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miércoles, 16 de noviembre de 2011


(Editorial) La promisoria cumbre del foro Asia-Pacífico

En un contexto de preocupación mundial por los efectos de la crisis europea, el encuentro ha sido productivo para que los 21 miembros miren el Asia-Pacífico como una oportunidad…
Martes 15 de noviembre de 2011 - 07:00 am
Aunque la coyuntura interna luce convulsa –conflictos sociales irresueltos de un lado y el Caso Chehade del otro–, la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) realizada en Honolulu (Hawái) ha traído noticias positivas para nuestro país, presentado en esa cita como una de las tres naciones emergentes de la promisoria cuenca.
En un contexto de preocupación mundial por los efectos de la crisis europea, el encuentro ha sido productivo para que los 21 miembros miren el Asia-Pacífico como una oportunidad.
Dentro de este cambio de visión es un logro que nueve de los países que forman parte del APEC hayan mostrado su predisposición para crear un área de libre comercio que podría convertirse en la mayor del mundo, con acceso a un mercado potencial de más de 500 millones de consumidores.
El llamado Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) significaría consolidar la presencia del Perú junto a la de otras ocho economías en la Cuenca del Pacífico y aprovechar las ventajas competitivas de una zona que representa casi la mitad del comercio mundial.
Resulta significativo que Chile participe en esta iniciativa que también cuenta con el respaldo de Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Malasia, Vietnam, Singapur y Brunéi. Y aunque aún existen muchos aspectos por definir –en materia de sobreprotecciones, regulaciones y derechos que generan controversia–, es un avance que los países que forman parte de este proyecto quieran instalar un gran TLC en esta parte del Pacífico y aprovechar aun más sus ventajas, en el libre comercio de productos y servicios.
Desde 1989, cuando nació el APEC, la reunión anual ha generado múltiples expectativas, aunque probablemente en esta ocasión eran mayores debido a la crisis financiera del euro y sus efectos en la prosperidad del resto del mundo.
Como se esperaba, los países acordaron tomar medidas ante lo que se estima serán las repercusiones del terremoto financiero. Pero también suscribieron una declaración conjunta a favor del desarrollo sostenible. Se acordó, por ejemplo, reducir los aranceles aduaneros para productos ambientalmente sostenibles, y eliminar las barreras no arancelarias que dificultan el comercio de productos ecológicos. Estuvieron a favor de reducir el uso de energía con relación al PBI de cada país en 45% para el 2035, y de prohibir el comercio de productos forestales ilegales.
En cuanto al Perú, el encuentro también ha servido para que el presidente Ollanta Humala, con cien días al frente del gobierno, sostenga relaciones bilaterales importantes con sus homólogos que, sin duda, deberán repercutir en beneficio de nuestro país. Es el caso de su entrevista con el presidente Barack Obama, en la que se especula que se trataron temas de la agenda bilateral común, como la lucha contra el narcotráfico.
Como expresó el mandatario en entrevista con El Comercio, publicada el domingo último, “las grandes potencias del mundo están dando una importancia al Perú que hace diez años no se le daba”. Una percepción positiva que nos ubica como una nación que maneja bien su economía y que, por ello, debe evitar cualquier elemento que atente contra esa imagen de modernidad, desarrollo e inclusión social.

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