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viernes, 9 de noviembre de 2012

Narcotráfico ::::

Líneas Aéreas

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Nave Cessna de bandera boliviana intervenida el pasado 15 de septiembre con 349 kilos de cocaína en el caserío El Milagro, Pasco.
Se creía que el traslado aéreo de cocaína era cosa del pasado, pero las ‘narcoavionetas’ y sus pistas clandestinas vuelven a la selva.



A fines de septiembre, una avioneta Cessna 206, de bandera boliviana, fue intervenida en el centro poblado de Rosa de Chechea, distrito de Iparia, en Ucayali. Llevaba 250 kilos de cocaína y el piloto al mando era Walter Martínez (57), también del país altiplánico.
Ocho días antes, otra aeronave Cessna de matrícula boliviana había sido atajada por un equipo de la Dirección Antidrogas (Dirandro) en el caserío de El Milagro, cerca de Oxapampa, en Pasco.

Ante la presencia policial, los narcotraficantes pusieron pies en polvorosa, abandonando un cargamento de 349 kilos de cocaína.
Otro caso ocurrió el pasado 23 de mayo en Yarinas, comunidad asháninca ubicada a 45 minutos de Ciudad Constitución, en Pasco.
Un terreno plano en las alturas del río Palcazu servía de pista clandestina. Pese a que no hubo capturas, los efectivos decomisaron 445 kilos de pasta básica e inmovilizaron la narcoavioneta Cessna.
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Estos tres hechos hacen suponer a diversos expertos que estamos frente a un retorno de los “narcovuelos”, frecuentes durante la década del ’90 en Campanilla y otras localidades del valle del Huallaga.
La etapa de la reactivación de las “narcoavionetas” empezó hace 5 años, sostiene Jaime Antezana, especialista en temas de narcotráfico y terrorismo. “Lo que se ve hoy es una intensificación”, asegura.

LAS ‘NARCOPISTAS’

Si bien la Fuerza Aérea del Perú (FAP) registró en un reporte de inteligencia del 2007 la presunta existencia de 325 pistas clandestinas esparcidas por el territorio nacional, el experto Jaime Antezana opina que esa cifra es “desproporcionada” y que “se estarían contando las que funcionaron en décadas pasadas”.
Por lo pronto, sostiene, son 13 las pistas que actualmente operan para el narcotráfico en los departamentos de Loreto, Junín, Ucayali, Pasco, Cusco, Puno y Ayacucho.
Cusco acoge dos en la zona del Bajo Urubamba, perteneciente al distrito de Echarate. Una se abre paso en Timpia, construida por los dominicos para sus misiones evangelizadoras. Los nativos impidieron el descenso de dos naves el 1 de octubre colocando arcos de fútbol.
La otra pista, instalada en el Pongo de Mainique, tampoco ha sido ajena a los roces entre traficantes y pobladores, a quienes pretendieron engañar bajo la tapadera de que recargaban combustible.
Ambas son disputadas por mafias colombianas y brasileñas, reportan un vuelo semanal y no sobrepasan los dos años de antigüedad.
Más allá de Atalaya, a siete kilómetros del distrito de Sepahua, aparece la localidad de Bufeo Pozo. Aquí se sitúa una de las dos pistas que hay en Ucayali.
La restante se extiende en un anexo denominado Iparia, comunidad vecina de Pucallpa.
Hacia ese lugar enrumbaba Abelardo Payano (51), alcalde de Puerto Pizana, quien fue capturado cuando transportaba un cisterna con 460 kilos de cocaína, el pasado 29 de junio (CARETAS 2239)
El río Ucayali sigue su curso hasta Loreto y bordea Contamana. A espaldas del pueblo, detrás de un monte, emerge otro aeródromo clandestino.
Además de las pistas en Yarinas y El Milagro, Pasco da cabida a una tercera en un punto ganadero denominado Pueblo Libre, en el Codo del Pozuzo, donde el 20 de octubre del 2011 se registró un accidente que atrajo la mirada del Departamento de Operaciones Tácticas Antidrogas (Depotad).
Y es que como resultado de un desacuerdo en torno al pago de cupos, el dueño del pastizal que hacía las veces de pista cerró el alambrado de púas para frustrar el despegue.
El bimotor Cessna fue encontrado vacío y con el ala izquierda rota.
No muy lejos de allí, en pleno corazón de la selva, se encuentra la única colonia austro alemana del mundo.
Junín hospeda en el valle Esmeralda un poblado menor de 92 viviendas levantado sobre la margen derecha del río Ene, una pista descubierta el 28 de octubre del 2007.
La Policía Antidrogas dio con ella tras recuperar de las aguas los despojos de una nave incendiada y con licencia paraguaya.

VUELO AL SUR

Al limitar con Bolivia, Puno se ha convertido también en un puerto fijo para la fuga de narcóticos por vía aérea.
Yanacocha es un aeródromo enclavado en el anexo de Massiapo, provincia de Sandia.
El 14 de diciembre de 2007, la Policía interceptó allí una avioneta Cessna de línea paraguaya y al piloto Cristóbal Mesa Murcia (35) con pasaporte colombiano. Los efectivos decomisaron 7.86 kilos de cocaína y una colección de armas y equipos de telecomunicación.
Y el 18 de abril de 2008, efectivos retuvieron un Cessna y al aviador Julio Villagómez (45), ambos de procedencia boliviana, forrados con 131 kilos de alcaloide de cocaína y 294,002 dólares.
Más abajo del río Inambari, en la localidad de San Ignacio, hay una segunda pista clandestina. Y sus riveras del sur esconden otra en un lugar denominado Punto 4.
Ayacucho, por su parte, recoge una pista en las inmediaciones de Vilcashuamán, a mitad de camino hacia Accomarca y labrada a 3,600 m.s.n.m. sobre una llanura. Operativa desde hace cuatro años, usa piedras de colores como señalización.
Bolivia, que ha tenido una agresiva política de erradicación de hoja de coca, es país de tránsito de la cocaína. El destino final es Brasil y Europa, coinciden diversos expertos.
El lunes último, el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, anunció el decomiso de casi una tonelada de cocaína que había sido trasladada del VRAEM a Lima para su exportación al extranjero.
Pedraza reveló que en lo que va del año se ha incautado un total de 32 toneladas de droga en diversos operativos a nivel nacional.
Los decomisos, sin embargo, se han visto empañados por el considerable número de policías detenidos por sus vínculos con narcotraficantes (CARETAS 2255). Para Rubén Vargas, de InfoRegión, un tema central es la penetración del narcotráfico en la Policía y las FF.AA. “El regreso de las narcoavionetas en la selva, la explosión del narcotráfico tienen que ver con la facilidad con la que los narcotraficantes se mueven en el país”, dice Vargas. “Y eso tiene que ver con la magnitud de la ‘narcocorrupción’”. (Álvaro Arce)

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