Buscar este blog

jueves, 19 de abril de 2012

El abandono

Foto
Llegada de los restos del suboficial Landert Tamani Guerra, el lunes 16 de abril (Foto: Inforegión).
Por Gustavo Gorriti.-
La caída del helicóptero 357, la nave UH1H2, donde murió la mayor PNP Nancy Flores en la tarde del jueves 12, desató otros enfrentamientos en el mismo cerro y sus cercanías entre el jueves y el sábado 14, con un  saldo trágico en todos ellos: la muerte de tres suboficiales de la Dinoes pocas horas después; y la emboscada a una patrulla del EP el sábado, que mató a dos suboficiales del Ejército y dejó a diez heridos, el sábado 14.
De los tres enfrentamientos, el más difícil de comprender es el que llevó a la muerte de los tres policías de la Dinoes. ¿Por qué se los abandonó en el cerro, si hacerlo equivalía a condenarlos a morir? ¿Por qué no se trató de socorrerlos en forma inmediata?
IDL-R ha seguido la secuencia de hechos que llevaron a ese luctuoso desenlace.
El día que fue abatido el 357, la patrulla Dinoes en donde estaban los tres suboficiales, se encontraba al norte, en Mazamari. Habían llegado poco antes a la antigua base Sinchi desde Lima, para hacer ‘un reentrenamiento’. Eran 30 policías (la mayoría suboficiales de segunda y tercera) al mando de tres capitanes, que, se suponía, iban a hacer un curso combinado con la Marina y la FAP.
Pasado el mediodía, la patrulla de Dinoes recibió la orden de trasladarse de Mazamari a Pichari. Al llegar, les dijeron brevemente que no iban a participar en un curso sino en un operativo. Se trataba de hacer un anillo de seguridad en torno al helicóptero derribado.
Pese a que los senderistas habían atacado (y derribado) un helicóptero que tenía a otro de sombrilla y que se podía suponer que habría por lo menos un francotirador senderista en el lugar, la patrulla fue transportada por un solo helicóptero, sin otro que pudiera hacer de escolta o de sombrilla. ¿No había otros helicópteros disponibles? ¿Confiaron los pilotos militares en el blindaje de la parte inferior del MI-17 y supusieron que si se mantenían en sobrevuelo sería muy difícil que los francotiradores senderistas acertaran en un punto vulnerable?
Sea como fuere, el MI-17 del Ejército, con pilotos de la Aviación del Ejército, salió de Pichari cerca de las 3:30 de la tarde. Veinte minutos después, a las 3:50 p.m., mientras el helicóptero sobrevolaba el cerro donde había caído el 357, los 27 policías se prepararon a deslizarse sobre la cuerda de descenso rápido fast rope.
Los primeros en bajar fueron los suboficiales de tercera César Vilca Vega y Luis Astuquillca Vásquez, los siguió el suboficial Landert Tamani Guerra y se preparó para deslizarse el suboficial José Miguel Millones Velásquez.
a
Suboficial PNP César Vilca Vega .
a
Suboficial PNP Luis Astuquillca Vásquez (Foto: Reniec).
a
Suboficial de tercera Landert Tamani Guerra (Foto: Epensa).
a

Hubo disparos entonces y por lo menos una bala impactó la cabina de pasajeros y las esquirlas hirieron a Millones en el rostro. La herida era aparatosa, por la hemorragia facial, aunque resultó siendo leve y de poca importancia.
Pero entonces sucedió lo inaudito: el piloto del helicóptero abortó el desembarco por soga rápida y viró (o más bien huyó) hacia Kiteni ante la consternación de los otros policías, que le insistieron a su oficial, el capitán PNP Jesús Soto Quintanilla, que volvieran a donde habían dejado abandonados a sus camaradas de armas. Soto no reaccionó, según testimonios de varios policías que estuvieron presentes en el helicóptero.
Los policías insistieron en volver y pidieron que en todo caso los dejaran a medio kilómetro, o hasta un kilómetro de la cima del cerro, donde estaban sus camaradas en peligro mortal. Soto, denuncian los policías, no los apoyó ni argumentó con los pilotos.
¿Tuvieron miedo los pilotos de ser derribados y concluyeron que menos malo era el sacrificio de tres que el de treinta y, además, con el helicóptero de yapa? Pero el hecho es que sabían que ahí había por lo menos un francotirador senderista que, todo indicaba, no había sido eliminado por el fuego impreciso que se lanzó contra él durante el derribo del 357. ¿O fue una orden del comando operativo en Kiteni, asustado ante la posibilidad de perder otro helicóptero?
Lo que sustenta esta posibilidad es que, pese a estar Kiteni a cinco minutos de vuelo de la zona de tiroteo, no salió ningún otro vuelo ni ningún refuerzo durante el resto del día, en el que la patrulla permaneció en Pichari.
Coronel PNP Edison Salas Zúñiga, jefe de la Diroes (Foto: PNP).
Los suboficiales, según varios testimonios, fluctuaban entre sentimientos de consternación, impotencia e indignación. Uno de ellos, según testigos, le pidió con vehemencia al jefe de la Diroes, el coronel Edison Salas Zúñiga que fueran a rescatar a sus compañeros. La respuesta de Salas fue, de acuerdo con las fuentes: “Calla, chiquillo de mierda”.
Al ser consultado por IDL-R sobre por qué se abandonó a los suboficiales, el coronel Salas indicó que “yo desconozco. No he estado a cargo de los operativos. Los que han operado allá son los jefes que han estado allá”.
IDL-R intentó comunicarse repetidas veces con el capitán Soto Quintanilla y el jefe de la Dinoes, coronel PNP Amador Bacalla, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. Este último, cada vez que se le mencionaba a IDL-Reporteros parecía tener una crisis de sordera.
Lo que resulta ya increíble es que el día siguiente, viernes, no se llevó a cabo ninguna operación para rescatar a los Policías. Ese día, un piloto reportó haber visto el cadáver de uno de ellos tirado en el monte. Ni aún así se hizo el esfuerzo.
Recién el sábado a media mañana, ya liberados los rehenes, se movilizó varias patrullas para acercarse al helicóptero abatido, el 357, permitir el repliegue de la patrulla sinchi al mando del coronel del Castillo, ‘Milkito’, que había permanecido parapetado en el lugar desde la caída del helicóptero. Y, de paso, buscar a los policías.
Recién el sábado las fuerzas de seguridad emprenden la búsqueda de los policías desaparecidos (Foto: La República).
Así, un capitán al mando de una patrulla de comandos del Ejército, recibió la información de un lugareño, de que habían encontrado el cadáver de un suboficial, el de Landert Tamani.
Acompañado por los residentes del lugar (lo que pudo haberlo salvado de emboscadas), el capitán recuperó el cadáver de Tamani y avanzó hasta el punto de encuentro con las otras patrullas. Tamani, según informaron a los policías, tenía la mano quemada (probablemente por el descenso en cuerda) y tres heridas de bala que parecían haber sido hechas a distancia.
"A mi hijo lo han abandonado", enfatizó el técnico de segunda del EP, Félix Tamani, padre de Landert (Foto: Perú 21).
La suerte de los suboficiales Vilca Vega y Astuquillca Vásquez no parece haber sido mejor. Informaciones captadas de diversa manera indicaban que los senderistas estaban contentos por haberse apropiado de tres fusiles AKM y una pistola. Finalmente, el líder senderista ‘Gabriel’, en su corto encuentro con los periodistas de La República, Panamericana y El Comercio, confirmó que habían dado muerte a los policías cuando estos se negaron a rendirse.
Si así fuera, y cabe poca duda que tal fue el caso ¡Qué diferente mensaje de honor y valor dejan estos policías desde el otro lado de la muerte, que el que dan sus superiores! Negarse a rendir, sabiendo que eso significa la muerte, luego de ver el cobarde abandono que los condenó a ese último, trágico dilema.
"Estaban cayendo del helicóptero tres policías, a esos les hemos ametrallado", aseguró 'Gabriel' a un grupo de periodistas en Alto Lagunas (Foto: La República).
¿Qué se pudo haber hecho? IDL-R consultó el caso con varios pilotos con probada experiencia de combate y habilidad operativa. Ninguno hubiera abandonado a sus hombres.
“El helicóptero pudo regresar rápido, si se trataba de evacuar al herido” dice uno de los pilotos con más experiencia, “pero si la vida del herido no peligraba, pudo haberse elevado, sobrevolar el área, comunicarse con Kiteni y pedir cobertura mientras sigue reconociendo desde arriba y pedir apoyo [sic]”.
Otro piloto fue más directo: “Elevarse, cortar ataque, pedir apoyo, ablandar, entrar de nuevo”.
No hay ejército o fuerza armada o policía o agencia de investigaciones que se respete en el mundo, que no esté dispuesto a llegar a la frontera de lo imposible por salvar a sus compañeros heridos, presos, perseguidos. Muchas veces el costo de salvar es, en apariencia, mucho mayor que el beneficio de hacerlo. Varias muertes (en acción) para salvar una vida, por ejemplo.
Pero el resultado es un efecto poderoso: todo soldado, todo policía sabe que nunca será abandonado y que todos sus compañeros pondrán su propia vida en juego por salvarlo. Ese conocimiento respalda y muchas veces hace posible las hazañas, la entrega, las victorias.
¿Qué puede pensar, en cambio, el soldado o el policía de jefes indiferentes o cobardes que con toda indiferencia lo abandonan? ¿Lo mismo que piensa de los jefes choros, peor aún?
La muerte de los suboficiales Vilca, Tamani y Astuquillca es un baldón para todos sus jefes y para el comando operativo que estuvo en funciones en Kiteni. Espero que, por su propio honor, los ministros del Interior y de Defensa investiguen y sancionen el cobarde abandono que sentenció a morir a estos tres dignos y valerosos policías.

Publicado el Miércoles 18 de abril, 2012 a las 19:53 | RSS 2.0.
Última actualización el Jueves 19 de abril, 2012 a las 10:53


Notas relacionadas:

§                  Combate en Postakiato
§                  La negociación
§                  ‘A maneras’
§                  Columna de reporteros
§                  Palabras triunfales, batallas reales
§                  Acción de armas en Alto Pacae
Herramientas y redes sociales:

10 comentarios a “El abandono”

1.                             
2.                             
Orlando dice:
Qué vergüenza, deshonraron a su institución y deben ser juzgados por la muerte de estos jóvenes.
3.                             
Tony dice:
Dramático reportaje. Debe investigarse y si es verdad los del Coronel PNP Edison Salas Zúñiga, que se negó a dar la orden de rescatar a los 3 policias, debería ser dado de baja por cobarde.
4.                             
Angel Mogrovejo dice:
La versión que aquí dan a la luz es totalmente cierta. Conversé en estos dias con amigos de la Dinoes y el sentimiento es de indignación y dolor por los compañeros caídos y por la cobardía de estos malos jefes muy lamentable, que esfuerzo se le puede pedir a estos hombres si saben que a la primera serán abandonados. Muy mal.
5.                             
El abandono | Inforegion dice:
[...] Para leer el artículo completo haga click aquí [...]
6.                             
Aleco dice:
Es una verguenza, mucha pena por los valientes que lucharon hasta el fin, no como sus jefes.
7.                             
“Calla chiquillo de m…” Oficiales abandonaron a policías en el VRAE « Spacio Libre – Web de Noticias dice:
[...] Vilca Vega, Luis Astuquillca Vásquez y Lander Tamani de la patrulla Dinoes pudo evitarse, según un informe publicado por IDL- Reporteros en el cual recoge los testimonios de los efectivos quienes señalaron que pedían al capitán PNP [...]
8.                             
fidel dice:
Eso de abandonarlos se llama Cobardía, y Yo si creo que ese Coronel hijo de P, se negó a mandar Policías a rescatar a sus colegas, “chiquillo de mierda” dijo ese cobarde, cobarde
Coronel que se negó a enviar mas Policías al rescate ojo a enviar porque se moría de miedo de ir, cuando ellos como Jefes como sacan pecho de ser Coroneles, deberían ir al frente con toda su gente. que tales Jefes tiene la Policía.
9.                             
luis alberto gordon iglesias dice:
Es la crónica de una muerte anunciada el relato de IDL, si fuésemos más suspicaces podríamos hacer una análisis comparativos de los enfrentamientos y muertes de soldados y policías en el VRAE con las crisis políticas y sociales que se dan producto del rechazo popular a un modelo que los agrede, veríamos una coincidencia macabra que desnuda el uso del sacrifico de vidas humanas que pongan la atención pública sobre ellos. Asimismo desnuda la aptitud pusilánime de las clases dominantes y de sus oficiales valientes para matar y agredir a personas indefensas y cobardes para enfrentar con honor su deber
10.                         
Que buena esta la nota, promocion que compartiste sobre EL ABANDONO y dejame decirte que si los hechos que narran estos periodistas e investigadores de la noticia con respecto a la muerte de estos 3 valerosos policias es como lo publican, realmente me da mucha pena el solo hecho de pensar que como los pudieron dejar practicamente a su suerte a estos muchachos, no se con que clase de equipo contarian, pero aun asi ni al mas preparado combatiente de este planeta se le podria dejar solo en un terreno como la selva peruana , rodeado de tanto desquiciado y asesinos que solo saben sembrar terror y sufrimiento a nuestro pais y nuestras familias… Durante mi permanencia en la organizacion militar a la que pertenesco me entrenaron y desde el primer dia aprendi a que NUNCA se le abandona a un companero de combate, aqui es como en los tres mosqueteros: TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS, si salta uno, todos saltamos y si cae uno todos caemos con el… Eso es una regla de la vida militar y eso es algo que si pasa en la fuerza a la que pertenesco simplemente no tiene perdon sobre el quien lo hizo y es juzgado en una corte marcial y enviado a prision de por vida. Desde aqui me solidarizo con el dolor de todos ustedes amigos policias y solo nos queda rezar para que nuestras familias en Peru encuentren paz y el consuelo para poder salir adelante.

Chalecos Mortales

Ver galería
Ministro de Defensa sospecha de corrupción y ha solicitado que Contraloría investigue el caso.
1,000 chalecos antibalas repartidos a los comandos del Ejército que ponen el pecho en el VRAE son inservibles.
El pasado miércoles 14 de marzo, un oficio firmado por el ministro de Defensa Luis Alberto Otárola cayó como una bomba sobre el escritorio del jefe del Ejército, general de división Víctor Ripalda Ganoza.
En el documento, etiquetado como “muy urgente”, Otárola le ordenó a Ripalda realizar las coordinaciones para retirar inmediatamente un lote de 1,000 chalecos antibalas que habían sido distribuidos en las bases más importantes del Valle de los Ríos Apurímac Ene (VRAE) “porque estarían poniendo en riesgo la salud y vida del personal militar del Comando Especial VRAE”.
La alarma de Otárola era fundada: esos chalecos fueron entregados en agosto del año pasado a los comandos y oficiales del Ejército para protegerse de los francotiradores terroristas en la selva del VRAE, pero en realidad sucedería lo contrario.
Los chalecos carecían de las placas antibalas de acero, necesarias para mitigar el impacto de los proyectiles, y ahora se investiga si aquello ocasionó la muerte de algunos de los militares que los usaron durante recientes operaciones de patrullaje, según fuentes castrenses de alto nivel.
Ampliar imagen
Oficio enviado por el ministro Otárola al jefe del Ejército en el que revela que los 1,000 chalecos antibalas nivel IIIA “no mitigan el impacto de las balas calibre 7.62 mm”, municiones utilizadas comúnmente por los narcoterroristas del VRAE.
Se trata de una gravísima negligencia que compromete a la cúpula del Ejército y que representa una pieza del negro rompecabezas del fracaso en la lucha contra el narcoterrorismo y el lamentable saldo de militares muertos en el VRAE.

CONTRATO PARA MORIR

Esta historia arranca en agosto de 2010 con la suscripción de un convenio entre el Ejército y la compañía norteamericana Point Blank Solutions INC (PBSI).
Dicha empresa, localizada en Florida, es fabricante de chalecos antibala y otros productos de protección balística, tales como placas, escudos y cascos, además de proveedor de algunas agencias federales de los Estados Unidos.
El convenio establece que PBSI fabricaría 6,000 chalecos, por S/. 6 millones, para luego enviarlos al Centro de Producción Técnica (CETPRO), de la 18a Brigada Blindada del Rímac, donde se les acondicionaría el laminado de acero.
Según el acuerdo, cada chaleco balístico, modelo Paca Internacional y ‘Nivel de protección IIIA’, es decir el más seguro, viene equipado con un paquete balístico de fibra Kevlar 3000d y laminado Honeywell Gn2115. Se trata de placas de acero que mitigan el impacto de las balas de armas largas.
Ampliar imagen
Chalecos antibalas nivel IIIA
El precio por cada chaleco (modelo con cuello) varía, según el tamaño. En tallas small, medium y large el valor unitario es de US$ 333.39 y en tallas extra large es de US$ 373.16, de acuerdo al anexo ‘A’ del referido contrato.
El documento lleva las rúbricas del general EP Richard Pitot, entonces jefe de la 18º Brigada Blindada del Rímac, y los norteamericanos Michael Foreman y Patrick Stallings, en su calidad de representantes de Point Blank.

EL BLANCO PERFECTO

Los primeros 1,000 chalecos nivel IIIA llegaron al CETPRO en mayo del año pasado para el acondicionamiento del laminado de acero y el paquete balístico y, en agosto, fueron destinados a las bases estratégicas del VRAE.
En los últimos meses, sin embargo, se produjeron diversos ataques terroristas que ocasionaron la muerte de oficiales del Ejército que llevaban puestos los nuevos chalecos. Dos oficiales de alta graduación dijeron a CARETAS que se investigan versiones que indican que el capitán EP Germán Parra del Carpio, asesinado el 16 de febrero pasado en Ayacucho, tenía el chaleco nivel IIIA cuando una bala de AKM le perforó el pecho en las cercanías de la Base Unión Mantaro en la entrada al Vizcatán (CARETAS 2224).
¿Qué había ocurrido? La Oficina de Control Interno (OCI) del Ministerio de Defensa fue informada de que los chalecos carecían de las láminas de acero para mitigar el impacto de las balas calibre 7.62 mm de fusiles FAL Y AKM, y así consta en el oficio que Otárola envió al Jefe del Ejército.
Eso indica que los chalecos distribuidos en el VRAE para proteger a los comandos EP no estaban ensamblados adecuadamente. Eran inservibles.
¿Qué pasó entonces con las placas de acero? El escándalo involucra a la Región Militar Centro, la más importante del país, y también a la Dirección de Logística del Ejército. Por lo pronto, el ministro Otárola sospecha de corrupción, pues ha solicitado a la OCI y a la Contraloría General de la República que investiguen el caso. También ha exigido que el Comando Conjunto de las FF.AA. adopte medidas urgentes para dotar a los 1,000 chalecos de las láminas antibalas requeridas. Debería apuntar bien arriba. Los heroicos oficiales del Ejército han dado su vida luchando contra un enemigo invisible en una selva que ya es un cementerio verde. Sería un verdadero crimen que salgan a la caza de los terroristas con un equipamiento que, lejos de protegerlos, los hace más vulnerables. (Américo Zambrano)

Sangre y Contragolpe

Ver galería
Las dolorosas bajas entre policías y militares confirman que el del VRAE es quizá el problema más grande de este gobierno.
Seis efectivos muertos, 10 heridos y un helicóptero derribado luego de un osado secuestro confirman el dominio del terror en el VRAE.
El humo comienza a disiparse en el gravísimo episodio del secuestro en la selva del Cusco. Pero, a pesar de que los 36 rehenes terminaron ilesos, las bajas entre policías y militares confirman que el del VRAE es quizá el problema más grande de este gobierno, incluso por encima de los chúcaros conflictos sociales.
El martes último, mientras un estimado de mil uniformados peinaban la selva de La Convención en busca de los terroristas que secuestraron a los trabajadores del consorcio de Camisea la madrugada del pasado lunes 9, una columna senderista al mando de Martín Quispe Palomino, ‘Gabriel’, el autor del plagio masivo, ofrecía una conferencia de prensa en una zona conocida como ‘Lagunas”, al sur del distrito de Echarate, muy cerca del lugar donde fueron liberados los rehenes en el Alto Postakiato, el sábado 14.
Rodeado de un grupo de periodistas, ‘Gabriel’ declaró que el secuestro de los 36 trabajadores respondía a “intereses de alcance político” y alegó que los liberaron “de manera voluntaria”. Relató orgulloso que, desde que se produjo el secuestro, atacaron tres veces a las fuerzas del orden. El primer atentado se produjo el jueves 12 cuando dispararon contra el helicóptero UH1H2 de la Policía, asesinando a la capitana PNP Nancy Flores Páucar, en Alto Lagunas.
Poco después se produjo otro ataque contra un helicóptero que transportaba a un grupo de policías de la Dinoes. Tres suboficiales PNP que descendían de una cuerda fueron blanco del fuego graneado. El subalterno Lánder Tamani falleció inmediatamente, mientras que César Vilca y Luis Astupilla, a quienes se creía desaparecidos, fueron posteriormente ejecutados por los terroristas.
El tercer ataque se produjo el sábado 14, cuando los senderistas emboscaron con minas antipersonales artesanales a un grupo de militares, matando a dos de ellos: los suboficiales técnicos de tercera del Ejército Juan Navarro Calle y Constantino Ramos Beteta.
Los periodistas que entrevistaron a ‘Gabriel’ lograron ubicar a un helicóptero abatido en un precipicio situado a unas 3 horas de ‘Lagunas’. Las versiones periodísticas indican que se trata de la misma nave UH1H2 de la Policía en la que viajaba la capitana PNP Nancy Flores, pero otras fuentes dicen que es otro helicóptero.
‘Gabriel’ culminó la rueda de prensa en medio de la selva y se marchó con su escolta armada. Se mueve con toda soltura en una zona cercada por militares y policías armados (ver Infografía).
El gobierno ha criticado que se le dé tribuna a un terrorista, pero el drama permanece ahí: cuatro policías y dos militares muertos; 10 heridos y un helicóptero derribado en menos de 2 semanas. Al cierre de esta edición no se había logrado capturar a ningún mando terrorista.
Ampliar imagen

INFIERNO DE GUERRA

Fuentes al interior de la propia administración confirman que el desenlace tuvo muy poco de victoria militar. Las fuerzas del orden están acorraladas por un enemigo fantasma que las ataca cuando quiere, a pesar del auténtico heroísmo de sus efectivos.
Los organismos de Inteligencia esperaban que, luego de la captura de ‘Artemio’, el senderismo que persiste en la lucha armada confundido con el narcotráfico diera un contragolpe para contrarrestar el triunfalismo del gobierno.
El misterio era el cómo y dónde de esa respuesta estratégica. Pero la sorpresa fue que llegara tan rápido.
Personal familiarizado con los hechos señala que el teatro de operaciones, plagado de minas antipersonales y trampas cazabobos, recordaba a la zona de Tiwinza convertida en zona de guerra durante el último conflicto con Ecuador. A ello se le añade una geografía endemoniada y las peores condiciones climáticas posibles.
El presupuesto para dilatadas operaciones de Inteligencia al estilo del Huallaga, como la que permitió la captura de Artemio luego de tejer una red de informantes pagados, no existe en el VRAE.
También es crítica la disponibilidad de helicópteros. El mínimo necesario estaría entre 18 y 20 y hay apenas 12.
En los últimos 3 años, los senderistas han asesinado a 90 militares en múltiples emboscadas. De ese número, el 20% corresponde a oficiales del Ejército y el resto a jóvenes.
Los terroristas, que en los últimos tiempos se focalizaban supuestamente en parajes de Junín y Ayacucho, demostraron una capacidad de movilización que no estaba en los cálculos del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
El Sendero del VRAE, comandado por los hermanos Quispe Palomino, ha crecido en número. Informes de inteligencia indican que ahora son 350 y operan en pequeñas guerrillas de 20 terroristas ubicadas en las tres regiones: Ayacucho, Junín y el Cusco. La estrategia de los senderistas ha variado. Ya no se enfrentan cara a cara con los soldados. Aguardan pacientemente el momento preciso para atacar los helicópteros o para disparar con francotiradores a los oficiales EP.
En ese contexto, ¿cómo se explica el secuestro masivo de Kepashiato? Un antecedente es el plagio de 71 trabajadores de la empresa argentina Techint del campamento Planta Satelital de Toccate, en La Mar, Ayacucho, en junio de 2003. En aquella oportunidad hubo negociación y trascendió que también hubo pago por la liberación de los rehenes. Si bien las versiones al respecto difieren, ¿por qué las cosas tendrían que haber sido diferentes ahora?
Los hermanos Quispe Palomino tienen en el narcotráfico su base logística y han logrado consolidar una red de apoyo social con los cocaleros en una ecuación de apoyo mutuo, advirtió el ex jefe del Ejército, el general EP (r) Otto Guibovich. No necesitaban US$ 10 millones. El secuestro de Kepashiato ocurre, por el contrario, a 2 meses de la captura de ‘Artemio’, y todo indica que tenía un móvil claro.
“Es una demostración de fuerza por parte de ‘José’”, sostiene el especialista de InfoRegión Rubén Vargas. “Es una demostración de que él controla el VRAE, de que se siente victorioso frente a los militares y que está en capacidad de poner en jaque al gobierno”.
Aquí se cuestiona no solamente el imperio del Estado sobre una parte del territorio nacional. También pone en evidencia el alcance de la influencia del narcotráfico y amenaza directamente la estabilidad de las inversiones, que es uno de los soportes que explica el despegue económico del país en los últimos años. El presidente Ollanta Humala tiene aquí un desafío formidable