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viernes, 11 de febrero de 2011

Somos más

POLÍTICA | Vie. 11 feb '11
Autor: Patricia del Río
De todas maneras yo dedico más tiempo y trabajo en hacer mi lista del mercado del que han invertido los partidos políticos en elaborar sus listas de candidatos al Congreso. Salvo honrosas excepciones de personajes serios que buscan trabajar por su país, la mayoría de agrupaciones ha echado mano de sujetos cuyas principales características distan mucho de las que deberían ostentar quienes pretenden representarnos a millones de peruanos. Están los “famosos” cuyo único mérito es haber tenido alguna vez en su vida miles de fans. Abundan, por supuesto los auténticos comechados, esa raza de eternos postulantes que buscan asegurarse una cómoda vida a costa de nuestros impuestos. Nunca faltan los corruptos que quieren pasar piola amparados en la inmunidad que viene con la curul, y completan el cuadro los tránsfugas que han cambiado de tienda política más veces que de calzoncillo.

Repito, hay excepciones importantes pero está claro que la oferta tiene mucho de chauchilla, con lo que las esperanzas de elevar el nivel del Congreso se han ido por la borda. Curiosamente, los peruanos solemos tomarnos esta realidad con humor, casi con resignación diría yo, y buscamos revertir el asunto haciendo uso del voto preferencial para que entren los más capaces. Pero de eso no se trata. El asunto es grave y deberíamos ser mucho más críticos, porque no estamos simplemente ante listas misias llenas de candidatos pichiruchi. No. Lo que los partidos políticos nos están diciendo a todos los ciudadanos con ese pobrísimo menú de ofertas es: “este es el Perú, señores”.

Me explico. El Congreso es un ente representativo. Es decir, los 130 congresistas son los encargados de llevar la voz y las demandas de todos los peruanos ante el Estado. Por eso, quienes ocupen una curul deberían conformar un universo de lo que somos como país. Y vamos, está claro que no somos ese país que nos quieren imponer. Somos mucho más que voleibolistas, sobones, famosillos, padres irresponsables, o entusiastas improvisados.

El Perú tiene gente valiosa, hay ciudadanos en todos los rincones rompiéndose el alma por heredarles un mejor futuro a sus hijos. ¿Por qué los partidos políticos no pueden reflejar esa realidad? ¿Dónde están los representantes de los jóvenes, los empresarios, los adultos mayores, los emprendedores, las minorías étnicas, las mujeres, los militares? ¿Por qué no encontramos ciudadanos con agendas claras dispuestos a resolver problemas relacionados con la salud, la educación, el acceso al trabajo, la administración de justicia, o el medio ambiente?

Lo que han hecho los partidos políticos al presentarnos esas posibilidades tan pobres de elección es demostrarnos, una vez más, que nuestra clase política no está a la altura del país que todos los demás estamos construyendo.

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