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lunes, 2 de abril de 2012

Los expertos concuerdan: la OTAN debe irse de Afganistán

Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.
  • Jue, 03/29/2012 - 11:10
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Una de las paradojas que nos legará la ocupación de Afganistán es que la OTAN no podrá cantar victoria por el objetivo que consiguió (la virtual destrucción de Al Qaeda), porque adicionalmente se trazó objetivos maximalistas que, queda claro ahora, no podrá conseguir (la derrota del movimiento Talibán y dejar tras de sí un régimen aliado, estable y democrático). Una paradoja aún mayor es que, si los tomadores de decisiones hubieran accedido a tiempo a los hallazgos de la investigación empírica en ciencias sociales, se habrían dado cuenta de que no era particularmente prudente trazarse esos objetivos.  
Diversas investigaciones empíricas sugieren que una intervención militar extranjera guarda una relación entre insignificante e inversa con la probabilidad de que un Estado desarrolle una democracia estable: ello es así incluso cuando el Estado que interviene militarmente posee un régimen democrático, y uno de los objetivos declarados de su intervención es el de promover la democracia.
Por ejemplo, un estudio de 2006 de Jeffrey Pickering y Mark Pecency encontró que la intervención militar por parte de Estados liberales (como Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos) “rara vez ha desempeñado un papel en procesos de democratización desde 1945”.A su vez, una investigación de George Downs y Bruce Bueno de Mesquita encuentra que las intervenciones de los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial llevaron a la creación de democracias estables durante la siguiente década en menos de un 3% de los casos.
Otra investigación de Downs en coautoría con Jonathan Monten encuentra que “Estados cuyos gobiernos son derrocados por una democracia no tienen probabilidades sensiblemente mayores de convertirse en democracias que Estados similares que no experimentan una intervención”. Por último, Alexander Downes examina 100 casos de “imposición externa de un cambio de régimen” desde 1816. Concluye que estas son algo más proclives a fomentar la estabilidad cuando reponen a un gobernante depuesto, que cuando deponen al gobierno vigente (como en Afganistán): en este último caso, la probabilidad de que tras la intervención se produzca una guerra civil se triplica (un artículo reciente de Stephen Walt en el blog que escribe para la página web de la revista “Foreign Policy” contiene vínculos a varios de estos artículos).
Diversas investigaciones empíricas sugieren que una intervención militar extranjera guarda una relación entre insignificante e inversa con la probabilidad de que un Estado desarrolle una democracia estable: ello es así incluso cuando el Estado que interviene militarmente posee un régimen democrático, y uno de los objetivos declarados de su intervención es el de promover la democracia.
De otro lado, la ayuda económica asociada a una intervención militar tampoco parece hacer mayor diferencia. En un artículo de 2006, Bruce Bueno de Mesquita sostiene que “evidencia substancial respalda la conclusión de que la ayuda tiene sólo un efecto menor en los esfuerzos por mejorar el crecimiento económico, los servicios de salud, la educación, el bienestar social, la libertad o la rendición de cuentas por parte del gobierno”. En un artículo más reciente añade que ello no es producto de la mera ineficiencia en la asignación de recursos, sino de factores políticos. Según él, es relativamente fácil para un gobierno autoritario permanecer en el poder brindando bienes privados a su base política (por ejemplo, un trato especial a determinadas empresas o grupos étnicos), mientras que, dado que un gobierno democrático suele necesitar de una mayoría de votos para acceder y permanecer  en el poder, es más probable que este intente conseguir esa mayoría a través de la provisión de bienes públicos (por ejemplo, educación pública universal y gratuita). Dado que proveer bienes públicos a una amplia proporción de la población es más costoso que proveer bienes privados a una base política minoritaria, la ayuda económica puede reportar mayor influencia política sobre un gobierno autoritario que sobre uno democrático (lo cual hace la ayuda redituable aunque no consiga sus objetivos declarados). Un reportaje reciente del diario “Wall Street Journal” (según el cual unos US$1.000 millones salen cada año por el aeropuerto de Kabul, probablemente hacia cuentas en países donantes), sugiere uno de los destinos probables de esa ayuda.
Por último, la intervención militar extranjera no es la solución al problema de los atentados suicidas: es la causa. Hace unos años Fareed Zakaria recordaba en un artículo publicado en la revista “Newsweek” que el 80% del total de atentados suicidas a nivel mundial entre 2003 y 2008 tuvieron lugar en tan solo dos países: Irak y Afganistán. Es decir, aquellos países que los Estados Unidos invadió y ocupó después del 11 de setiembre del 2001. Cabría añadir que en Irak virtualmente no se producían atentados suicidas antes de la invasión de 2003, y en Afganistán su incidencia es relevante sólo a partir de 2006 (al parecer por el efecto demostración iraquí, que reveló su eficacia como medio de acción). En su libro de 2010 “Cutting the Fuse; The Explosion of Suicide Terrorism and How to Stop It”, Robert Pape (quien al mando de un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago ha producido la mayor base de datos sobre terrorismo suicida) concluye que “más del 95% de todos los ataques suicidas son en respuesta a la ocupación extranjera”. Como muestra de ello señala que entre 1980 y 2003 se produjeron 343 atentados suicidas alrededor del mundo, y a lo sumo 10% tenían inspiración anti estadounidense. Entre 2004 y mediados de 2010 se habían producido más de 2000 atentados suicidas, y más del 91% iban dirigidos contra los Estados Unidos y sus aliados.

Presidenta de Argentina critica a Gran Bretaña en aniversario por Malvinas

"Es una injusticia que en pleno siglo XXI todavía subsistan enclaves coloniales como el que tenemos aquí, a pocos kilómetros de distancia", dijo Fernández en un discurso en un acto público en la patagónica ciudad de Ushuaia.
La presión para que Londres acceda a iniciar negociaciones sobre la soberanía en las Malvinas se intensificó en los meses previos al anivesario de la disputa bélica de 1982.
  • Lun, 02/04/2012 - 18:32
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Buenos Aires. La presidenta argentina, Cristina Fernández, conmemoró este lunes el trigésimo aniversario de la guerra de Malvinas, criticando a Gran Bretaña por mantener "enclaves coloniales" y negarse a mantener un diálogo sobre la soberanía de las islas.
Fernández intensificó la presión en Londres para que acceda a iniciar negociaciones sobre la soberanía en las Malvinas en los meses previos al anivesario de la disputa bélica entre Argentina y Gran Bretaña en 1982 por el archipiélago ubicado en el Atlántico Sur, que se prolongó por unas 10 semanas.
Al tiempo que busca consenso de países latinoamericanos y otras naciones para apoyar su reclamo, el gobierno de Fernández ha intentado interrumpir la exploración de petróleo en las Malvinas, con advertencias legales y bloqueo de embarcaciones.
"Es una injusticia que en pleno siglo XXI todavía subsistan enclaves coloniales como el que tenemos aquí, a pocos kilómetros de distancia", dijo Fernández en un discurso en un acto público en la patagónica ciudad de Ushuaia.
"Justicia reclamamos también para que no sigan depredando nuestro medio ambiente, nuestros recursos naturales ictícolas y petroleros; justicia, para que se respete la integridad territorial", agregó.
Londres sostiene que solamente accederá a negociar si lo reclaman los 3.000 habitantes de las islas, en su mayoría británicos y descendientes de británicos, que no parecen dispuestos a hacerlo.
La guerra de Malvinas comenzó el 2 de abril de 1982, cuando tropas argentinas desembarcaron en las islas, y finalizó 74 días más tarde con su rendición. Durante el conflicto, murieron 650 soldados argentinos y 255 británicos.
En general, para los argentinos, la guerra fue un error de la dictadura militar que gobernaba el país en ese momento, pero consideran que las Malvinas son argentinas y se convirtieron en un símbolo nacional en el país sudamericano.
Manifestantes de grupos de izquierda, que protestaban frente a la embajada británica en Buenos Aires, se enfrentaron este lunes con miembros de fuerzas de seguridad que estaban en la zona, a los que les arrojaron piedras y bombas molotov, según mostraron imágenes televisivas.
En Londres, el primer ministro, David Cameron, quien mantuvo cruces verbales con Fernández en los últimos meses, dijo que los isleños son quienes deben decidir su futuro.
Tres décadas después de la guerra, prevalece el sentimiento pro británico y un fuerte recelo hacia Argentina en las Malvinas, ubicadas a 12.700 kilómetros de Londres y a un vuelo de apenas 75 minutos del sur de Argentina.
Los detractores de Fernández afirman que los reclamos de soberanía proveen una distracción conveniente para cuestiones económicas, como la alta inflación y la desaceleración de la economía tras años de fuerte crecimiento.
Pero la mandataria rechazó esos argumentos y dijo que es Cameron quien necesita distraer a los votantes de los problemas económicos que acechan al país europeo.
"Si fuera por cuestiones económicas, es un argumento que no nos pueden aplicar a nosotros, sería mucho más aplicable al Reino Unido que a la República Argentina afortunadamente para todos los argentinos", dijo Fernández.

Confirman la liberación de los diez secuestrados por las FARC

En una zona rural entre los límites de los departamentos del Meta y Guaviare, las FARC liberaron a cuatro militares y seis policías, la totalidad de las personas que había sido anunciada por este grupo armado los pasados meses de diciembre y enero.
Estas personas fueron entregadas a una misión humanitaria conformada por miembros de Colombianas y Colombianos por la Paz y delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
  • Lun, 02/04/2012 - 18:06
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Este lunes los diez secuestrados regresarán a la libertad y no se harán dos entregas como se había informado en un comienzo, según confirmó en un comunicado la vocera del CICR, María Cristina Rivera.
En las últimas horas, en una zona rural entre los límites de los departamentos del Meta y Guaviare, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberaron a cuatro militares y seis policías, la totalidad de las personas que había sido anunciada por este grupo armado los pasados meses de diciembre y enero. Estas personas fueron entregadas a una misión humanitaria conformada por miembros de Colombianas y Colombianos por la Paz y delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
"Manifestamos nuestra gran alegría por el éxito de esta operación que permitió en un solo día la reunión de diez familias que estuvieron esperando por tantos años", aseguró Jordi Raich, jefe de la delegación del CICR en Colombia. "Hoy se acaba la agonía para estas familias y eso nos llena de gran satisfacción".
En este momento, los miembros de la Fuerza Pública son trasladados en un helicóptero facilitado por el Gobierno de Brasil, y debidamente identificado con la insignia del CICR, a la ciudad de Villavicencio. Luego serán llevados a Bogotá en un avión gubernamental.
Hacia las 10:30 de la mañana partió el helicóptero encargado de regresar a la libertad al grupo de diez militares y policías que fueron entregados por las FARC.
En el helicóptero viajaron dos integrantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), el organismo coordinador de la misión, acompañados por la exsenadora Piedad Córdoba y la directora de la Casa de la Mujer de Bogotá, Olga Amparo Díaz, ambas del movimiento Colombianas y Colombianos por la Paz (CCP).
Según el cronograma, en una hora retomarán vuelo para regresar al aeropuerto Vanguardia de Villavicencio y hacia las 5:30 de la tarde se estima que se produzca el primer reencuentro de estos uniformados con sus familias, que han aguardado por cerca de trece años su regreso.
Temprano en la mañana, la ex senadora Córdoba confirmó que debido al mal tiempo se retrasó dos horas el operativo. Manifestó que las condiciones climáticas hacia el sur del país eran difíciles.
"Así no creo que podamos volar. Hay que esperar un poquito, no se puede salir así", dijo.
Sin embargo, la ex senadora insistió en que todo está listo para que se produzca la liberación de los diez uniformados secuestrados, que se cumplirá en dos etapas: lunes y miércoles.
"Ya en este momento tengo las coordenadas" del lugar donde serán entregados los rehenes a la misión que integran delegdos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz.
"Hoy (lunes) comienza el proceso de liberación. La gente puede estar tranquila, el proceso se va a dar. Es un hecho, es un éxito total", había dicho poco antes Córdoba, quien desde 2008 ha mediado en la liberación de 20 rehenes de las FARC.
Los rehenes serán buscados en un helicóptero Cougar facilitado por la fuerza aérea brasileña para este operativo. Deben llegar al aeropuerto de Villavicencio, desde donde serán trasladados inmediatamente a Bogotá para recibir atención médica.
Justo cuando se suban a los helicópteros Cougar 523UE, los diez secuestrados que se espera sean liberados esta semana -cuatro militares y seis policías- verán a sus seres queridos. Durante meses, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CRIC) recopiló fotos de sus allegados para que los liberados no duden de que el sueño de volver a casa se hace realidad. Ya está todo listo para que, quienes han sufrido durante 13 y 14 años el suplicio del cautiverio, vuelvan a sus hogares.
El domingo se revisaron y dejaron a punto los helicópteros que harán parte de la operación. Asimismo, las Fuerzas Militares suspendieron sus operaciones sobre el que se prevé será el epicentro de las operaciones: Mapiripán (Meta).
Aunque la mayoría de los allegados de los cuatro militares y seis policías que se espera sean liberados se encuentran en el Cantón Norte (Bogotá), a la espera de noticias sobre sus seres queridos, algunos otros arribaron a Villavicencio (Meta) para ver y abrazar a quienes han esperado durante años. Esto a pesar de que las autoridades les recomendaron no ir a esa ciudad, debido a que los liberados no pasarán más de 20 minutos allí.
En Villavicencio recibirán las primeras atenciones y luego serán trasladados a Bogotá e ingresados al Hospital Militar, donde los médicos evaluarán su estado de salud. Sólo cuando sean dados de alta podrán hablar con los medios de comunicación. Después de ello, los liberados, Luis Alfonso Beltrán, Luis Arturo Arcia, Robinson Salcedo, Luis Alfredo Moreno, Carlos José Duarte, César Augusto Lasso, Jorge Trujillo, Jorge Humberto Romero, José Libardo Forero y Wilson Rojas, comenzarán a disfrutar de sus vacaciones y podrán volver a sus hogares, a gozar de su libertad con sus familias.
Por ahora, el hermetismo es total. Se desconoce quiénes serán liberados el lunes y a qué horas podrán gritar “¡libertad!”. De acuerdo con el Comité Internacional de la Cruz Roja, si el clima lo permite, a las 8 de la mañana los dos helicópteros brasileños con distintivos del CICR partirán rumbo al lugar de las liberaciones. Se espera que después del mediodía estén de regreso en el aeropuerto Vanguardia de Villavicencio (Meta), con el primer grupo de secuestrados a bordo.
A este aeropuerto llegaron el domingo, provenientes de São Gabriel de Cachoeira (Amazonas, Brasil), los delegados del CICR, Michael Kramer y Thomas Ess, y de Colombianas y Colombianos por la Paz, Marleny Orjuela, Gloria Cuartas, Gloria Ramírez y Piedad Córdoba, algunos de los cuales, se espera, recibirán a los liberados. Según las autoridades, la tripulación de los helicópteros que hará parte de la operación será la misma de otras liberaciones que se han realizado con ayuda de Brasil.
Si el operativo del lunes sale como está planeado, el martes habrá un día de descanso y el miércoles se completará esta serie de liberaciones, con la cual se pone punto final a esta dolorosa etapa en la historia reciente del país. Sin embargo, el CICR no descarta que la operación requiera de una tercera fase, para la cual dicen estar listos.
Los familiares no ocultan su alegría, aunque tampoco niegan que su drama sólo terminará cuando los liberados estén sanos y salvos, y por lo tanto puedan cantar victoria junto a ellos, la victoria de la tenacidad de diez uniformados que durante más de una década se aferraron a la vida y al sueño de la libertad. El mismo que los familiares y toda Colombia esperan se haga realidad esta semana

Cristina Fernández destaca que Malvinas ha pasado a ser una causa de Unasur

Durante un acto realizado en el sur argentino al cumplirse 30 años del inicio de la Guerra de Malvinas, la presidenta Cristina Fernández reconoció a los jóvenes que marcharon a ese territorio austral a combatir en el conflicto sin formación y sin los recursos necesarios y a los cientos que perdieron la vida defendiendo la soberanía de su país. teleSUR
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, afirmó este lunes en Ushuaia, Tierra del Fuego (sur de Argentina) que “la situación de las Malvinas ha pasado a ser una causa de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Durante el discurso de conmemoración de los 30 años del inicio de la Guerra de las Malvinas, la presidenta agradeció la presencia de las delegaciones de la Unasur y explicó que no puede ser que “a estas alturas todavía quedan 16 enclaves coloniales, de los cuales 10 los tiene el Reino Unido.
La mandataria destacó también la importancia de la decisión de desclasificar el informe Rattembach, al señalar que "es necesario agregarle a la memoria, verdad", en la causa Malvinas, porque "la historia, nuestros muertos y sus familiares nos debíamos la verdad".
"Una verdad dolorosa, pero verdad encendida de gestos heroicos y valores, de cobardías e injusticias", enfatizó.
“Vinimos a ofrecer reconocimiento a esos hombres que llevan en sus pechos las medallas y condecoraciones, conseguidas en batalla. Pero venimos también, por los cientos de jóvenes que vinieron a combatir en las islas. ¿Por qué será que la historia siempre se lleva a los jóvenes en los momentos difíciles?”, se preguntó.
La presidenta afirmó que nadie puede hacerle creer al mundo, que en la nación suramericanana se violan los derechos de cada uno de los hombres y mujeres que habitan en Las Malvinas y en todo el territorio argentino.
Señaló que “pueden dar cuenta de ello no sólo los ingleses que viven en esta región”, porque “Argentina respeta y recibe con amor y cariño a todos los habitantes de Las Malvinas como ciudadanos”. Destacó que no se hacen distinciones entre los argentinos y los habitantes de la zona más austral del mundo, porque “lo más importante es el respeto a la dignidad humana”.
También aseguró que no "queremos que se hable de tambores de guerra, ni de cascos, queremos que cuando la gente hable de cascos los relacione a los cascos de trabajo y a la inclusión”.
La mandataria resaltó que la usurpación británica de las islas Malvinas "no empezó hace 30 años" sino que "es una historia que va a cumplir 180 años el año proximo", y remarcó que ir a la guerra en 1982 "no fue una decisión del pueblo argentino" sino "un intento de perpetuarse en el poder" por parte de la dictadura militar y pidió que "se descorra el telón que pretende hacer creer el Reino Unido, de que aquella decisión fue del pueblo argentino".
La mandataria argentina anunció que el pasado viernes dirigió una carta a la Cruz Roja internacional para solicitar el apoyo y que los hombres argentinos y aún ingleses que no han sido identificados lo sean pues “cada hermana, cada viuda, cada padre tiene derecho a tener un nombre en una placa” y agregó: "Cada madre tiene el derecho de enterrar a sus muertos".
La posesión de las islas Malvinas, en el océano Atlántico sur, está en litigio desde 1833 cuando Reino Unido las ocupó. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) las considera desde 1965 como un enclave colonial en territorio argentino, y la disputa de soberanía fue motivo de guerra entre ambos países en 1982, dejando un total de 649 militares argentinos muertos, 255 británicos y tres civiles isleños.