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lunes, 11 de abril de 2011

(Editorial) Hora de deslindes y consensos democráticos


(Editorial) Hora de deslindes y consensos democráticos

Lunes 11 de abril de 2011 - 06:00 am
En lo formal, la de ayer fue una exitosa jornada democrática. Millones de peruanos acudimos a votar, sin mayores contratiempos, lo que debe emularse en la segunda vuelta del próximo 5 de junio.
La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) y el Jurado Nacional de Elecciones han conducido el proceso de modo adecuado, pero tienen ante sí el grave reto de seguir mejorando sus procedimientos para dar resultados oficiales en plazos más breves. Debe evitarse dar lugar a cualquier suspicacia o sobredimensionamiento de expectativas, como lo ha hecho ver la Misión de Observación Electoral de la OEA. No se puede repetir la ingrata experiencia de los comicios municipales, cuando se produjo una excesiva y molestosa demora en los resultados de la ONPE.
Reconforta la masiva concurrencia de los jóvenes, muchos de los cuales acudieron a votar por primera vez. Ello, además de despertar esperanzas para el futuro, debe mover a los partidos a mantener este interés y darle continuidad y fluidez institucional a través de movimientos sólidos. Es fundamental para la estabilidad institucional constituir un sistema de partidos con estructuras democráticas, donde se les abra espacio a los jóvenes que son portadores de nuevas ideas y experiencias.
SISTEMA DEMOCRÁTICO DEBE PERMANECER INCÓLUME
Solo así, con una mayor participación y convicción de los ciudadanos, se podrá avanzar en la consolidación del sistema democrático, que debe permanecer intangible e incólume, y sobre el que no puede haber ningún retroceso ni manoseo.
Ahora, la ciudadanía espera un deslinde mucho más firme y absoluto de los candidatos que pasarían a la segunda vuelta, sobre todo de quienes tienen acercamientos u origen autocráticos.
Hasta anoche, al cierre de esta edición, el conteo oficial de la ONPE colocaba en primer lugar a Ollanta Humala, de Gana Perú. En tanto, se mantenía el suspenso sobre el segundo lugar, entre Pedro Pablo Kuczynski, de Alianza por el Gran Cambio, y Keiko Fujimori, de Fuerza 2011.
En esta delicada coyuntura, debemos considerar que hoy los peruanos valoramos aun más no solo los avances económicos sino también el disfrute de las libertades ciudadanas y la saludable alternancia democrática, todo lo cual gravitará en la campaña que se inicia a partir de ahora.
En tal circunstancia, no bastará pues un simple discurso sino que se esperan actos concretos de apertura, concertación y compromiso con cuestiones básicas para el Estado de derecho. Por ejemplo, dar sostenimiento y estabilidad 
al orden constitucional, la economía social 
de mercado, la iniciativa privada y la 
apertura comercial que han sido básicas 
para el gran salto de las exportaciones, el 
respeto a los tratados y contratos, el 
mantenimiento del equipo negociador ante 
La Haya y una agenda de apoyo social 
eficiente que vaya más allá del 
asistencialismo y del clientelismo.
También, el respeto irrestricto a las libertades de empresa, información, opinión y de prensa, sobre lo cual el plan de Gana Perú contiene un enfoque crítico y estatizante que debe ser abordado por su candidato para desbrozar el horizonte democrático de cualquier amenaza a la libertad. Nadie quiere retornar a los tiempos del autoritarismo que compraba la línea editorial de algunos medios de comunicación y acosaba a los que no se sometían a sus oscuros planes.
Dicho esto, hay otra reflexión inevitable a raíz de los resultados de la primera vuelta: ¿Por qué la significativa votación de los candidatos de corte autoritario y populista? Más allá de consideraciones idiosincráticas, lo que esto revela es que hay un gran porcentaje de peruanos que no se siente representado por el Estado, no percibe los beneficios del crecimiento económico de los últimos años y tampoco se engarza en ninguna corriente partidaria o política. Hay, como telón de fondo, un llamado de atención a los gobiernos y, en general, a los políticos.
La falta de educación cívica y de partidos institucionalizados aparece, nuevamente, como el talón de Aquiles de nuestro sistema democrático, a la espera de una severa autocrítica y una respuesta responsable, hidalga y efectiva de las élites realmente comprometidas con el orden constitucional, la democracia, la libertad y el progreso para todos.
COHERENCIA Y CONCERTACIÓN DEMOCRÁTICA
Con una representación parlamentaria que se vislumbra dispersa, en la que el próximo presidente no tendrá mayoría, los consensos democráticos se hacen absolutamente necesarios sobre tres premisas fundamentales: Se requieren cambios, sí, pero siempre en democracia. Luego, no se puede pretender, como ya ha pasado antes, tener fórmulas mágicas que no llevan a nada y solo nos conducen a más caos, corrupción y pobreza. Finalmente, el desarrollo económico tiene que ser parte fundamental de cualquier propuesta, pero poniendo mucho más énfasis en la inclusión y la redistribución, con salud, educación universal e inclusiva y seguridad para todos, dentro de un régimen de competencia y de economía social de mercado.
Queda por delante un gran esfuerzo de coherencia, comunicación y concertación entre las fuerzas políticas para asegurar la gobernabilidad democrática y evitar retrocesos.
La prensa debe asumir también su responsabilidad de informar y cotejar propuestas para que sean evaluadas por la ciudadanía en un clima de ponderación y paz social. Desde El Comercio, ese es nuestro compromiso, con Independencia y Veracidad, como lo demuestra nuestra trayectoria más que sesquicentenaria de apoyo al desarrollo democrático, político, económico y social del Perú.


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