La increíble historia de Ponce Feijoó | |||||||||||
El almirante Giampietri intermedió entre García y Ponce para reconciliarlos y asegurar que la información que había sobre el Grupo Rodrigo Franco no fuese entregada a los medios, después Giampietri terminó integrando la plancha presidencial del APRA. En el año 1997, el capitán de navío Manuel Elías Ponce Feijoó, andaba buscando al “soplón de mierda” que había filtrado a la prensa la información que acreditaba que Inteligencia Naval había detectado los pagos que Demetrio Chávez Peñaherrera “Vaticano”, hacía regularmente a Vladimiro Montesinos para poder usar la pista de aterrizaje de Campanilla para el despacho de la droga a Colombia. Y entre los samaqueados de esos días se encontró el entonces capitán de fragata, Juan Castro Barreda, que había elaborado el informe y fue conminado a negar ante el Fiscal que dicho documento procediera de la Inteligencia Naval. En la investigación interna que inició la Marina , se responsabilizó a varios miembros del personal subalterno y bajo la batuta del “Chito Ponce” se confiscó toda la información referida al asesor Montesinos y a oficiales de las Fuerzas Armadas con el narcotráfico. Así el subjefe de inteligencia de los blancos de las Fuerzas Armadas, había ganado un reconocimiento del tipo más poderoso de la época, que se tradujo en una mejora económica y recomendación de ascenso. En octubre de 1997, en elSalón Huáscar de la Escuela Naval en La Punta , el doctor Vladimiro Montesinos fue condecorado con la Cruz Peruana al Mérito Naval, en una ceremonia con todo el alto mando de la Marina , entre ellos, el capitán de navío Manuel Elías Ponce Feijoó. Quedaba así sellada una alianza entre el sector más autónomo de las Fuerzas Armadas y el gran manipulador. Montesinista En el segundo semestre del 2000, el presidente Fujimori recibió la carpeta de ascensos propuestos para el fin de año, con apuntes y recomendaciones de Vladimiro Montesinos, entre los cuales se incluía a Ponce Feijoó para que avanzara del grado de capitán de navío a contralmirante. El presidente aprobó la lista y la dejó para su publicación en el momento debido. Pocos días después, sin embargo, estalló el escándalo del vídeo Kouri-Montesinos, el viaje y el retorno de Panamá del ex asesor, y, casi inmediatamente, la supuesta persecución del presidente para ubicar el escondite de Vladimiro. En el grupo de persecución, Fujimori integró a Manuel Elías Ponce Feijoó, no se sabe si por la conocida habilidad del marino para operaciones de este tipo, o porque era uno más de los participantes de una persecución que buscaba no hallar al perseguido. En noviembre de ese año, Fujimorise convirtió en el segundo gran fugado del régimen, llevando la crisispolítica al extremo y forzando la conformación de un nuevo gobierno encabezado por Valentín Paniagua. Apenas unos días después, el ministro de Justicia, Diego García Sayán, elevó un informe al presidente transitorio, recomendando dejar sin efecto el ascenso de Ponce a partir de informes recibidos de parte de organismos de derechos humanos que lo vinculaban con la desaparición de dos jóvenes estudiantes de la Universidad del Callao en los años 92 y 93. Ponce fue degradado sin haber asumido aún su nueva graduación y se fue inexorablemente al retiro. La caída de Fujimori-Montesinos fue fatal para su ascendente carrera. En 1994, LA PRIMERA sala penal del Callao había, sin embargo, archivado el caso de las desapariciones, por falta de pruebas y posteriormente la Corte Suprema ratificó el fallo. Para el año 2000, los organismos nacionales de derechos humanos habían elevado el proceso por el caso Roca-Anzualdo, ante la Corte Interamericana , cuando llegó el gobierno Paniagua. Más tarde, sin embargo, ha crecido una nueva lectura sobre el caso, que indica que en la desaparición de los estudiantes de economía Martín Roca casas y Kenneth Anzualdo ocurrida entre agosto y noviembre del 93, en los alrededores de sus respectivos domicilios en el Callao, no intervinieron elementos de la marina como se presumía, sino efectivos del ejército vinculados al grupo Colina que se llevaron a los jóvenes al Pentagonito, donde los torturaron, asesinaron y cremaron sus restos en los hornos del sótano de ese edificio. En una conversación sobre el tema, Jesús Miguel Ríos Sáenz, el “Chito Ríos”, líder del Comando Rodrigo Franco en los años 80 y más tarde asesor del Grupo Colina, bajo el gobierno Fujimori, se felicitó de haberle “sembrado dos muertos”, al bacán de la Marina y haberle “cagado la carrera”. Se supone que era la venganza por lo sucedido durante la década anterior. Chito frente ChitoEra el comienzo daño 1989, cuando llegaron a los despachos de Alan García y Agustín Mantilla, sobres lacrados con los sellos de secreto y de la dirección de inteligencia naval, conteniendo el informe de una investigación de varios meses sobre el llamado Comando Rodrigo Franco, sus integrantes, acciones y conexiones con el partido aprista y el gobierno. Era un aviso que la Marina sabía lo que el gobierno quería que nadie supiera. De inmediato el ministro del Interior se comunicó con el almirante Arriarán, jefe de la DINTEMAR , para buscar un arreglo, lo que dio lugar a una cita de negociación a la que asistirían un representante por cada lado. El segundo civil de Mantilla, el dirigente operativo del Comando Rodrigo Franco, Miguel Ríos Sáenz, “Chito Ríos” armó el encuentro con el capitán Elías Ponce, “Chito Ponce”, bajo la premisa que ninguno de los dos acudiría con escolta. Efectivamente la reunión empezó como una cita de a dos, pero unos minutos después ingresaron al lugar cuatro hombres armados del Rodrigo Franco que rodearon a Ponce. El “Chito” de Mantilla dijo entonces: date por secuestrado. Unos segundos después ingresaban varias decenas de marinos mostrando sus armas. Estás derrotado, contestó el otro “Chito”. La tensión se había resuelto en una victoria de los marinos que tenían capturados a la cabeza de la temida banda paramilitar del gobierno. El acuerdo final sería doloroso para Mantilla, que acabaría capitulando para recuperar a su gente y aceptando que Inteligencia Naval retuviera la información estratégica, con el compromiso de no difundirla. Los secretos de García 2001-2001 En febrero del año 2001, Alan García arribó al Perú como improvisado candidato presidencial para disputar con Alejandro Toledo. Antes de su llegada Gonzales Posada preguntó a diversos contactos que mantenía con el montesinismo, si no había ningún video que pudiera complicar la campaña. López Meneses y Fernán Altuve, le aseguraron que no había problemas. Pero los había. Ese mismo mes se difundió el video de Mantilla recibiendo dinero del asesor que según se indica en el diálogo grabado eran para el partido aprista. A García no le quedó sino ensayar otra de sus escenas de jefe herido en su confianza por personajes que antes tuvo muy cerca y que se vendían por unas cuantas monedas. Mil veces miserable y traidor, le dijo a su ex secretario personal, ex ministro y viceministro, ex secretario general del APRA, etc., y armó como lo haría tantas veces en los siguientes años, una profunda zanja entre él y el caído, para no cargar con sus responsabilidades. Mantilla fue preso y se calló en mil idiomas sobre lo que realmente motivó su presencia en el SIN para recoger los 30 mil dólares de su desgracia. García a su vez no ganó la elección, pero quedó bien colocado y proyectado hacia los nuevos comicios del 2006. Fue entonces que buscó al almirante Luis Giampietri para asegurarse que la información que la Marina había reunido doce años antes no fuera a afectar su futuro, sobre todo teniendo en cuenta que Mantilla había vuelto al centro de la noticia (Giampietri integró su plancha presidencial el 2006). Es por esta vía que el ex presidente y ex candidato llega a Ponce Feijoó , por entonces en un retiro prematuro y tratando de rearmar su vida como civil. El contacto debe haberse producido entre el 2001 y 2002, y tiene que haber servido para cerrar el capítulo de los “chitos”, asegurar la reparación a futuro del honor del marino dado de baja y des-ascendido, y garantizar que la información sensible no se movería. Creación de BTREl año 2003, se crea Business Track, empresa de “servicios de asesoramiento”, como indica su ficha de SUNAT, con domicilio fiscal en Avenida Salaverry 2007, y que declara como objetivo en su página Web: “elevar el nivel de seguridad de la empresa a través de la implementación de un efectivo sistema de gestión de seguridad de información”. Lo interesante es que ni Ponce que se constituye como gerente general, ni su socio Tomasio, tenían ningún capital para formar empresa alguna y menos para comprar los equipos sofisticados que se requieren para las labores de interceptación y trascripción de grabaciones. ¿Cómo lo hicieron y cómo consiguieron los clientes para financiar sus actividades? Dos nombres pueden ser las pistas para saber como nace el “exitoso negocio” de Business Track: uno de ellos el del empresario Luis Favre, ligado a García y conectado desde la década de los 90 con actividades de inteligencia y operaciones encubiertas. El otro, el capitán de fragata en retiro, Wilson Gómez-Barrios Rincón, creador de la empresa Forza (actual Securities), que venía funcionando desde los años 90 con notable éxito en la asesoría de seguridad de grandes empresas (una de ellas Yanacocha), a las que se le ofrecía información clave sobre diversos riesgos: conflictos laborales y sociales, terrorismo, delincuencia; y también sobre competidores, actuación del Estado, autoridades locales, medios de comunicación, etc. Favre habría sido el puente entre Gómez-Barrios y Ponce, convirtiendo a la novísima empresa de este último en una subsidiaria de Forza. No olvidar, por cierto, que Gómez Barrios fue pareja de Giselle Gianotti, con la que tiene dos hijos, y que ambos estuvieron en Palacio de Gobierno en diciembre del 2006, cuando el falso caso del atentado del grupo Todas las Voces. Gianotti, efectivamente circulaba entre las dos empresas chuponeadoras dando a entender que no había competencia entre ellas. Y no debe ser casualidad que ella haya sido la única puesta en libertad de los integrantes del grupo intervenido. También es claro que Forza no fue investigada en relación a los petroaudios ni tomada en cuenta en el proceso, a pesar de las marcadas semejanzas entre una y otra empresa, de supuesta seguridad. Raúl Wiener Unidad de Investigación |
ESTE BLOG PRETENDE HACER ESCUCHAR UNA VOZ DE LAS FUERZAS DEL ORDEN MALTRATADAS POR INTERESES POLÍTICOS SUBALTERNOS Y POR ESTE MEDIO HACER CONOCER SUS PUNTOS DE VISTA PARA QUE LA SOCIEDAD COMPRENDA LOS HECHOS DE LA REALIDAD NACIONAL QUE IMPACTAN NEGATIVAMENTE EN LA SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL Y SU COMPROMISO RESPONSABLE FRENTE A ELLA EN LA BUSQUEDA DEL BIEN COMÚN
Buscar este blog
martes, 26 de julio de 2011
La increíble historia de Ponce Feijoó Raúl Wiener Unidad de Investigación
lunes, 25 de julio de 2011
Alan con narco colombiano Farid Nader Por Gustavo Gorriti y Romina Mella.-

El colombiano Farid Nader Nader (a la derecha) se fotografía con el presidente de la República, Alan García (Foto sin fecha obtenida por IDL-Reporteros).
Por Gustavo Gorriti y Romina Mella.-
¿Una foto vale más que mil palabras? Depende. A veces dice todo y a veces dice poco. Con las imágenes, como sucede con las palabras, el contexto es todo.
La foto que ustedes ven ahora no solo atrae miradas por lo conocida que es una de las dos figuras que acaparan la imagen. La persona al lado del presidente de la República también llama la atención porque no es frecuente encontrar a alguien ligeramente más alto y con un peso cercano al de Alan García.
El corpulento individuo parado junto al rotundo presidente es un ciudadano colombiano. Se llama Farid Nader Nader. Todo indica que llevaba un buen tiempo en Lima cuando se tomó la foto y que tenía ya varias e interesantes relaciones con personas conocidas, empresarios, funcionarios…
Nader era también, a su manera, un empresario cuyo rubro no declarado de negocios, de acuerdo con las autoridades, era la exportación de psicotrópicos. Más específicamente, de clorhidrato de cocaína.
Es un negocio, como se sabe, con muy altos márgenes de ganancia, pero cuando sale mal, el precio suele ser mayor que un proceso de insolvencia en Indecopi.
IDL-R se comunicó esta tarde, a las 4:16 p.m. con el secretario de prensa de la Presidencia de la República, José Chirito, para transmitir al Presidente la pregunta de si conocía o no, y cuánto, a Farid Nader. Hasta las 9 de la noche no se obtuvo una respuesta. IDL-R la publicará en cuanto Alan García la dé a conocer.
A las seis de la mañana del 3 de julio, Nader fue detenido por detectives de la Dirección Antidrogas de la Policía (Dirandro), en la avenida Benavides, cerca de la universidad Ricardo Palma. Manejaba un auto Peugeot y lo acompañaba su pareja, Gabriela Ibarra Espinoza. Entre los dos llevaban 25 mil dólares y 5 mil euros.
Ese arresto fue una de las últimas acciones de un gran operativo que la Dirandro había puesto en ejecución desde la madrugada para desbaratar a una compleja organización de narcotraficantes en el momento mismo del embarque de la droga.
La organización era dirigida y estaba centralmente integrada por colombianos, con el apoyo de varios peruanos, entre los cuales un policía. Se especializaba en contrabandear droga por vía marítima. El embarque de la droga se hacía casi invariablemente mediante buzos. La Policía, que había empezado a vigilar a esta organización desde el mes de mayo, le puso el nombre inevitable a la operación: El ‘caso buzos’.
Nader, según las autoridades, llegó al Perú en junio de 2010, para, de acuerdo con lo investigado por la Policía, dirigir los embarques de cocaína desde el Perú. Actuaba en coordinación con capos colombianos del narcotráfico. El financista de los intentos de embarque vigilados por la Policía, por ejemplo, es un colombiano conocido como ‘Negrini”, quien usa, aparentemente, un pasaporte venezolano.
Desde su llegada hasta su arresto, Nader organizó y ejecutó por lo menos dos envíos de droga. En el ínterin buscó de relacionarse todo lo posible. Se presentó como un hombre de negocios dedicado a la exportación (desde un cierto punto de vista, dijo la verdad) y muy interesado por eso en conocer todo lo posible sobre tráfico marítimo, itinerario de naves, movimiento de puertos.
También estableció una relación con una mujer vinculada con marinos. Todo indica que tuvo acceso al club Regatas y que, como se ve en esta edición, no desaprovechó ocasión para estar cerca de la gente que toma decisiones.
Eventualmente, Nader terminó esa relación (y lo más probable es que la persona con quien la tuvo no haya sabido nada sobre sus reales actividades y, más bien, haya sido utilizada) y empezó otra con Gabriela Ibarra. Pero, el objetivo central de Nader eran los embarques de cocaína, y ahí sí estuvo muy activo.
De acuerdo con fuentes policiales, Nader llegó a participar en por lo menos dos embarques antes de empezar a organizar el que terminó con su arresto.
A comienzos de año, Nader buscó efectuar un envío de droga desde Pisco. Logró reclutar a un miembro de la Marina, que le informó sobre el movimiento de embarcaciones.
Nader alquiló una casa en Pisco desde donde hizo los arreglos para despachar la cocaína. Se le sumó otro colombiano, Hernán de Jesús Ahumada, de 63 años, que resultó ser el encargado de la logística. Llegaron también dos buzos colombianos que se alojaron en la misma casa.
Era un embarque de 50 kilos, que fracasó cuando unos agentes de seguridad que custodiaban el barco se alarmaron ante la cercanía de la lancha con los narcotraficantes e hicieron disparos al aire.
Los colombianos regresaron con los 50 kilos de cocaína a Lima y eventualmente añadieron treinta más. Toda la droga quedó en casa de Ahumada. En una ocasión llevaron el alijo hasta Chincha, para otro embarque que fracasó, hasta que tomaron la decisión de hacerlo, a principios de este mes, por el Callao.
Todo un aparato logístico se puso en marcha, incluyendo la participación de un policía en servicio activo, Alejandro Colán Azalde, quien les daba seguridad, transportaba la droga en su carro y hacía tareas de contravigilancia. No llegó a percatarse, sin embargo, del seguimiento de la Dirandro.
Otras personas fueron reclutadas para conseguir las lanchas y realizar también tareas de seguridad. Félix Clemente Granados, por ejemplo, que trabajaba en Enapu, informó sobre itinerarios y proporcionó las lanchas.
Para el embarque en sí llegaron dos buzos desde Colombia: Wilfredo Collantes y Robbin Lozano, que se alojaron en el hotel Larco, en Miraflores.
¿Cómo se iba a realizar el embarque? La droga iba a ser llevada en una lancha desde la playa de Chucuito hasta acercarse al buque. Ahí, los buzos se iban a sumergir para llevarla por debajo del agua hasta pegarse al casco de la nave. Entonces, tripulantes del buque que habían sido ya reclutados por los narcotraficantes iban a lanzar sogas con ganchos con los que los buzos asegurarían las bolsas impermeables que contenían la cocaína. Hecho esto, la droga sería izada al barco y escondida hasta llegar al punto de destino, en Europa.
A la una de la madrugada del domingo 3 de julio, el suboficial PNP Azalde llegó con la droga a la playa de Chucuito. Ahí los esperaba el portuario Clemente, mientras que Ahumada con los dos buzos ya estaban en la lancha.
Entonces les cayó encima la Dirandro con 23 agentes.
Azalde sacó el arma y amenazó con disparar. Varios policías lo derribaron y desarmaron.
Ahumada y los dos buzos fugaron a todo motor de lancha y arrojaron dos bolsas con droga al mar. Eventualmente, esa cocaína fue recuperada por la Dirandro. La otra mitad fue incautada en la orilla.
La libertad no le duró a Ahumada ni a los buzos. El primero fue capturado en su casa y los otros en su hotel.
A las seis de la mañana, Nader y Gabriela Ibarra fueron arrestados junto a la universidad Ricardo Palma.
Nader está ahora en la cárcel y la parte hasta ahora conocida de su organización resultó aparentemente desbaratada. Pero este es apenas un pequeño capítulo de las historias y las circunstancias que rodean la exportación de alrededor de 300 toneladas de cocaína desde el Perú cada año. La compleja logística, las complicidades y la cercanía frecuentemente inadvertida de los exportadores clandestinos de cocaína a las personas menos esperadas.
Por eso, a veces una fotografía no solo puede significar mil palabras sino otras tantas historias, o diez mil confusiones.
¿Una foto vale más que mil palabras? Depende. A veces dice todo y a veces dice poco. Con las imágenes, como sucede con las palabras, el contexto es todo.
La foto que ustedes ven ahora no solo atrae miradas por lo conocida que es una de las dos figuras que acaparan la imagen. La persona al lado del presidente de la República también llama la atención porque no es frecuente encontrar a alguien ligeramente más alto y con un peso cercano al de Alan García.
El corpulento individuo parado junto al rotundo presidente es un ciudadano colombiano. Se llama Farid Nader Nader. Todo indica que llevaba un buen tiempo en Lima cuando se tomó la foto y que tenía ya varias e interesantes relaciones con personas conocidas, empresarios, funcionarios…
Nader era también, a su manera, un empresario cuyo rubro no declarado de negocios, de acuerdo con las autoridades, era la exportación de psicotrópicos. Más específicamente, de clorhidrato de cocaína.
Es un negocio, como se sabe, con muy altos márgenes de ganancia, pero cuando sale mal, el precio suele ser mayor que un proceso de insolvencia en Indecopi.
IDL-R se comunicó esta tarde, a las 4:16 p.m. con el secretario de prensa de la Presidencia de la República, José Chirito, para transmitir al Presidente la pregunta de si conocía o no, y cuánto, a Farid Nader. Hasta las 9 de la noche no se obtuvo una respuesta. IDL-R la publicará en cuanto Alan García la dé a conocer.
A las seis de la mañana del 3 de julio, Nader fue detenido por detectives de la Dirección Antidrogas de la Policía (Dirandro), en la avenida Benavides, cerca de la universidad Ricardo Palma. Manejaba un auto Peugeot y lo acompañaba su pareja, Gabriela Ibarra Espinoza. Entre los dos llevaban 25 mil dólares y 5 mil euros.
Ese arresto fue una de las últimas acciones de un gran operativo que la Dirandro había puesto en ejecución desde la madrugada para desbaratar a una compleja organización de narcotraficantes en el momento mismo del embarque de la droga.
La organización era dirigida y estaba centralmente integrada por colombianos, con el apoyo de varios peruanos, entre los cuales un policía. Se especializaba en contrabandear droga por vía marítima. El embarque de la droga se hacía casi invariablemente mediante buzos. La Policía, que había empezado a vigilar a esta organización desde el mes de mayo, le puso el nombre inevitable a la operación: El ‘caso buzos’.
Nader, según las autoridades, llegó al Perú en junio de 2010, para, de acuerdo con lo investigado por la Policía, dirigir los embarques de cocaína desde el Perú. Actuaba en coordinación con capos colombianos del narcotráfico. El financista de los intentos de embarque vigilados por la Policía, por ejemplo, es un colombiano conocido como ‘Negrini”, quien usa, aparentemente, un pasaporte venezolano.
Desde su llegada hasta su arresto, Nader organizó y ejecutó por lo menos dos envíos de droga. En el ínterin buscó de relacionarse todo lo posible. Se presentó como un hombre de negocios dedicado a la exportación (desde un cierto punto de vista, dijo la verdad) y muy interesado por eso en conocer todo lo posible sobre tráfico marítimo, itinerario de naves, movimiento de puertos.
También estableció una relación con una mujer vinculada con marinos. Todo indica que tuvo acceso al club Regatas y que, como se ve en esta edición, no desaprovechó ocasión para estar cerca de la gente que toma decisiones.
Eventualmente, Nader terminó esa relación (y lo más probable es que la persona con quien la tuvo no haya sabido nada sobre sus reales actividades y, más bien, haya sido utilizada) y empezó otra con Gabriela Ibarra. Pero, el objetivo central de Nader eran los embarques de cocaína, y ahí sí estuvo muy activo.
De acuerdo con fuentes policiales, Nader llegó a participar en por lo menos dos embarques antes de empezar a organizar el que terminó con su arresto.
A comienzos de año, Nader buscó efectuar un envío de droga desde Pisco. Logró reclutar a un miembro de la Marina, que le informó sobre el movimiento de embarcaciones.
Nader alquiló una casa en Pisco desde donde hizo los arreglos para despachar la cocaína. Se le sumó otro colombiano, Hernán de Jesús Ahumada, de 63 años, que resultó ser el encargado de la logística. Llegaron también dos buzos colombianos que se alojaron en la misma casa.
Era un embarque de 50 kilos, que fracasó cuando unos agentes de seguridad que custodiaban el barco se alarmaron ante la cercanía de la lancha con los narcotraficantes e hicieron disparos al aire.
Los colombianos regresaron con los 50 kilos de cocaína a Lima y eventualmente añadieron treinta más. Toda la droga quedó en casa de Ahumada. En una ocasión llevaron el alijo hasta Chincha, para otro embarque que fracasó, hasta que tomaron la decisión de hacerlo, a principios de este mes, por el Callao.
Todo un aparato logístico se puso en marcha, incluyendo la participación de un policía en servicio activo, Alejandro Colán Azalde, quien les daba seguridad, transportaba la droga en su carro y hacía tareas de contravigilancia. No llegó a percatarse, sin embargo, del seguimiento de la Dirandro.
Otras personas fueron reclutadas para conseguir las lanchas y realizar también tareas de seguridad. Félix Clemente Granados, por ejemplo, que trabajaba en Enapu, informó sobre itinerarios y proporcionó las lanchas.
Para el embarque en sí llegaron dos buzos desde Colombia: Wilfredo Collantes y Robbin Lozano, que se alojaron en el hotel Larco, en Miraflores.
|
|
|
|
A la una de la madrugada del domingo 3 de julio, el suboficial PNP Azalde llegó con la droga a la playa de Chucuito. Ahí los esperaba el portuario Clemente, mientras que Ahumada con los dos buzos ya estaban en la lancha.
Entonces les cayó encima la Dirandro con 23 agentes.
Azalde sacó el arma y amenazó con disparar. Varios policías lo derribaron y desarmaron.
Ahumada y los dos buzos fugaron a todo motor de lancha y arrojaron dos bolsas con droga al mar. Eventualmente, esa cocaína fue recuperada por la Dirandro. La otra mitad fue incautada en la orilla.
La libertad no le duró a Ahumada ni a los buzos. El primero fue capturado en su casa y los otros en su hotel.
A las seis de la mañana, Nader y Gabriela Ibarra fueron arrestados junto a la universidad Ricardo Palma.
Nader está ahora en la cárcel y la parte hasta ahora conocida de su organización resultó aparentemente desbaratada. Pero este es apenas un pequeño capítulo de las historias y las circunstancias que rodean la exportación de alrededor de 300 toneladas de cocaína desde el Perú cada año. La compleja logística, las complicidades y la cercanía frecuentemente inadvertida de los exportadores clandestinos de cocaína a las personas menos esperadas.
Por eso, a veces una fotografía no solo puede significar mil palabras sino otras tantas historias, o diez mil confusiones.
domingo, 24 de julio de 2011
Un juicio puede durar 26 años si se trata de violación de DD HH
Para el TC

El Tribunal Constitucional (TC) concluyó que en los casos de violaciones a los derechos humanos, como la matanza de Accomarca, donde no ha habido voluntad del Estado de investigar estos hechos, no se puede apelar al principio de la prescripción por el tiempo transcurrido en el proceso.
Esto, a propósito de la acción de amparo presentada por uno de los integrantes de la patrulla militar supuestamente responsable de la matanza de Accomarca, de 1985.
Se trata de Francisco Marcañaupa Osorio, quien alega que por el tiempo transcurrido, casi 26 años, debería declararse prescrita la acción penal en su contra.
Sin embargo, el TC argumenta que si bien la prescripción de la acción penal empieza a contarse desde la comisión del ilícito, en este caso no es posible aplicarse este principio, porque ha habido una renuncia del Estado en la década del 90, a través de artimañas legales y leyes de amnistía, para investigar y sancionar estos hechos.
El TC señala que la prescripción de la acción penal, que supone la defensa del individuo contra los excesos del Poder estatal, no puede ser utilizada con la finalidad de avalar el encubrimiento que el Estado haya realizado de hechos que deben ser investigados.
“El Tribunal advierte que desde la ocurrencia de los hechos hasta enero de 2002 el Estado mismo había instaurado un proceso ante un órgano jurisdiccional completamente incompetente, que demostró su intención de encubrir los hechos criminosos, permisión que fue consumada luego con la promulgación de leyes de amnistía destinadas a impedir toda persecución penal”, señala el tribunal en nota de prensa.
TC rechaza hábeas corpus de acusado en matanza de Accomarca

El Tribunal Constitucional declaró infundada la demanda de hábeas corpus interpuesta por Francisco Marcañaupa Osorio, ex integrante de la patrulla militar armada que, al mando del subteniente del Ejército Peruano Telmo Ricardo Hurtado Hurtado, fue acusada de participar en la matanza de Accomarca, ocurrida el 14 de agosto de l985.
El demandante alegó que, por el tiempo transcurrido, ha prescrito la acción penal. Sin embargo, el Colegiado reafirmó que, no obstante, la prescripción de la acción penal se contabiliza desde la comisión del ilícito. “Los hechos criminales fueron juzgados por el Fuero Militar, que absolvió a todos los encausados de las acusaciones de homicidio calificado, y solamente encontró responsabilidad en el subteniente EP Telmo Hurtado por delito de “abuso de autoridad”, condenándolo a seis años de prisión. Luego fue favorecido con una amnistía.
El Tribunal precisa que conforme con la Constitución en los casos de prescripción, en caso que se determine que tales hechos constituyen crímenes de lesa humanidad, no opera el plazo de prescripción de la acción penal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)