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miércoles, 12 de enero de 2011

Elecciones: unas son de cal...


En el futuro el JNE y la ONPE deben diseñar y promover un nuevo sistema de control y auditoría de…

Miércoles 12 de enero de 2011 - 07:00 am
Con la inscripción de trece planchas presidenciales se ha cumplido una etapa de un proceso electoral que debe culminar con la instalación de un nuevo gobierno el próximo 28 de julio, llamado a consolidar la democracia y el ciclo de crecimiento económico que nos permita dar el salto cualitativo al desarrollo y remontar los niveles de pobreza.
De antemano, llama positivamente la atención el menor número de candidaturas, en comparación con las 15 de 1980 y, peor aun, con las 24 de los comicios del 2006. Ya hemos sufrido en carne propia el clima de confusión, caos y enfrentamientos internos que trae consigo la profusión de planchas, donde prima la ambición de politiqueros sin vocación de servicio y finalmente se imponen opciones improvisadas y riesgosas para la democracia.
Se entiende, por tanto, la necesidad de haber impuesto, en la ley, la valla electoral del 5% de votos como requisito para que una agrupación pueda inscribirse y, en caso contrario, quede cancelada. Democracia es apertura y participación, pero dentro de un orden que asegure la gobernabilidad del sistema, como lo prueba la doctrina y la experiencia de países de antigua raigambre democrática, donde existen dos o tres partidos sólidos. Complementariamente, el futuro Congreso deberá abocarse a retomar reformas postergadas pero absolutamente necesarias, como el voto facultativo, la bicameralidad, la renovación por mitades del Parlamento y la revocatoria de congresistas, para asegurar un mejor control y representatividad de los ciudadanos.
Claro que nunca faltarán los problemas, lo que exige una mejor educación de los ciudadanos y electores para que sepan distinguir, por ejemplo, a quienes solo se alían para superar la valla, hacen acuerdos bajo la mesa o se niegan a revelar sus fuentes de financiamiento. Igualmente está pendiente la presentación pública de los programas de gobierno de cada plancha, lo que debe ser objeto de exhaustivo análisis en todos los foros públicos, como los que implementa El Comercio a través de audiencias, debates.
Quedan 90 días para la votación del 10 de abril, tiempo que debe ser suficiente para que los organismos electorales asuman una actitud más proactiva; los partidos tomen aire para formar sus listas congresales y se comprometan con una campaña ética, argumentativa y alturada; y los ciudadanos entiendan lo trascendental de esta elección, que puede marcar nuestro camino a un futuro estable y promisor, oportunidad que difícilmente podrá repetirse.
...Otras de arena
Un aspecto de la campaña en el que no puede haber flexibilidad ni contemplaciones es el de la transparencia en los ingresos y fondos partidarios. Ante la mala noticia de que una docena de partidos políticos no ha presentado el informe sobre aportes recibidos en el período 2010-II, tenemos que urgir a las autoridades electorales –la ONPE y el JNE– a actuar con firmeza y severidad, y publicar los seguimientos, amonestaciones y sanciones en su portal web.
Con esa omisión, los partidos incumplen no solo la ley sino también su obligación moral con los ciudadanos, que tienen derecho a saber quiénes los financian, por qué y para qué, sobre todo ahora en tiempos de tanta infiltración del narcotráfico y de grupos de interés.
Cabe recordar que las únicas sanciones que pueden imponerse son pecuniarias y van en función al monto no declarado, algo difícil de determinar.
En el futuro el JNE y la ONPE deben diseñar y promover un nuevo sistema de control y auditoría de los fondos partidarios, que incluya sanciones mucho más drásticas, cambio legal que debe ser visto con prioridad por el nuevo Congreso.

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