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jueves, 16 de diciembre de 2010

Naufragando

OPINIÓN | Jue. 16 dic '10
Autor: Fritz Du Bois
Sin duda, Essalud está a la deriva. A las denuncias de liquidaciones indebidas se suman, ahora, acusaciones de copamiento partidario y falta de control en el manejo presupuestario.

Mirando hacia atrás vemos que las señales preocupantes se venían dando hace años con la utilización de organismos internacionales –algunos de ellos simplemente alquilando inmunidad– para evitar la fiscalización de la Contraloría en los contratos de construcción que otorgaron. Sin embargo, luego de que explotara el escándalo Barrios, han aparecido fisuras en todas las esquinas; este barco está haciendo agua por todos lados. La nave está claramente naufragando.

Incluso, los empresarios en el directorio están exigiendo una profunda reestructuración porque sienten que están pintados en la pared y son conscientes de la enorme responsabilidad que están asumiendo, avalando con su presencia la manera poco transparente con que se manejan los recursos de los asegurados.

Lamentablemente, al Gobierno no le entran balas y no está dispuesto a reformar la institución. Se tendrá que esperar hasta agosto cuando ingrese a gobernar la nueva administración.

Mientras tanto, sería bueno propiciar un debate sobre las alternativas y el futuro de la seguridad social. Incluso, si vemos el éxito de la reforma previsional –las pensiones eran exclusividad del IPSS y fuente de saqueo por parte de los gobiernos, lo cual con el sistema privado ha terminado– queda claro que en salud no se ha sido lo suficientemente radical.

En primer lugar, se aceptó por un supuesto concepto de 'solidaridad’ mantener el pago del 9% de la planilla del sector privado –que es una suma enorme de dinero– a una entidad monopólica que no tiene ningún incentivo para proveer de un buen servicio a su asegurado. Grave error. La única manera de lograr eficiencia es abrir el mercado y forzar a todas las aseguradoras a competir para ganarse al consumidor, quien debe de estar asegurado, pero debería poder escoger libremente la entidad sin que el Estado tenga que subsidiar.

Luego, se ha permitido que sobreviva un monstruo burocrático sin transparencia ni control que maneja al año 6,500 millones de soles, lo cual lo convierte en un apetitoso bocado para los gobiernos y sus partidarios. Así que la única forma de reformarlo es hacerlo en el primer año de un mandato, antes de que los nuevos también cedan a la tentación de manejar tremendo gasto.

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