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lunes, 11 de octubre de 2010

¿Nace un outsider?

¿Quién será nuestro próximo presidente de la República? ¿Se trata de alguien ya rankeado en las encuestas o más bien de un advenedizo cautivador? La emergencia de Susana Villarán en el espectro político peruano abre un espacio inédito en la centroizquierda. Candidatos como Alejandro Toledo intentarían copar ese lugar tan apreciado por los votantes. A seis meses de los comicios generales, un puñado de analistas pone la lupa sobre el próximo verano electoral.

Por Ghiovani Hinojosa

1 A la Izquierda hay sitio. ¿Cómo explicar que parte del electorado limeño haya cambiado a Alex Kouri por Susana Villarán en menos de una semana? ¿Acaso ambos no representan ideas y planes sustancialmente diferentes? “Hace un mes, pensábamos que Lourdes Flores iba a ser alcaldesa; hace dos, que Kouri. Todo cambia a una velocidad muy grande por dos razones: el electorado no tiene adhesiones ideológicas y toma decisiones muy tarde”, explica el analista político Carlos Basombrío. Así, la gran volatilidad que mostraron los votantes capitalinos en los últimos comicios auguran unas elecciones presidenciales sorpresivas. En este terreno, el repunte súbito de Villarán parece haber revitalizado el espacio político conocido como centroizquierda, que gobierna o ha gobernado con éxito en países como Chile y Brasil. El politólogo Alberto Vergara lo entiende así: “El tablero político (peruano) tiene desde hace rato tres tipos de candidatos: de derecha democrática, otro de derecha autoritaria (Keiko Fujimori) y uno de izquierda autoritaria (Ollanta Humala). La izquierda democrática, por el contrario, es la casilla vacía del tablero político. Si Susana perdiese la elección municipal, ocuparía ese lugar inmediatamente. Y si gana la alcaldía, ese espacio seguirá estando vacío a la espera de un candidato que lo ocupe”.

A escasos seis meses de los comicios generales, ¿puede aparecer algún postulante presidencial que remeza el statu quo del cuarteto Castañeda-Keiko-Toledo-Humala? “Sí, podría ser. Pero también podría ser que, por ejemplo, la gente se entusiasme masivamente con Toledo o con Keiko. Da para cualquier cosa la elección”, dice Basombrío. Lo cierto es que desde agosto del año pasado, los sondeos de Ipsos Apoyo indican que los electores buscan un candidato que aún no aparece. ¿Será el emprendedor Nano Guerra García, el indígena Miguel Hilario o el padre Marco Arana? O, en la otra orilla, ¿nos seducirán PPK, Mercedes Aráoz, Alfredo Barnechea o Edwin Donayre? “Hacer predicciones es casi suicida”, reconoce el politólogo Eduardo Dargent. La única pista que tenemos por el momento es que se trataría de alguien con tacto zurdo.

2 La campaña del Mudo. Luis Castañeda Lossio abandonó la semana pasada su campaña de misterio, reveló que competirá por la presidencia en abril próximo y anunció que tratará de convencer al votante provinciano de que su gestión edil se puede replicar. Según una encuesta nacional de CPI de setiembre último, cuenta con 23.1 por ciento de intención de voto. Junto con Keiko Fujimori, Castañeda se disputa el primer lugar en el ranking de los favoritos. “No olvide que él es el candidato de García. Así que algún apoyo nacional va a tener. Más que Comunicore, su problema es ‘comunicare’. Por el momento, Castañeda es un buen rentista de sus escaleritas y hospitales. Pero habrá que ver si en una campaña esas rentas se mantienen. Cuando tenga que explicarle algo a la población va a sufrir pues su capacidad de comunicar es muy baja. A él le conviene que la elección se centre entre Keiko y él. Al ser ambos tan limitados en términos de ideas, ninguno hace roche”, comenta Alberto Vergara. Eduardo Dargent tiene una opinión similar: “Castañeda ganó su elección en Lima como la cara nueva contra Andrade, hablando poco. Luego sus obras han hablado por él. Competir en la nacional sin carisma y sin discurso, con muy pocos aliados de peso alrededor, parece complicado”. Sin embargo, el ‘mudo’ tiene a su favor la fama de gestor eficiente y político incoloro. Es paradójico, pero no tener ideología es hoy una bendición.

3 Fujimori, Apellido electoral. “Creo que Keiko estará en la segunda vuelta. El fujimorismo define esta elección. Ella ha ‘robado’ votos en los sectores D y E urbano-rural y en la sierra centro, y no le va mal en Lima (como sí ocurre con Humala), la costa norte y los sectores altos. Veo a Keiko también fuerte por contar con varios políticos con largo recorrido; han gobernado, son disciplinados y tienen contactos en todo el país”, explica Eduardo Dargent. De hecho, en los últimos comicios dos candidatos a presidencias regionales vinculados al fujimorismo (Rofilio Neyra, en Ayacucho, y Maciste Díaz, en Huancavelica) obtuvieron las más altas votaciones en sus jurisdicciones (29.8 y 30.4 por ciento, respectivamente). Se trata de dos de las regiones más pobres del Perú, escenarios en los que la memoria de Alberto Fujimori sigue intacta. “Keiko tiene un sector del electorado significativo, sólido, que la respalda sobre todo por la identificación con su padre; puede ser el 20 por ciento”, asegura el constitucionalista y analista político Francisco Eguiguren. Según algunos, ella también tiene a su favor una suerte de carisma femenino. Carlos Basombrío lo precisa con cruel honestidad: “Tiene la ventaja de que no se parece a Montesinos, a Raffo, al general Hermoza. Es difícil asociarla con el lado duro del fujimorismo a través de una imagen”. Pero, por más que no sea tangible en su rostro, Keiko Fujimori tendrá que disipar el manto oscuro de un régimen corrupto y autoritario.

4 Toledo: ¿el nuevo García? “Él va a jugar lo más que pueda a ser la izquierda posible, justamente porque ese es el espacio más fértil. Su candidatura va a estar bien a la izquierda en términos de campaña; ‘sí a la inversión, pero primero los pobres’, por decir alguna frase”, vaticina Carlos Basombrío sobre el ex presidente. Según él, Alejandro Toledo iniciará una campaña rápida entre diciembre y enero del próximo año, “cuando los demás postulantes estén cansados”. Así, el economista de Cabana elaboraría un discurso político parecido al que Alan García ofreció en la campaña del 2006; enarbolaría el ‘cambio responsable’, la promesa de transformar la sociedad sin los eclipses del estatismo. Dargent es más directo: “A Toledo le veo posibilidades de ganar, aunque debe superar resistencias grandes. Es mejor candidato que Castañeda, tiene credibilidad entre las élites económicas y claramente se presentará como el que puede ganarle al fujimorismo. El gran dilema suyo no es solo ganar, sino cómo lograr una alianza sólida que le permita gobernar con legitimidad”. Los analistas coinciden en que Ollanta Humala ha sido debilitado por la emergencia de Susana Villarán en Lima, que propone una izquierda más constructiva y menos visceral. Por ese camino vendría el próximo gobernante.

FUERZAS REGIONALES EN EL CONGRESO

Una de las principales constataciones de las últimas elecciones regionales fue que los partidos políticos tradicionales no tienen vida real al interior del país. Los grandes triunfadores han sido los movimientos regionales y distritales. En un escenario como este, ¿por qué los movimientos políticos regionales no pueden presentar listas al Congreso? Actualmente, los únicos facultados para hacerlo son los partidos políticos, que desde Lima suelen pactar acuerdos con caudillos locales. Así nacen matrimonios de interés como el de Ollanta Humala y Unión Por el Perú el 2006, que terminó llevando al Congreso a decenas de advenedizos, improvisados y arribistas que contribuyeron con la degradación y el desprestigio del Parlamento. “El actual sistema es arbitrario, injusto, antidemocrático, centralista e inaceptable en un contexto político en el que no existen de verdad partidos nacionales. Se está a tiempo de modificar la Ley de Partidos Políticos para que los movimientos regionales puedan presentar candidatos al Parlamento. Así, tendremos un Congreso con mayor legitimidad”, reflexiona el analista Francisco Eguiguren. ¿Usted qué cree que harán los ‘otorongos’?

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