Buscar este blog

miércoles, 29 de septiembre de 2010

El poder militar, ¿se está volviendo algo obsoleto?

27.04.2010 Clarín.com Opinión
El poder militar, ¿se está
volviendo algo obsoleto?
00:00
Los estrategas hablan hoy de "guerras de cuarta generación", sin
campos de batalla ni frentes definibles. Los Estados precisarán
mejores recursos para su defensa.
Por: Joseph Nye
Es cierto que la cantidad de guerras de gran escala entre estados sigue
decayendo y que es improbable el enfrentamiento entre democracias avanzadas
y sobre muchas cuestiones. Pero, como dijo Barack Obama en la ceremonia de
aceptación del Premio Nobel de la Paz en 2009, "debemos empezar por
reconocer la difícil verdad de que no erradicaremos el conflicto violento en
nuestras vidas. Siempre habrá momentos en los que los países -de manera
individual o en concierto- encontrarán que el uso de la fuerza no sólo es
necesario sino moralmente justificable".
Cuando la gente habla de poder militar, tiende a pensar en términos de los
recursos que sustentan el comportamiento de poder duro de luchar y amenazar
con luchar -soldados, tanques, aviones, barcos y demás-. Al final, si existe la
presión de dar empellones, esos recursos militares importan. Napoleón
genialmente dijo que "Dios está del lado de los grandes batallones" y Mao
Zetung sostenía que el poder proviene del cañón de un arma.
En el mundo de hoy, sin embargo, los recursos militares van mucho más allá de
las armas y los batallones y, el comportamiento de poder duro, más allá del
combate y la amenaza de combate. El poder militar también se utiliza para
ofrecer protección a aliados y asistencia a amigos.
Este uso no coercitivo de los recursos militares puede ser una fuente importante
de comportamiento de poder blando a la hora de armar agendas, persuadir a
otros gobiernos y atraer apoyo en la política mundial. Incluso cuando piensan
sólo en combate y amenazas, muchos analistas se centran exclusivamente en
una guerra entre estados, y se concentran en soldados de uniforme,
organizados y equipados por el estado en unidades militares formales.
Pero en el siglo XXI, la mayoría de las "guerras" ocurren dentro de, y no entre,
estados y muchos combatientes no usan uniforme. De 226 conflictos armados
significativos entre 1945 y 2002, menos de la mitad en los años 1950 se libraron
entre estados y grupos armados. Para los años 1990, esos conflictos eran la
forma dominante.
Por supuesto, la guerra civil y los combatientes irregulares no son nuevos, tal
como lo reconoce incluso la ley tradicional de guerra. Lo que sí es nuevo es el
aumento del combate irregular, y los cambios tecnológicos que ponen un poder
cada vez más destructivo en manos de pequeños grupos que habrían quedado
fuera del mercado de destrucción masiva en épocas anteriores. Y la nueva
tecnología ha aportado una nueva dimensión a la guerra: la perspectiva de
ciberataques, con los cuales un enemigo -estado o no estado- puede crear una
enorme destrucción física (o amenazar con hacerlo) sin un ejército que
físicamente cruce la frontera de otro estado.
La guerra y la fuerza pueden haber disminuido, pero no han concluido. Más
bien, el uso de la fuerza está adoptando nuevas formas. Los teóricos militares
hoy escriben sobre una "guerra de cuarta generación" que a veces "no tiene
Clarín.com http://www.servicios.clarin.com/notas/jsp/clarin/v9/notas/imprimir.jsp...
1 von 2 03.05.2010 10:25
Imprimir
campos de batalla o frentes definibles"; de hecho, la distinción entre civil y militar
puede desaparecer.
La primera generación de guerra moderna reflejaba la táctica de línea y columna
con posterioridad a la Revolución Francesa. La segunda generación se basaba
en el poder de fuego masivo y culminó en la Primera Guerra Mundial; su eslogan
era que la artillería conquista y la infantería ocupa. La tercera generación surgió
de la táctica desarrollada por los alemanes para romper tablas con la guerra de
trincheras en 1918, que Alemania perfeccionó en la táctica Blitzkrieg que le
permitió derrotar a fuerzas de tanques más grandes francesas y británicas en la
conquista de Francia en 1940.
Tanto las ideas como la tecnología impulsaron esos cambios. Lo mismo es
válido para la cuarta generación de guerra moderna de hoy, que se centra en la
sociedad y la voluntad política del enemigo para luchar. Los grupos armados
ven el conflicto como una continuidad de operaciones políticas y violentas
irregulares en un período prolongado que permitirá el control de las poblaciones
locales.
Se benefician del hecho de que decenas de estados débiles carecen de la
legitimidad o la capacidad para controlar su propio territorio de manera efectiva.
El resultado es lo que el general Sir Rupert Smith, ex comandante británico en
Irlanda del Norte y los Balcanes, llama "guerra entre la gente". En estas guerras
híbridas, las fuerzas convencionales e irregulares, los combatientes y los civiles,
y la destrucción física y la guerra de información se entrelazan estrechamente.
Aún si la perspectiva o amenaza de uso de la fuerza entre estados se ha tornado
menos probable, conservará un alto impacto, y son precisamente estas
situaciones las que llevan a actores racionales a comprar un seguro muy caro.
EE. UU. probablemente sea el principal emisor de este tipo de políticas de
seguro. Esto lleva a un punto más general sobre el papel de la fuerza militar en
la política mundial. El poder militar sigue siendo importante porque estructura la
política mundial. Es cierto que en muchas relaciones y cuestiones, a los estados
cada vez les resulta más difícil o costoso el uso de la fuerza militar. Pero el
hecho de que el poder militar no siempre sea suficiente en situaciones
determinadas no implica que haya perdido la capacidad de estructurar las
expectativas y forjar los cálculos políticos. Un estado moderno bien ordenado
está definido por un monopolio sobre el uso legítimo de la fuerza.
A nivel internacional, donde el orden es más tenue, las preocupaciones
residuales sobre el uso coercitivo de la fuerza, incluso si la probabilidad es baja,
pueden tener efectos importantes. La fuerza militar, junto con las normas y las
instituciones, ayuda a ofrecer un grado mínimo de orden. El papel del poder
militar en la política mundial probablemente persista bien entrado el siglo XXI. No
tendrá para los estados la utilidad que tuvo en el siglo XIX, pero seguirá siendo
un componente crucial de poder en la política mundial.
Copyright Clarín y Project Syndicate, 2010. Traducción de Claudia Martínez.
http://www.clarin.com/diario/2010/04/27/opinion/o-02188143.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario