(Editorial) ¿Doble discurso antidrogas?
El país espera que la pausa no dure demasiado, lo que podría envalentonar a las mafias; que se anuncie pronto qué estrategia se va a seguir
Cosas muy sospechosas están sucediendo en el ámbito de la lucha contra las drogas, que estarían en abierta contradicción con el compromiso gubernamental expresado por el presidente Ollanta Humala.
Lo último ha sido la abrupta decisión de paralizar la erradicación de cocales ilegales, confirmada por el ministro del Interior, Óscar Valdés, supuestamente para evaluar la estrategia por seguir. A ello habría que añadir los nombramientos de polémicos personajes en cargos clave, como la jefatura de Devida y las direcciones Antidrogas y de Inteligencia del Ministerio del Interior.
¿Quién es el titiritero que dirige estas movidas tan cuestionables y podrían significar un retroceso en este ámbito, al otorgar ventajas inconcebibles a las mafias de narcotraficantes que, en confabulación con los grupúsculos terroristas, siguen jaqueando al país? ¿Cómo se podrá avanzar en el objetivo de seguridad ciudadana y la paz social si son dichas mafias las que propician más violencia, ya sea con enfrentamientos directos entre cárteles o envenenando a la población con droga más accesible?
Debemos recordar que el 24 de julio pasado el nuevo jefe de Devida, Ricardo Soberón, firmó un acta con la confederación de cuencas cocaleras, en la que adelanta que escuchará la voz de los cocaleros si es que “Ollanta me confía un cargo”. Estos, a su vez, le piden cesar la erradicación e incorporar a sus representantes cocaleros en Devida y Enaco.
¿Hasta dónde se quiere llegar? La embajadora de EE.UU. Rose Likins ha dicho que espera más información sobre el delicado asunto, y se espera un pronunciamiento gubernamental sobre el futuro del convenio con el Gobierno Estadounidense.
El país espera que la pausa no dure demasiado, lo que podría envalentonar a las mafias; que se anuncie pronto qué estrategia se va a seguir, con qué metodología y cooperación; cómo se integrarán las políticas punitivas con las de sustitución; y quiénes son los asesores principales que deciden nombramientos.
El 28 de julio el presidente Humala subrayó: “No legalizaremos ninguna droga ni tampoco los cultivos ilícitos […] reduciremos la superficie ilegal de sembríos de coca”. Se espera ahora políticas consecuentes con tal anuncio, en lo que el jefe del Gabinete –en su presentación ante el Congreso– y el ministro del Interior tienen que ser coherentes y claros.
A un enemigo tan poderoso y criminal como el narcotráfico, que envenena a la juventud, no se le puede dar ninguna tregua.
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