancias o escenario en los cuales, a su juicio, peligren los intereses, la seguridad nacional de los Estados Unidos o de cualesquiera de sus ciudadanos; la atribución incluye apretar el botón nuclear.
Varios presidentes norteamericanos han utilizado tales facultades como pretexto para acciones internacionales punitivas y otros han abusado de ellas para mezclar a Estados Unidos en operaciones militares, involucrarlo en grandes guerras, incurrir en actos de agresión y ocupar países. Entre las más escandalosas de esas licencias figuran las asumidas por Truman durante la Guerra de Corea, Johnson y Nixon en las de Vietnam y George W. Bush en Irak y Afganistán.
Entre las controversias constitucionales figura el hecho contradictorio de que el Congreso autoriza movilizaciones y asigna fondos para guerras que no ha declarado; también se resalta que, de acuerdo con el texto, Estados Unidos puede declarar la guerra a entes no estatales. Como mismo ocurrió con la piratería berebere, puede hacerlo frente a una entelequia como “el terrorismo internacional” o Al-Qaeda e hipotéticamente contra una persona que puede ser Ahmed ben-Laden o Muammar al-Gaddafi.
Paradójicamente, la más larga de las guerras libradas por los Estados Unidos, que fue la sostenida contra la Nación Apache durante 46 años (1840-1886), raras veces se menciona y el conflicto militar más cruento para el pueblo norteamericano, la Guerra Civil que duró cinco años y ocasionó más de 600,000 muertos, no requirió aprobación congresional ni consta en los registros por no haberse librado contra un Estado extranjero. Técnicamente la Guerra de Corea no fue una guerra norteamericana sino un conflicto en el que Estados Unidos intervino como parte de las tropas de la ONU.
Aunque no se puede culpar de ello a los redactores de la Constitución, en virtud del perfil imperialista y la condición de líder mundial que Estados Unidos se ha otorgado a sí mismo, su presidente ha sido dotado de un poder desmesurado. El ejército norteamericano con más de un millón de efectivos es el único en el mundo que cuenta con comandos por áreas geográficas que cubren todo el planeta, cientos de bases militares y una armada de más de 1,500 buques, entre ellos 12 portaaviones y más de 50 submarinos con presencia en todos los océanos y mares del mundo, a lo cual se añade un descomunal poderío nuclear.
Debido al curso de los procesos históricos en los últimos cien años en los cuales Estados Unidos acumuló un potencial económico y un poderío militar que supera al de todos los demás países juntos, a la vocación imperialista de sus gobernantes y al perfil ideológico del pueblo estadounidense, la guerra es un elemento que acompaña la historia norteamericana y la ejecutoria de sus líderes que acuden a ella con extraordinaria frecuencia y con peregrinas justificaciones.
Estado Unidos, ganador en la Primera y Segunda Guerra Mundial y que exhibió en Hiroshima y Nagasaki sus músculos atómicos, no tuvo reparos para desembarcar la 101 División en Santo Domingo, cargar contra la minúscula Granada e invadir Panamá, donde en ningún caso había ejércitos que derrotar; tal vez se prepara ahora para operar contra Libia cuando es evidente que los nacionales de allí no los necesitan para dirimir sus asuntos. Ojalá esta vez haya una oportunidad para los pueblos árabes y musulmanes.
Según Obama y Hillary Clinton, todas las opciones están abiertas; mientras para algunos analistas ocurre exactamente lo contrario: todas parecen estar cerradas, excepto la de la guerra. Ojalá haya un chance para la paz. Allá nos vemos.


La Cuarta frontera de Estados Unidos

DOMINGO, 06 DE MARZO DE 2011 13:37


Por: Pedro Díaz Arcia.  
Estados Unidos crea condiciones para un blindaje militar de Centroamérica.
La coyuntura internacional le viene como anillo al dedo.
En este sentido, la lucha contra el narcotráfico puede ser una magnífica pantalla para este objetivo, ocultando los intereses geopolíticos de la Casa Blanca, la CIA y el Pentágono.
La triste historia de la fusión de los grandes capitales norteamericanos con las oligarquías nacionales, utilizando muchas veces las cúpulas castrenses -como sucedió recientemente en Honduras- da vigencia al manipulado concepto de considerar la región como la Cuarta Frontera de Estados Unidos.
La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton declaró este viernes que Estados Unidos está dispuesto a proveer recursos adicionales a las naciones centroamericanas para combatir el crimen organizado. Según sus palabras, si bien el gobierno de su país tiene un compromiso financiero sustancial con la región, los dólares solamente no bastarían para cumplir ese objetivo.
No hay que recurrir a una bola mágica para descifrar que, además del dinero, habría que incrementar la presencia militar norteamericana en la cintura de América, con el presunto propósito de resguardar su seguridad y la de Estados Unidos.
Al remitir al Congreso en febrero el presupuesto para el año fiscal de 2012, la administración de Barack Obama mantuvo una partida de 100 millones de dólares destinados a los fondos para el plan de seguridad en América Central. Aunque los gobiernos del área aspiran a un monto equivalente al de la Iniciativa Mérida, que asciende a 900 millones de dólares.
El reporte habitual del Departamento de Estado sobre narcotráfico internacional, que opera como una especie de certificado de buena conducta, difundido un día antes, citó a Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Panamá y Guatemala como los principales países traficantes en la región.
Precisamente, el responsable de la lucha contra el tráfico internacional de drogas del Departamento de Estado, William Brownfield, planteó el mes pasado en El Salvador la posibilidad de que se configure una estructura de colaboración entre Colombia, México y Centroamérica para combatir el narcotráfico.
En una gira que lo llevó a Guatemala, El Salvador, Honduras y Colombia, el alto funcionario se refirió al polémico Plan Colombia que entró en ejercicio en 2001 y que ya ha recibido 6,000 millones de dólares de Washington.
También aludió a la no menos controvertida Iniciativa Mérida, engendro de George W. Bush en 2007, con una asignación de 1,400 millones de dólares.
Durante la gira, Brownfield, hizo mención a una cifra de 200 millones para apoyar el plan regional, en coordinación con la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otras entidades.
La ayuda de Estados Unidos está contenida en la agenda de la visita que realizaría el presidente Barack Obama a El Salvador a finales de mes.
Interés militar del Comando Sur
En julio de 2010 un grupo de parlamentarios costarricenses elevó un recurso de inconstitucionalidad ante los tribunales contra la autorización del Congreso a que ingresaran a territorio nacional buques militares del Comando Sur de Estados Unidos.
Los legisladores consideraron el hecho como violatorio de la Constitución Política, al permitir el arribo al país de más de 40 barcos, 7 mil soldados estadounidenses, aviones, portaaviones y helicópteros.
Tal vez el arbitrio estuvo amparado en el Convenio de Vigilancia Conjunta Costa Rica-Estados Unidos contra el narcotráfico en aguas costarricenses, que ha sido renovado anualmente desde el año 2000.
La gigantesca movilización hizo recordar la invasión a Granada en 1983 para poner punto final a la revolución liderada por el primer ministro Maurice Bishop.
El acuerdo de patrullaje conjunto que data ya de diez años se diferencia del nuevo convenio por la apertura al territorio costarricense de unos 7 mil soldados y oficiales estadounidenses, así como de buques y aeronaves de guerra a un país que abolió su Ejército hace más de seis décadas.
A todo ello se suma el restablecimiento de la Cuarta Flota, que retornó a las aguas internacionales de América Latina y el Caribe después de 58 años de hibernación; en un contexto de críticas por la instalación de bases militares de Estados Unidos en Perú y Colombia y la expulsión de la base de Manta en Ecuador.
La resurrección de la Flota reitera la importancia que concede Washington a la seguridad en el Cono Sur del hemisferio.
Se considera que aproximadamente el 40 por ciento del comercio de Estados Unidos y el 50 por ciento de sus importaciones de petróleo son de esta área, incluyendo más del 33 por ciento de la importación de energía hacia el país.
Alrededor del 50 por ciento de las exportaciones de Latinoamérica tienen su mercado en Estados Unidos.
A su vez el Canal de Panamá constituye un enclave de primer orden para el Pentágono, ante cualquier peligro que amenace la región o la “seguridad” nacional de Estados Unidos.
No es de extrañar, entonces, el valor de nuestras tierras y riquezas para el Coloso del Norte.
En realidad somos socios de primera categoría para aportar materias primas, mano de obra barata e inteligencia a bajos precios, pero mercados de quinta a la hora de recibir tecnologías de punta y ser receptores de un trato respetuoso, caracterizado por la reciprocidad.
Es que algunos, aunque nos duela, son más iguales que otros.

Gadafi intensifica el asalto con artillería y aviación para conquistar Zauiya y Ras Lanuf

Las tropas del dictador están "intentando destruir la ciudad", según testigos.-Los cazas intensifican el castigo sobre el puerto de Ras Lanuf.- El régimen niega haber ofrecido diálogo a los rebeldes.- El Consejo Nacional de oposición dice que no perseguirá a Gadafi si este renuncia en las próximas 72 horas

JUAN MIGUEL MUÑOZ | Bengasi 08/03/2011
 
Gráfico: El mapa de la guerra en Libia
Los sublevados contra el régimen de Muamar el Gadadi están a un paso de perder el control de la ciudad estratégica de Zauiya, en el oeste de Libia. Las tropas del dictador, apoyadas por tanques y fuego de artillería, se han lanzado este martes al asalto de este importante enclave petrolífero a escasos 50 kilómetros de Trípoli, bajo mando rebelde desde el inicio de las revueltas y que lleva una semana sufriendo el asedio continuado del Ejército, según testigos citados por la agencia Reuters y la cadena catarí Al Yazira.

El mapa de la guerra libia y los yacimientos de petróleo

GRAFICO - El Pais - 08-03-2011

- EL PAÍS
Grafico
    Muamar el Gadafi

    Muamar el Gadafi 

    A FONDO

    Nacimiento:
    1942
    Lugar:
    Sirte
    Libia

    Libia

    A FONDO

    Capital:
    Trípoli.
    Gobierno:
    República Popular Socialista.
    Población:
    6,173,579 (est. 2008)
Residentes en la ciudad aseguran que las unidades del dictador están "intentando destruirla", según el relato de un exiliado libio que ha podido hablar por teléfono con un amigo que vive en Zauiya pese a las dificultades que eso entraña, ya que las comunicaciones con el interior de la ciudad se interrumpieron el pasado domingo. Tampoco hay periodistas que puedan informar de lo que está ocurriendo, porque los pocos reporteros que han intentado penetrar en la ciudad han sido detenidos por las autoridades libias.
"Mi amigo dice que la situación es lamentable y que las fuerzas de Gadafi están intentado destruir la ciudad. Muchos edificios están completamente derruidos, incluidos hospitales y generadores eléctricos", ha dicho este testigo. "La gente no puede huir, no puede escapar de una ciudad acordonada. Todos los que pueden luchar lo están haciendo, también los adolescentes. Las mujeres y los niños están escondidos". "Los tanques de Gadafi están en todos los sitios, disparando. Los rebeldes responden con fuego. La lucha continúa".
Según Reuters, los rebeldes aún controlan el centro de esta ciudad de unos 200.000 habitantes, aunque testigos informan de que muchos edificios, incluidas mezquitas, han sido totalmente destruidas. "Aún continúan los combates... la situación es realmente mala", ha dicho Ibrahim vía telefónica.
Un portavoz del Gobierno, Mussa Ibrahim, ha asegurado desde Trípoli que las unidades del Ejército ya han tomado el control de la ciudad, añadiendo que un pequeño grupo de rebeldes aún no se ha rendido. "La situación es muy difícil, todavía hay focos de resistencia, no más de 30 o 40 personas, escondidas en las calles y en el cementerio". "Están desesperados", ha dicho este responsable.
Mientras,el jefe del opositorConsejo Libio Nacional, Mustafá Abdel Jalil, ha dicho a Al Yazira vía telefónica que los rebeldes no perseguirán a Gadafi por sus crímenes si este deja el poder en las próximas 72 horas. Jalil, ex ministro de Justicia, ha asegurado desde la sede del Consejo en Bengasi que este plazo no es negociable.
Nuevos bombardeos en Ras Lanuf
La ofensiva del Ejército también se ha recrudecido en el este de Libia. Los cazas del dictador han retomado el castigo aéreo conn intensos y constantes bombardeos sobre la ciudad petrolífera de Ras Lanuf, bajo precario control de los rebeldes. Los aviones han bombardeado por tercer día consecutivo las inmediaciones del puerto y el interior de la ciudad. Uno de los proyectiles ha alcanzado una zona residencial, según un periodista de Reuters. "Una bomba impactó contra un barrio. Hay un gran agujero en el suelo de un edificio de viviendas de dos alturas", ha explicado el reportero Alexander Dziadosz. Tras el impacto, varios hombres han salido a la calle gritando "Dios es el más grande". Muchas de las viviendas contiguas a la atacada han sido evacuadas.
El frente rebelde se mantiene estancado en Ras Lanuf y se muestra incapaz de avanzar hacia el oeste por el contraataque de las fuerzas de Gadafi. Puestos de control de los insurrectos custodian la ciudad petrolera sin noticias de la infantería enemiga, pero no pueden evitar que sea bombardeada desde el aire por los cazas del dictador. "Nuestro último puesto de control sigue en el mismo sitio. Hemos lanzado algunos ataques y las tropas de Gadafi tampoco se han movido", ha resumido un combatiente rebelde a Reuters. Este miliciano también ha asegurado que la vecina población de Es Sider ha caído del lado rebelde. Es Sider alberga una terminal petrolera al igual que otras ciudades como la propia Ras Lanuf, Zueitina y Brega.
Más allá, en Bin Yauad, a 40 kilómetros de Ras Lanuf y en el camino hacia Sirte, la cuna del dictador, los mercenarios extranjeros de Gadafi han expulsado a los rebeldes y mantienen una primera línea defensiva que corta el camino hacia Sirte, el verdadero objetivo de la insurgencia. El éxodo de habitantes de la ciudad continúa.
Gadafi se siente observado
En la ciudad rebelde de Misrata, aislada entre Trípoli y Sirte, los heridos en los combates están siendo atendidos en el suelo de los hospitales debido a la ausencia de material médico de primera necesidad, según ha relatado un testigo a Reuters. Misrata se ha erigido en un símbolo de la resistencia para los sublevados, al tratarse de la ciudad más grande del oeste de Libia que aún no ha sido conquistada por Gadafi pero que soporta a diario un duro castigo de las milicias lideradas por Jamis Gadafi, hijo del sátrapa. Un médico local aseguró ayer a EL PAÍS que los combates han dejado más de 23 muertos.
No obstante, Gadafi no está cometiendo una carnicería sobre la población sublevada. El líder libio, un superviviente nato, se siente observado por la comunidad internacional y está dando una respuesta muy calculada al desafío rebelde. Las incursiones de sus tropas en los focos insurgentes no han dejado un alto número de muertos, en un intento de restar fuerza al movimiento rebelde pero también para rebajar el tono de las acusaciones contra su régimen.
Mientras se intensifican los ataques aéreos, los buques petroleros apenas pueden atracar para cargar sus depósitos; los alimentos llegan a Libia oriental por la frontera con Egipto, pero cierta escasez de productos es notoria porque el país ha paralizado casi toda actividad económica; los bancos apenas funcionan y las colas para extraer dinero son cotidianas. Aunque la zona dominada por los insurrectos y el Consejo Nacional cuenta con tres grandes puertos (Bengasi, Tobruk y Darna), los cargueros no arriban a sus muelles. Inquieta sobremanera a los dirigentes políticos de la insurgencia que el dictador ordene el bombardeo de instalaciones petroleras de un país que exportaba 1,7 millones de barriles de crudo al día y que vive sumido en el caos.
El régimen niega el diálogo
El Gobierno libio ha negado este mediodía haber ofrecido diálogo a los rebeldes para negociar la salida de Gadafi, según informa la televisión árabe Al Arabiya sin añadir más detalles. Un portavoz del Consejo Nacional, una especie de Gobierno de transición y máximo órgano político de la Libia liberada, aseguró esta mañana que había rechazado una oferta de diálogo presentada por un enviado de Gadafi. "Puedo confirmar que nos ha contactado un representante de Gadafi para buscar una salida negociada. La hemos rechazado. No negociamos con alguien que derrama la sangre libia y pretende seguir haciéndolo. Además, ¿por qué tenemos que creerle ahora?", ha asegurado Mustafa Gheriani, portavoz del Gobierno interino.
Anoche, Al Yazira y dos periódicos árabes informaron de algunos de los acuerdos a los que Gadafi habría intentado llegar con los revolucionarios, algo que el Consejo Nacional rechazó de plano por considerar que sería una salida que ofendería a las víctimas de la represión desatada por el dirigente, según han señalado fuentes del bloque opositor. Según estos medios, en la negociación Gadafi pretendía negociar su salida a cambio de que se le garantizara la seguridad a él y a su familia así como también que no sería juzgado -una medida solicitada por el Consejo General de la ONU a la Corte Penal Internacional de La Haya-.
Incertidumbre en Bengasi
En Bengasi la situación es de incertidumbre. La euforia por una victoria temprana se ha evaporado. El Consejo Nacional que dirige la ciudad desde la estampida de los militares se encuentra en una encrucijada. No sabe si reforzar el frente rebelde con el envío de más hombres o atrincherarse en la ciudad ante los rumores crecientes de que Gadafi prepara un golpe.
Inmigrantes africanos citados por Reuters aseguran que son perseguidos por los uniformados de Gadafi para obligarlos a combatir. Son recompensados con cientos de dólares. Si este reclutamiento forzoso es cierto, puede deducirse que el dictador afronta un problema: su capacidad de fuego es infinitamente mayor, pero carece de los suficientes soldados y mercenarios para luchar en todos los frentes en un país tan enorme -1,8 millones de kilómetros cuadrados- como despoblado: poco más de seis millones de habitantes, de los que dos eran trabajadores extranjeros. La situación de los insurrectos es la opuesta: sobran hombres, pero su armamento es escuálido.