La izquierda ensaya con Humala
Ollanta Humala sube dos puntos en las encuestas y la izquierda empieza a soñar con que el escenario de la campaña electoral cambia de apellido. La cancha dominada por el humor de la centro derecha podría ceder su lugar a la centro izquierda. ¿Cómo se desarrolla la especulación? El cielo está libre. No hay techo de acero y el líder del proyecto bolivariano estaría en tal trepada que superaría a un Luis Castañeda, agotado y cansado e, inclusive, dejaría con los crespos hechos a Keiko Fujimori, de manera que el Perú asistiría a una segunda vuelta entre Alejandro Toledo y el hombre de Hugo Chávez, algo reciclado con las palmaditas del Partido de los Trabajadores de Lula.
Que la izquierda es audaz y sabe usar un dato de la realidad para conjeturar sobre un cambio de tendencia general de la política no hay duda. Que la derecha ha perdido el norte desangrándose entre sus preferencias a favor de Toledo o Castañeda también es verdad. Y que Keiko se ha favorecido de estas disputas es igualmente otra verdad.
Sin embargo es hora de hablar claro: Toledo, Castañeda y Keiko representan la defensa del modelo en curso y constituyen una barrera a la locura bolivariana de convocar a una nueva Asamblea Constituyente para echar por la borda el milagro económico y social del Perú.
En la hipótesis de que ganara Toledo o Castañeda, dos posibilidades palpables por las lecturas de las encuestas en primera vuelta, ambos carecerían de mayoría parlamentaria y se verían obligados a desarrollar convocatorias amplias para garantizar la gobernabilidad entre el Ejecutivo y el Legislativo. ¿Escucharía ese llamado el nacionalismo que, aparentemente, será liderado en el Congreso por el resucitado Javier Diez Canseco? ¿No han escuchado al exparlamentario sacar argumentos que huelen a formol para convertir en enemigos chupasangres a las empresas mineras y los inversionistas en general? ¿Cree el toledismo que evitará los baguazos y los chalazos con semejantes representantes en el Congreso?
Gravísimo error de la izquierda el limarle los colmillos al proyecto bolivariano con el fin de achicarle el espacio a Keiko y Castañeda. Gravísimo error de la derecha peruana el permitir que los organizadores del andahuaylazo y del baguazo asomen la cabeza con gesto atrevido. Ahora que las encuestas parecieran indicar que nadie se mueve excepto Humala, nos atrevemos a hacer una apuesta: el que ingresa a la segunda vuelta es quien desvela la real naturaleza del humalismo con razón, con ventaja y sin sobrepasarse. Cualquier exceso puede convertirse en un favor para el comandante bolivariano y transformarse en tiro por la culata. En todo caso estamos notificados. Alguien ha abierto varios sarcófagos de la Guerra Fría
Que la izquierda es audaz y sabe usar un dato de la realidad para conjeturar sobre un cambio de tendencia general de la política no hay duda. Que la derecha ha perdido el norte desangrándose entre sus preferencias a favor de Toledo o Castañeda también es verdad. Y que Keiko se ha favorecido de estas disputas es igualmente otra verdad.
Sin embargo es hora de hablar claro: Toledo, Castañeda y Keiko representan la defensa del modelo en curso y constituyen una barrera a la locura bolivariana de convocar a una nueva Asamblea Constituyente para echar por la borda el milagro económico y social del Perú.
En la hipótesis de que ganara Toledo o Castañeda, dos posibilidades palpables por las lecturas de las encuestas en primera vuelta, ambos carecerían de mayoría parlamentaria y se verían obligados a desarrollar convocatorias amplias para garantizar la gobernabilidad entre el Ejecutivo y el Legislativo. ¿Escucharía ese llamado el nacionalismo que, aparentemente, será liderado en el Congreso por el resucitado Javier Diez Canseco? ¿No han escuchado al exparlamentario sacar argumentos que huelen a formol para convertir en enemigos chupasangres a las empresas mineras y los inversionistas en general? ¿Cree el toledismo que evitará los baguazos y los chalazos con semejantes representantes en el Congreso?
Gravísimo error de la izquierda el limarle los colmillos al proyecto bolivariano con el fin de achicarle el espacio a Keiko y Castañeda. Gravísimo error de la derecha peruana el permitir que los organizadores del andahuaylazo y del baguazo asomen la cabeza con gesto atrevido. Ahora que las encuestas parecieran indicar que nadie se mueve excepto Humala, nos atrevemos a hacer una apuesta: el que ingresa a la segunda vuelta es quien desvela la real naturaleza del humalismo con razón, con ventaja y sin sobrepasarse. Cualquier exceso puede convertirse en un favor para el comandante bolivariano y transformarse en tiro por la culata. En todo caso estamos notificados. Alguien ha abierto varios sarcófagos de la Guerra Fría
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