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jueves, 7 de abril de 2011

Opinion

¡Nacionalismo pro-chileno!


GUILLERMO CASTAÑEDA MUNGI (*)

Las fuerzas armadas chilenas, no los civiles, están muy preocupadas por el fuerte desarrollo del Perú, ya que ello convierte a nuestro país en un potencial enemigo muy poderoso. Luego a ellos les encantaría detener el proceso de crecimiento en el Perú y de ser posible conseguir su retroceso. El Plan de Gobierno de Ollanta les ofrece eso.

Las fuerzas armadas de Chile son las únicas que en la región dispone libremente de ingentes ingresos que le permiten financiar espías y probablemente acciones de boicot. Luego es lógico preguntarse, ¿no estarán ellos detrás de los movimientos que buscan paralizar las inversiones en nuestro país? ¿No vemos normalmente que en ellas participa el partido “nacionalista” directa o indirectamente?

Esas acciones tienen un costo substancial para sus organizadores, recursos que nadie sabe de dónde provienen. Es difícil pagar a un espía sin dejar rastros, en cambio, es más fácil financiar las acciones de boicot, porque se pueden utilizar un sinnúmero de ONG’s a nivel internacional como canales de transferencia.

En las campañas exitosas contra la gran minería, basadas en una defensa del medio ambiente, se ha demostrado una estupenda capacidad de organización y movilización; sin embargo, como en el caso de Piura, una vez derrotada la gran minería, ingresan los informales en gran número. Estos no pueden ser fiscalizados ni pagan impuestos, causando un gran daño ambiental, pero para entonces los supuestos defensores del medio ambiente ya no tienen los recursos para luchar contra ellos.

Una vez que miles de informales invaden las zonas, ese yacimiento queda perdido para el país, que es lo que una acción de boicot busca. ¿Será por eso que los nacionalistas y sus aliados no organizan movilizaciones masivas contra la minería informal?

Recordemos que hace apenas dos años el líder del partido “nacionalista” proponía aumentar las inversiones peruanas en Chile, bajo el pretexto de la asimetría, propuesta que implícitamente significaba crear puestos de trabajo en ese país, y contribuir a la recaudación fiscal para que el gobierno chileno pueda consecuentemente ampliar sus programas sociales.

Ollanta ha manifestado su oposición a una posible exportación de gas a Chile, cosa que ha agradado a los militares del sur, ya que estaban preocupados de quedar a merced del abastecimiento peruano, como le ha ocurrido a Ucrania y Europa, respecto del gas ruso. Ucrania se ha visto obligada, en abril del año pasado, a aceptar la permanencia de la base naval rusa de Sebastopol, a pesar de que la Constitución lo prohíbe; y los países de Europa, a no apoyar el desarrollo de una cortina protectora contra misiles iraníes, porque ello no es aceptable a los rusos. Aún más, esa preocupación chilena es lógica, dada su experiencia, relativamente reciente, con el abastecimiento de gas desde Argentina, el que fue cortado.

Hace no mucho tiempo, el Comandante, ofrecía invertir en puertos en Chile para facilitar su desarrollo. Los “nacionalistas” promovieron una acción legal ante el Tribunal Constitucional para que los militares peruanos puedan continuar siendo procesados at infinitum, de tal manera que moralmente queden disminuidos, lo que indudablemente conviene a su contraparte chilena. Hay pues una retórica nacionalista anti-chilena de camuflaje, mientras los hechos son claramente pro-chilenos.

(*) Integrante del CEN del Partido Renovación Nacional

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