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domingo, 31 de octubre de 2010

EN LIMA, LA DERECHA DERROTADA

Por GUSTAVO ESPINOZA M. (*)
Costó trabajo que lo admitiera. Pero, finalmente, no tuvo otra salida. Al mediodía del miércoles último, luego de 23 días de concluidos los comicios ediles, y en un gélido ambiente en el que se respiraban quejas acumuladas, resquemores y tensiones; Lourdes Flores Nano, la candidata del Partido Popular Cristiano al municipio de Lima, debió reconocer que había perdido las elecciones ediles del pasado 3 de octubre y que la Ciudad de los Reyes tenía ya una alcaldesa: Susana Villarán, de Fuerza Social, “la izquierda blanca” como suele decirse.

No fue un tema personal. En un plano más amplio, la derecha peruana mostró una extrema renuencia a dar paso a la admisión de su derrota. La misma Lourdes Flores la atribuyó, entre sonrisas forzadas y gestos de fastidio, no al número de votos, sino a decisiones formales del ente electoral que ella - “demócrata”, al fin y al cabo- aceptaba.

No fue esa la reacción de todos los segmentos de su entorno. El diario “Expreso”, por ejemplo, tituló su portada con una versión más agresiva: “La robaron la elección a Lourdes Flores”. Y algo parecido aseguró el diario de la Mafia, que usurpa un nombre emblemático: “La Razón”.

Estas dos expresiones podrían  considerarse demenciales: quienes quisieron hacer fraude para favorecer a Lourdes, ahora incriminan al Jurado Electoral no haberlo hecho para “evitar la victoria comunista”.

Más allá de los epítetos, ahora se abre para Lima un nuevo episodio. No muy nuevo, ciertamente, porque ya nuestra capital fue gobernada por la izquierda entre 1983 y 1986, bajo la acertada gestión de Alfonso Barrantes, un hombre del recuerdo.

Después de esos años, cundió el desgobierno, y el imperio de las Mafias, que hoy han sentado sus reales en el municipio capitalino con verdaderas prácticas bandidescas. Será eso, lo primero a enfrentar.

Susana Villarán ha asegurado, inmediatamente reconocida su victoria, que hará una auditoría puntual a la gestión al actual burgomaestre capitalino, Luís Castañeda Lossio quien ya proclamó su voluntad de liderar a la derecha en los comicios presidenciales de abril próximo.

Es claro el hecho que una investigación somera de las cuentas ediles podría hacer polvo esa candidatura aún embrionaria.

En ese marco los líderes del PPC sueñan con la eventualidad de que -una vez más- Lourdes sea la locomotora que los lleve al Congreso en una lista parlamentaria partidista. La creen dueña del 37% de los votos, lo que podría darles un cierto número de curules que ellos aseguran, pertenecen a Bedoya de Vivanco, Castro Stagnaro,  Xavier Barrón o la señora Alcorta, a más de algunos otros tagarotes.

Se equivocan, por cierto. Porque Lourdes no es “dueña” de esos votos, del mismo modo como Susana Villarán tampoco es propietaria de los suyos. Sus únicos dueños, son los mismos electores, que votaron por una u otra propuesta en atención a una coyuntura concreta, y que podrían orientarse a uno o a otro destino según la circunstancia.

Y es que -aparte del amor adolescente- nada es más voluble en esta capital, en buena medida aún virreinal,  que la voluntad ciudadana.

Todos debieran tomar muy en cuenta eso, porque los comicios pasados sirvieron para mirar un escenario, y diseñar una manera de enfocar las elecciones presidenciales y parlamentarias del 2011, “a la vuelta de la esquina”..

Así, hoy se puede asegurar que la estrategia de la derecha en los comicios que se avecinan se reducirá a una idea muy simple: unirse ella, y  dividir a la izquierda. A la inversa, las fuerzas progresistas deberán jugar la suya: unirse ellas, y dividir a la derecha. Quien lo haga mejor y corone su propósito, se alzará la victoria en abril del próximo año. 

La derecha tiene varias cartas, y no la concertación que requiere. Lourdes Flores pareciera proclive a marchar estoicamente, dispuesta a una cuarta derrota. Castañeda está en su juego. Keiko Fujimori se ofrece como “la opción de segunda vuelta”. El APRA oferta la candidatura de Mercedes Aráoz. Rafael Belaúnde se siente heredero virtual de su padre Fernando, en tanto que Alejandro Toledo asegura que nadie podría representar mejor ese segmento que él, “amigo de Bush” y socio de los yanquis.

¿Podrá salir del embrollo con una sola carta? Eso dependerá también de lo que ocurra en la orilla.

Porque si Susana Villarán insiste en aquello de “los votos suyos” y afinca la ilusión de “ir sola” porque “tiene el 38% de las adhesiones”, se aproximará peligrosamente a un trágico error, que no la perjudicará a ella sino a todo el pueblo. La dispersión en el segmento progresista sería el más caro servicio que alguien podría prestarle hoy a la reacción.

Y si en nombre de una “apertura mayor” va de furgón de cola de Toledo y un segmento de una derecha pinticompuesta, perderá lo que ha ganado ante los ojos del pueblo con la misma rapidez con la que desaparece un merengue en la puerta de un colegio.

Fuerza Social es un segmento digno de ser considerado, por cierto, pero no puede marchar por su cuenta ni embellecer el rostro de la reacción, Será ese, el camino de su derrota.

Ollanta Humala, otra de las expresiones populares, tampoco tendrá fortuna si opta por aislarse. También está Alberto Pizango y el movimiento amazónico en la lid.

Pero los Partidos de la Izquierda mostrarían una torpeza incalificable si le pusieran precio -en curules- a su adhesión-. Nunca debieran olvidar que su lucha principal, no está ligada a las ánforas, sino a la conciencia y a la organización de los trabajadores; a sus luchas, que reclaman urgente conducción y liderazgo.

El combate social urge de la presencia de organizaciones de clase y de líderes realmente comprometidos con la causa de los trabajadores, y no con los privilegios de cúpulas partidistas o intereses de ONGs. 

Sólo la suma de voluntades podría abrir el curso a un proceso distinto. Y, aunque el tiempo apremia, eso es posible todavía.

La unidad venció en Lima. Y la unidad podría vencer en el país. Hoy, todos se dan cuenta de eso. (fin)

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