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martes, 26 de octubre de 2010

PERCEPCIÓN DE LA CORRUPCIÓN 2010

Resultados

Transparencia y rendición de cuentas son fundamentales para restaurar la confianza y la vuelta atrás la marea de la corrupción

Con los gobiernos cometer enormes sumas de dinero para hacer frente a la mayoría de los acuciantes problemas del mundo, desde la inestabilidad de los mercados financieros con el cambio climático y la pobreza, la corrupción sigue siendo un obstáculo para el logro necesita avanzar mucho más. El 2010 de Percepción de Corrupción índice muestra que casi tres cuartas partes de los 178 países en la puntuación del índice inferior a cinco, en una escala de 10 (altamente limpio) hasta 0 (altamente corrupto). Estos resultados indican un grave problema de corrupción.
Para hacer frente a estos retos, los gobiernos deben integrar medidas de lucha contra la corrupción en todos los ámbitos, de sus respuestas a la crisis financiera y el cambio climático a los compromisos de la comunidad internacional para erradicar la pobreza. Transparencia Internacional aboga por la aplicación más estricta de laConvención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, la iniciativa mundial única que proporciona un marco para poner fin a la corrupción. Dinamarca, Nueva Zelanda y Singapur están empatados en la cima de la lista con una puntuación de 9,3, seguido de cerca por Finlandia y Suecia, con 9,2. En la retaguardia es Somalia con una puntuación de 1,1, ligeramente por detrás de Myanmar y Afganistán e Irak en 1,4 a 1,5.
Entre las bajas en el último año son algunos de los países más afectados por una crisis financiera provocada por déficit de transparencia e integridad. Entre las que mejoran en el último año, la ausencia general de los estados de la OCDE pone de relieve el hecho de que todas las naciones deben fortalecer sus mecanismos de buen gobierno:. El mensaje es claro en todo el mundo, la transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para restablecer la confianza y cambiar la situación de la corrupción. Sin ellos, la política de soluciones globales a muchas crisis mundial están en riesgo.

Resultados por país

¿La izquierda avanza en el Perú?

Una opinión sobre el triunfo de la centroizquierda en Lima.
Erick Tejada Sánchez | Rebelion | 14-10-2010 a las 18:39 | 269 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/la-izquierda-avanza-en-el-peru
A menos que consume un escandaloso fraude, en los próximos días las autoridades electorales peruanas deberían declarar vencedora de la contienda en Lima metropolitana, la capital del Perú, a la candidata Susana Villarán. Tras haberse convertido –inesperada y velozmente- en la favorita del electorado limeño a solo unas semanas de las votaciones, Villarán se convirtió en el blanco de una campaña de demolición mediática sólo comparable por su inmundicia a las que la dictadura fujimorista echó a andar contra sus adversarios políticos en el año 2000. La razón: la amplitud de su coalición política que incluía a las fuerzas de izquierda, y sobre todo, sus posibilidades reales de arrebatarle el gobierno de la plaza electoral más importante del país a la derecha –Lima concentra a un tercio de la población del país- a sólo seis meses de las elecciones presidenciales. Así, el “fenómeno Susana” ha desatado entusiasmo y pánico casi por igual, en tanto que ha sido interpretado como el renacer de la izquierda peruana tras haber estado por lo menos durante dos décadas condenada a la irrelevancia política, o más propiamente, electoral. Superviviendo en el fragmentado movimiento social o en pequeños partidos y espacios de gobiernos locales, la izquierda no había podido recuperar el protagonismo que alcanzó durante los años ochentas, en los que gobernaba gran parte de las provincias y distritos del país y estuvo más cerca que nunca de ganar el gobierno nacional.
Pero, ¿qué ha significado en términos políticos el triunfo de Villarán en Lima? En primer lugar, efectivamente, después de mucho tiempo y gracias al furibundo empeño de la derecha que procuró ideologizar el debate de la campaña electoral, se ha resquebrajado en parte la monotonía neoconservadora de la política peruana. Al menos, digamos que hoy se intuye que hay otro polo posible, más allá de los múltiples rostros de la derecha. La candidatura presidencial de Ollanta Humala en 2006, ciertamente, había dibujado un escenario parecido. Sin embargo, las limitaciones del humalismo para constituirse en una alternativa seria comenzaron a hacerse visibles cuando su bancada parlamentaria empezó a desmembrarse casi inmediatamente después de asumir sus funciones, por la deserción acelerada de los impresentables advenedizos que Humala había reclutado. De los 45 parlamentarios humalistas que constituían la primera mayoría del congreso peruano, sólo 25 se han mantenido leales a Humala hasta el final. Así, como han apuntado numerosos analistas, Alan García ha gobernado virtualmente sin oposición durante estos cuatro años. Pero volviendo a las últimas elecciones, quizá el mérito más extraordinario de Villarán es haber sacudido electoralmente al que era de lejos el bastión más recio del conservadurismo en el Perú: la capital. Cosa curiosa, Villarán estratégicamente había eludido una confrontación ideológica, en parte porque dentro del bloque político que la respaldaba –llamado “la confluencia”- subsistían y subsisten algunas diferencias de ese tipo. Empero, más allá de las estrategias y los discursos de campaña, lo cierto es que el progresismo, por llamarlo de alguna manera, se ha posicionado políticamente y con gran expectativa en la capital del Perú.
En segundo lugar, la lealtad de Villarán al pacto electoral de la confluencia, le ha reconocido un papel importante a las fuerzas de izquierda, estropeadas y ninguneadas hasta la saciedad no sólo por la derecha, de la no puede esperarse otra cosa, sino también por el humalismo –que se llama a sí mismo nacionalismo- que trató siempre de evadirse de cualquier vínculo orgánico con las izquierdas que osaran existir con nombre propio. Repentinamente, tan pronto como Villarán se afianzó en las encuestas, Ollanta Humala y sus intelectuales de cabecera redescubrieron a la izquierda, la convocaron, hablaron de sus coincidencias de toda la vida y de las futuras alianzas. Un dato interesante de la campaña es que mientras los medios de comunicación centraron sus ataques en la alianza entre Villarán y la izquierda comunista, el ascenso de la candidata en las encuestas no se detuvo. Recién en el último tramo, en el que las calumnias del terrorismo mediático apuntaron a los bienes e ingresos de Villarán, se acortó la considerable ventaja que había alcanzado sobre la candidata conservadora Lourdes Flores. También es justo decir que en el primer caso Villarán y sus asesores respondieron de mejor manera que en el segundo.
De cualquier forma, ha terminado siendo visible la incomodidad de algunos miembros del entorno de Villarán con la presencia de sectores definidamente de izquierda dentro de su coalición. Tanto así, que la propia Villarán se ha apresurado a decir que ellos competirán solos, sin hacer alianzas, en las próximas elecciones generales. De hecho, semanas atrás –dirán de seguro que por razones estratégicas- los líderes comunistas como Nílver López se habían autocensurado y decidieron no aparecer en público con Villarán para no “afectar” su campaña. Y es que la aproximación de organizaciones que hasta hace poco parecían irremediablemente distantes entre sí, como Fuerza Social –el partido centrista de Villarán- y el Movimiento Nueva Izquierda –vinculado a la izquierda comunista- tuvo sobre todo razones prácticas: los primeros no tenían su inscripción legal como partido asegurada y los segundos no tenían candidato propio en Lima metropolitana. En cualquier caso, tampoco resultaba imposible converger en torno a un programa de gestión municipal, de tal suerte que junto con otras fuerzas más de izquierda, la “confluencia” cobró vida con una muy modesta intención de voto al inicio, y al cabo de unas semanas, como un vendaval que llevó a la derecha a la más franca exasperación y a Villarán a la alcaldía de la capital.
La derecha pensante, por su lado, tras haberse resignado a la derrota, le ha abierto los brazos a Villarán. El propio Mario Vargas Llosa, aprovechando la tribuna de su más reciente galardón, ha celebrado que sea la izquierda liberal la que se afiance y crezca en el Perú. Porque tanto la derecha más astuta como la propia Villarán se han esforzado en resaltar las diferencias de su proyecto político con la izquierda “tradicional”. Tales divergencias en verdad existen. No son sólo diferencias ideológicas –si por ello se alude a las especulaciones estratosféricas que a veces pueblan nuestros debates- las que separan a la izquierda de la centroizquierda peruanas. Ni tampoco lo son, exclusivamente, las opiniones que tengamos en uno y otro bloque sobre los procesos de Cuba o Venezuela, aunque algunos como Vargas Llosa insistan en hacer de ellas el criterio último para separar a los buenos de los malos. De hecho, la simpatía del Nobel por Villarán tiene asidero en el visceral desprecio por la Revolución Cubana que ambos comparten. Pero los desencuentros definitivos, insistimos, son otros y tienen que ver naturalmente con asuntos internos.
Acaso el más crítico es la proximidad carnal de Fuerza Social con Perú Posible, el partido del ex presidente Alejandro Toledo que aspira a ser reelegido en 2011. Como se recuerda, Toledo encabezó un gobierno menos corrupto y menos sanguinario que el de García, pero igualmente reaccionario en el manejo de la economía, patrocinando incluso mejor que Fujimori el saqueo del país por las transnacionales. Fue durante su gobierno que se modificaron las leyes para que las reservas de gas natural destinadas a satisfacer el consumo interno pudieran ser exportadas, como sucede hoy, a precios subsidiados en beneficio de las empresas que trafican –en sentido estricto- con el recurso. Uno de los promotores del jugoso negocio fue un oscuro tecnócrata neoliberal, Jaime Quijandría, que fue ministro de Energía y Minas, y de Economía y Finanzas de Toledo. Quijandría, pues, es un prominente militante de Fuerza Social y reapareció incluso como vocero de esa organización en algún tramo de la campaña electoral municipal, seguramente para tranquilizar a quienes auguraban la vuelta del comunismo de la mano de Susana Villarán. Otro sombrío personaje, Fernando Rospigliosi, también ex ministro del Interior del gobierno de Toledo, forma también parte del círculo más íntimo de Villarán. Rospigliosi, comunista renegado y enemigo eufórico de la izquierda, es un individuo muy cercano a la embajada norteamericana en Lima. Otros factores, como la postura pro-minera de los gobiernos regionales de Fuerza Social en lugares como Cajamarca, en donde las comunidades campesinas e indígenas son agredidas permanentemente por las grandes empresas mineras, marcan también, parafraseando un vals peruano, respetables distancias.
Con todo, la posibilidad de establecer acuerdos entre las distintas fuerzas para articular un solo bloque progresista con posibilidades reales de triunfo en las elecciones presidenciales de 2011 es deseable pero demasiado incierta, al menos de momento. El rechazo al humalismo por parte de Fuerza Social y de algunos sectores de la izquierda persiste, con argumentos bastante serios. Varias de las incorrecciones y vicios de la campaña presidencial de Humala del año 2006, como la designación arbitraria de candidatos por parte de la cúpula partidaria desconociendo las decisiones de sus bases, o la “venta” de candidaturas para el financiamiento de las campañas, se han hecho visibles otra vez en el último proceso electoral. Los cantos de sirena de la derecha para a atraer a Susana Villarán y consolidar la opción centroderechista neoliberal de Toledo también podrían, por otro lado, tener éxito. La fuerza de la izquierda se concentra, entre tanto, en unas pocas regiones y es bastante dispareja a nivel nacional. Mientras ha logrado consolidar liderazgos y bases regionales sólidas como en Cajamarca, en donde Gregorio Santos, dirigente de las rondas campesinas, ha sido elegido como nuevo presidente regional, en otras regiones como Arequipa, la segunda más importante del país, la izquierda yace pulverizada con pocas posibilidades de recomposición en el corto plazo.
En resumen, y aunque el entusiasmo francamente conmovedor de algunos izquierdistas peruanos les impida verlo con nitidez, Villarán ha abierto con su liderazgo un espacio para el progresismo centrista que ella orgánicamente representa, más que para la izquierda socialista. Un progresismo que mientras se diferencia radicalmente de la derecha peruana en temas como los derechos humanos o la lucha contra la corrupción, no se distingue tanto de ella en su concepción sobre la economía, el papel del Estado y la inversión extranjera. La “izquierda moderna” de Villarán es en ese sentido, legítima y claramente sistémica.
Ciertamente, el espacio ganado por Villarán puede seguir generando mejores condiciones para la recomposición de la izquierda socialista en el Perú; puede sobre todo ir mitigando la intolerancia que el pensamiento único neoliberal ha sembrado durante tantos años. Pero no puede relevar a la izquierda de construir su propio espacio, de afirmar sus propios liderazgos y de legitimar sus propias propuestas. El futuro de la izquierda peruana no es inevitablemente el social liberalismo, como parecen insinuarlo algunos. Es preciso seguir bregando por modelar una fuerza socialista orgánica y antisistémica.
Erick Tejada Sánchez es sociólogo y militante del Colectivo SUR.sobreviviendoapenas@peru.com
 

Izquierda peruana: un liderazgo pusilánime Carlos Angulo Rivas*

Estamos entrando a una curva difícil. No obstante, nada es ajeno a la historia ya recorrida por la izquierda peruana. La confluencia de los sectores populares, de trabajadores, profesores, campesinos, estudiantes, cesantes, amas de casa y desempleados, se ha consolidado de manera espontánea en las elecciones regionales y municipales, por consiguiente existe una alternativa ganadora apostando por el cambio político, económico y social. Ocurre en esta dirección algo muy atractivo para el pueblo peruano, interesante y sugestivo, en cuanto a un despertar de la conciencia pública. Y en el caso de las elecciones municipales de la provincia de Lima, la capital, con un tercio del electorado nacional, la apertura hacia las elecciones generales de abril próximo, con el triunfo de Susana Villarán para la alcaldía, representa un desplazamiento de las fuerzas políticas que, de manera instintiva, se han inclinado hacia la de izquierda.
Todas estas fuerzas por el cambio son, sin duda, antisistema puesto que el sistema existente es neoliberal extremista, antinacional, corrupto e inmoral. Se trata, entonces, de establecer un auténtico sistema social representativo de la plural nación peruana. Y por ello se juega, en abril del próximo año, el destino de la patria, el destino de la nación el destino de las jóvenes generaciones, siendo de este modo, la responsabilidad es mayúscula como nunca antes en la historia. De ahí, precisamente, parte el desbarajuste electoral armado mediante la descarada intromisión de Alan García en las elecciones municipales y regionales, y a su vez el comportamiento nada transparente de las instituciones corruptas de la vigilia del voto ciudadano, llámense Jurado Nacional de Elecciones y o nPE. Impúdica desfachatez, que no tiene precedentes en la historia del país.
La señora Susana Villarán, seguro, es una buena persona, bien intencionada y honesta, nadie puede dudar de su buena fe en la actuación electoral en la capital de la república.Sin embargo, en el marasmo de la voluntad de fraude electoral protagonizado por el gobierno, llaman la atención tres declaraciones que la pintan de cuerpo entero: la primera cuando afirmó que puede colaborar con Alan García, es decir, con la corrupción y los desmanes de violencia contra las clases populares y los nativos, que caracterizan a su gobierno; la segunda cuando manifestó tener confianza en un sistema institucional podrido por dentro, representado por el JNE y la o nPE y esperar pasivamente el resultado de la vergonzosa pachamanca de las actas electorales impugnadas por una sola persona, doña Magdalena Chu, la misma tramposa de elecciones pasadas; y la tercera, cuando sin conversar respecto a la unidad de la izquierda para las próximas elecciones, adelanta sus prejuicios tachando a Ollanta Humala como candidato presidencial, y luego su vocero político un tal Huaroc dice tener conversaciones adelantadas con Alejandro Toledo para unirse a él en una fuerza de “centroizquierda” de seguro, digitada desde Washington por el broker internacional Pedro Pablo Kuczynski.
Como se observa, el mareo en política se vuelve a presentar y sabemos que esta enfermedad es terrible y dañina. Peor aún cuando vemos que el liderazgo de Susana Villarán, frente al fenómeno peruano de la corrupción, la violencia gubernamental y el entreguismo, es por decir lo menos pusilánime y confiado, tanto que el zafarrancho electoral armado en Lima, por ejemplo, le parece normal y ni siquiera exige el reemplazo de las autoridades electorales por lo menos incompetentes. Fuerza Social, el partido de la señora Villarán, cuyo presidente es el tal Huaroc, no representa a nadie 0.520 %o mejor dicho a 76,106 ciudadanos en el ámbito nacional, votos obtenidos como candidata presidencial en la primera vuelta del año 2006. La votación actual de Lima obtenida por esta misma persona, es una suma de fuerzas políticas y de ciudadanos honrados que de manera alguna, le pertenece, así ella crea lo contrario. Ya este fenómeno de personajes mareados lo hemos tenido en Izquierda Unida con Alfonso Barrantes, quien creyó ser propietario de una votación por la unidad y no de suyo propia, pues cuando dividió la IU en 1990 apenas alcanzó el 2% de la votación nacional facilitando el triunfo del japonés Alberto Fujimori. Henry Pease, el católico izquierdista, representando a IU sacó 6% en la misma elección. Esos son los hechos de cuando la izquierda peruana tuvo oportunidad de ser gobierno y la desaprovechó.
Hoy en día se presenta una segunda, muy clara, oportunidad. Los sectores populares y de izquierda pueden llegar a ser gobierno, el gobierno de cambio que el país necesita con urgencia. Y aquí la pregunta de todos, quienes desean un porvenir de bienestar para el país y la gran mayoría de ciudadanos pobres y de clase media,es: ¿quieren los líderes de la izquierda nacional, los independientes progresistas, los nacionalistas, los líderes sindicales, de estudiantes y de los pobladores, ser gobierno en firme, quieren de a verdad tomar las riendas del país o quieren sólo ser grupos de oposición en el parlamento? Pues, si se quiere ser gobierno, en primera instancia debe asumirse un compromiso en serio en esa dirección y por tanto una candidatura presidencial única convergente y democrática, programática y de proyección social, sólo esa proposición debe estar en la agenda. Ahora, si la aspiración, casi siempre individualista de la izquierda, es hacer oposición reivindicativa, defensiva y caudillista, pues que se vaya a las elecciones por separado.
Desde mi punto de vista, la fragmentación política debe desaparecer. Y si no cambia de actitud y pensamiento, la señora Susana Villarán, con los votos prestados de la izquierda, porque ella es apenas de centro, su influencia será un factor divisionista y así no sirve para nada. A pesar que algunos la vean como ecuánime cuando en realidad es conciliadora con el sistema inmoral imperante. Con Toledo o sin Toledo, a su lado, Fuerza Social regresará a su 1% de intención de voto como antes, de la misma forma como Barrantes sin IU regresó a su 2% habitual en este tipo de caudillismo personal. Las condiciones preestablecidas están dadas. Se avecina una confrontación electoral clave para reemplazar el siniestro gobierno de Alan García. La dispersión de la votación por ambiciones personales o de grupo, pertenece o debe pertenecer al pasado. La unidad más amplia posible como en Ecuador, Bolivia, Uruguay, bloques populares o frentes amplios, los nombres no interesan, es una demanda de salvamento de la patria herida por gobiernos autoritarios y corruptos, aquellos de careta democrática que rehúsan la participación popular en las decisiones que conciernen a todos.
Existe una voluntad, existe un sentimiento nacional de cambio político, económico y social, para crear un sistema representativo de sociedad peruana dentro de su pluralidad. Y en ello y por ello somos antisistema, más aún cuando el sistema actual, gracias a la herencia de gobiernos podridos pertenecientes a la casta política tradicional como los de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y el dos veces Alan García, está construido para el despojo del país de forma artera e irresponsable. Los años no pasan por gusto y tenemos todavía a esta casta política de ultraderecha, capaz de las más infames felonías con tal de salirse con la suya, actuando en el poder del Estado por consenso. Me pregunto, sinceramente, ¿puede alguien confiar en la honestidad a toda prueba de políticos embusteros como Alan García, Alberto o Keiko Fujimori, Alejandro Toledo, Lourdes Flores, Luis Castañeda, Alex Kuori o sus partidarios y tránsfugas que hacen una mayoría de aliados en el Congreso Nacional, el Poder Judicial, el Poder Electoral y también, por infiltración o prebendas en el fuerza Armada?
¿Están los líderes de izquierda, los profesionales progresistas y los sectores populares, no contaminados con la corrupción endémica del país, listos para ser gobierno nacional ganando la presidencia de la república?. A mí personalmente me parece que sí, siempre y cuando el liderazgo por el cambio no pierda el sentido de las proporciones ni el olfato político que en estos momentos cruciales para el país se debe tener. De lo contrario se retornará sin remedio a la orfandad de una pobreza grupal sin destino.
*Poeta y escritor peruano

EL PERÚ AVANZA

(Peru.com).- (EFE).- El Perú se ubicó junto a Colombia en el puesto número 78 de cop, según el Índice de Percepción de la Corrupción 2010 (CPI), publicado este martes por la organización no gubernamental Transparencia Internacional (TI) en Berlín.
 
Chile volvió a repetir como el país latinoamericano mejor situado en esta clasificación, al obtener 7,2 puntos sobre 10 posibles, y ascender cuatro posiciones con respecto a la edición del año pasado, situándose en el puesto 21 de los 178 países estudiados.
 
Ecuador también mejoró de forma notable, en tres décimas de punto hasta los 2,5 enteros, lo que le hizo escalar desde el puesto 146 que ocupó en 2009 hasta el 127 logrado en este informe de TI de este año, aunque sigue en el furgón de cola de transparencia en Iberoamérica.
 
Por su parte, Cuba, que históricamente se había situado entre los países latinos menos corruptos, cayó desde los 4,4 puntos del año pasado hasta los 3,7 enteros, un total de ocho posiciones hasta el puesto 69.
 
Además de Chile, los otros tres países latinoamericanos que aprobaron el CPI 2010 fueron Uruguay, en el puesto 24 con 6,9 puntos, Puerto Rico (puesto 33 con 5,8 puntos), y Costa Rica (puesto 41 con 5,3 puntos).
 
En el extremo contrario de la tabla, los peor situados son, como el año pasado, Nicaragua y El Salvador, que comparten el puesto 127 con 2,5 puntos; Honduras, en el 134 con 2,4 puntos; Paraguay, con 2,2 enteros en la posición 146 y Venezuela, que cierra la lista de países latinoamericanos en el puesto 164 con 2,0 puntos.
 
En medio, entre los 3,7 puntos de Brasil y los 2,8 enteros de Bolivia, se encuadran el resto de países iberoamericanos, que han experimentado variaciones menores en su clasificación con respecto al año pasado.
 
Las puntuaciones de Guatemala (91) y México (91) han empeorado ligeramente, mientras que las de El Salvador (73), Panamá (73) y Bolivia (110) han experimentado pequeñas mejoras.
 
Por su parte, los resultados de Brasil (69), República Dominicana (101) y Argentina (105) no sufrieron modificaciones con respecto al año pasado.
 
Como en los últimos años, las naciones mejor situadas en el Índice de Percepción de la Corrupción 2010 son Dinamarca (9,3), Nueva Zelanda (9,3) y Singapur (9,3), mientras que Irak (1,5), Afganistán (1,4), Birmania (1,4) y Somalia (1,1) cierran la lista de 178 estados y regiones.
 
España sube dos puestos, del 32 al 30, pero mantiene su puntuación de 6,1 puntos en la escala máxima de diez.
 
Los países que más han empeorado en esta clasificación con respecto al año pasado son la República Checa, Grecia, Hungría, Italia, Madagascar, Níger y Estados Unidos.
 
Por su parte, los países que han experimentado unas mejoras más significativas en los últimos doce meses son Bután, Chile, Ecuador, Macedonia, Gambia, Haití, Jamaica, Kuwait y Qatar.
 
El reconocido CPI de TI se elabora cada año desde 1995 a partir de diferentes estudios y encuestas a expertos y empresas.
EFE

lunes, 25 de octubre de 2010

El Soldado

El Soldado

Esta historia fue contada por un soldado
que pudo regresar a casa después de la guerra,
le habló a sus padres desde San Francisco:
“Mamá, Papá.
Voy de regreso a casa,
pero les tengo que pedir un favor.
Traigo a un amigo que me gustaría
que se quedara con nosotros.”
“¡Claro!” Le contestaron sus padres emocionados,
“Tráelos nos encantaría conocerlo.”
“Pero hay algo que deben de saber  
“Él fue herido en la guerra.
Pisó en una mina de tierra
y perdió un brazo y una pierna,
él no tiene a donde ir,
y quiero que él se venga a vivir
con nosotros a casa.”
“Caray  hijo.
A lo mejor podemos encontrar un lugar
en donde él se pueda quedar.”
“No, Mamá y Papá,
yo quiero que él viva con nosotros.”
“Hijo…” 
“Tú no sabes lo que estás pidiendo.
Alguien que esté tan limitado físicamente
puede ser un gran peso para nosotros.
Nosotros tenemos nuestras propias vidas
y no podemos dejar que algo como esto
interfiera con nosotros.
Yo pienso que tú deberías de regresar a casa
y olvidarte de esta persona.
Ya encontrará él una manera
en la que pueda sobrevivir él solo.”
En ese momento el hijo colgó la bocina del teléfono.
Los padres ya no volvieron a escuchar de él.
Unos cuantos días después,
recibieron una llamada telefónica
de la policía de San Francisco.
Su hijo había muerto después
de que se había caído de un edificio.
Fue lo único que les dijeron.
La policía creía que era un suicidio.
Los padres destrozados por la noticia
volaron a San Francisco
y fueron inmediatamente
llevados a la morgue de la ciudad
para que identificaran a su hijo.
Ellos lo reconocieron,
efectivamente era su hijo,
para su horror,
ellos descubrieron algo que no sabían,
su hijo tan sólo tenía un brazo y una pierna.
Los padres de esta historia
son como muchos de nosotros.
Encontramos fácil amar a personas
que están completas
y que tienen beneficios económicos
pero no nos gusta la gente
que nos hace sentir alguna inconveniencia
o que nos hace sentir incómodos.
Preferimos estar alejados de personas
que no son muy saludables,
hermosas o inteligentes
como lo somos nosotros.
Afortunadamente,
hay una persona que no nos trata de esa manera.
Alguien que nos ama con un gran amor,
que siempre nos recibe en su familia,
no importa qué tan destrozados estemos,
física o mentalmente.

De la web
Octubre - 2010