OPINIÓN | Sáb. 09 oct '10
El nuevo ministro del Interior ha entrado con ímpetu al cargo y ha tomado por las astas al toro de la inseguridad ciudadana. A diferencia de su predecesor, el Sr. Barrios sí reconoce que existe un grave problema. En los últimos años, los delitos se han incrementado alarmantemente en todo el país y es recién en los últimos meses del Gobierno que han decidido tomar el tema en serio.
Si bien hay quienes han hecho una carrera de opinar que cualquier medida siempre es insuficiente, en realidad las iniciativas anunciadas por el gobierno parecen adecuadas. Mejorar la central telefónica de ayuda policial al ciudadano e integrar las comunicaciones de la Policía, el serenazgo y los vigilantes privados no pueden sino mejorar la capacidad de respuesta ante la delincuencia.
Asimismo, han iniciado un proceso de reasignación de efectivos para aumentar los policías brindando seguridad al ciudadano. Es evidente que la seguridad gratuita que se provee dentro del Estado está siendo abusada por funcionarios que exigen un número excesivo de guardaespaldas; es lo que se llama el síndrome de la circulina, ‘a mayor seguridad, mayor importancia’ parece ser parte de la cultura burocrática.
Por ello, el ministro de Economía debería exigir que todos los pliegos y poderes del Estado paguen directamente al sector Interior por cada policía que tienen asignado –al costo de un guardaespaldas del sector privado–; estoy seguro de que en el momento en que tengan que justificar el gasto, empezarán a no ser necesarios tantos efectivos policiales. Es un absurdo que los contribuyentes paguemos impuestos para que se sientan importantes, perdón, para proteger a funcionarios estatales.
Por otro lado, cuando se defina a la ganadora de la alcaldía de la Municipalidad de Lima, el ministro del Interior deberá trabajar estrechamente con ella para implementar programas de seguridad ciudadana. A diferencia del actual alcalde que siempre evadió el tema, las dos candidatas lo han puesto al tope de su agenda. Incluso uno diría que la propuesta de Unidad Nacional es la más completa, mientras que lo más rescatable de Fuerza Social es la compra, a los policías, de sus días de franco.
En todo caso, al margen de quien sea la alcaldesa, el Gobierno debería tomar lo mejor de ambas propuestas. El actual nivel de inseguridad es tal que solo se revertirá si se logra hacer efectivo un esfuerzo realmente descomunal
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Si bien hay quienes han hecho una carrera de opinar que cualquier medida siempre es insuficiente, en realidad las iniciativas anunciadas por el gobierno parecen adecuadas. Mejorar la central telefónica de ayuda policial al ciudadano e integrar las comunicaciones de la Policía, el serenazgo y los vigilantes privados no pueden sino mejorar la capacidad de respuesta ante la delincuencia.
Asimismo, han iniciado un proceso de reasignación de efectivos para aumentar los policías brindando seguridad al ciudadano. Es evidente que la seguridad gratuita que se provee dentro del Estado está siendo abusada por funcionarios que exigen un número excesivo de guardaespaldas; es lo que se llama el síndrome de la circulina, ‘a mayor seguridad, mayor importancia’ parece ser parte de la cultura burocrática.
Por ello, el ministro de Economía debería exigir que todos los pliegos y poderes del Estado paguen directamente al sector Interior por cada policía que tienen asignado –al costo de un guardaespaldas del sector privado–; estoy seguro de que en el momento en que tengan que justificar el gasto, empezarán a no ser necesarios tantos efectivos policiales. Es un absurdo que los contribuyentes paguemos impuestos para que se sientan importantes, perdón, para proteger a funcionarios estatales.
Por otro lado, cuando se defina a la ganadora de la alcaldía de la Municipalidad de Lima, el ministro del Interior deberá trabajar estrechamente con ella para implementar programas de seguridad ciudadana. A diferencia del actual alcalde que siempre evadió el tema, las dos candidatas lo han puesto al tope de su agenda. Incluso uno diría que la propuesta de Unidad Nacional es la más completa, mientras que lo más rescatable de Fuerza Social es la compra, a los policías, de sus días de franco.
En todo caso, al margen de quien sea la alcaldesa, el Gobierno debería tomar lo mejor de ambas propuestas. El actual nivel de inseguridad es tal que solo se revertirá si se logra hacer efectivo un esfuerzo realmente descomunal
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