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viernes, 1 de octubre de 2010

Un proceso electoral atípicamente virulento


Viernes 01 de octubre de 2010 - 07:04 am
Preocupa que, en las formas y en el fondo, el actual proceso para elegir autoridades municipales y regionales se haya caracterizado, en gran parte, por el insulto, la agresividad verbal y los ataques físicos entre candidatos, además de la farandulización de una contienda que debió ser de ideas y propuestas para resolver los problemas ciudadanos. Advertimos, nuevamente, que con la guerra sucia pierden el elector, la ciudad y la región, y se debilita el sistema democrático.
En lo normativo, hemos criticado desde los excesivos tiempos que se han tomado las autoridades electorales para resolver tachas y revisar las declaraciones juradas y hojas curriculares, hasta la falta de sanciones severas y efectivas a los partidos, movimientos y candidatos que incumplen las normas electorales sobre transparencia y financiamiento de sus campañas.
Aquí, aparte de la invocación a las autoridades para que asuman un papel más activo y dinámico, existe un defecto de la ley electoral que debe corregirse a la brevedad posible en el Congreso para endurecer los castigos a los transgresores.
LA FARANDULIZACIÓN DE LA POLÍTICA
En cuanto a los partidos y candidatos que participan en la contienda, es penoso reconocer que muchos han actuado con inusitada virulencia y utilizando métodos vedados que recuerdan lo peor del fujimontesinismo, con atentados y amenazas.
Algunos alcaldes reeleccionistas han sido acusados de usar recursos municipales para sus campañas, lo que debe dar lugar a sanciones oportunas y proporcionadas, que no pueden quedar en multas nimias que, encima, se dejan para las calendas griegas.
A más de ello, muchos postulantes han dejado que se les imponga la agenda desde otros ámbitos extraños y han sucumbido a la tentación de farandulizar sus candidaturas. Así, aparecen mediáticamente en situaciones francamente indecentes que ridiculizan la política y, peor aun, obstaculizan una decisión mínimanente racional de los electores.
Hay también grupos que no cumplieron ni con elecciones internas para elegir a sus candidatos, ni con la depuración de sus listas, por lo que cometen la gravísima irresponsabilidad de postular a sujetos con serios problemas legales o judiciales que, ya en el cargo, difícilmente actuarán a favor del bienestar regional o local. Y qué decir del reclutamiento de artistas o personajes de la farándula, que terminan bajando aun más el nivel de la contienda política.
OTRA VEZ EL CAUDILLISMO REGIONAL
En el caso del ex candidato Álex Kouri, fue lamentable y escandaloso que postulara a la Alcaldía de Lima, a sabiendas de que no cumplía con los requisitos exigidos y sin reparar en el inmenso daño que hacía a su movimiento y a las candidaturas distritales que quedaron debilitadas, sin liderazgo y con riesgo de ser anuladas.
Todos estos excesos y vicios se han repetido, en mayor o menor medida, en las circunscripciones regionales y locales del resto del país, sin dar a los electores una completa visión integral de los serios problemas, ni de la viabilidad de las propuestas lanzadas a última hora, solo para agradar a un sector de votantes.
En las regiones en sí, hemos denunciado también la persistencia de métodos caudillistas que exacerban el chauvinismo y la confrontación con regiones vecinas, en lugar de promover la integración en macrorregiones que es la solución de largo plazo para descentralizar y desarrollar el país.
ORIENTACIÓN Y LECCIONES A FUTURO
Otro factor crucial y preocupante ha sido la falta de interés, orientación e información de millones de electores que hasta ayer no sabían ni dónde votar, ni cuántas cédulas de votación recibirían y menos de qué trata el referéndum. ¿Qué podemos esperar de todo esto? Una razón más para aprobar la ley del voto facultativo.
En cuanto a las autoridades del Gobierno Central,en líneas generales debemos dejar constancia de que han respetado el principio de neutralidad y se han conducido de modo coherente.
En suma, tenemos que sacar lecciones de las irregularidades detectadas en estas elecciones, justamente para no repetir los mismos errores en el futuro inmediato, sobre todo cuando estamos a pocos meses de la campaña por los comicios generales.
Asumamos, como premisa, que lo que está en juego es la gobernabilidad democrática y la estabilidad política, económica y social del país, lo que demanda a su vez un comportamiento alturado y coherente de los candidatos, de los partidos y de las autoridades electorales.
El mal no puede imponerse: Ante la guerra sucia, que se nutre del desorden violentista, el efectismo, la calumnia y la zancadilla, tenemos que hacer prevalecer la verdad, el orden, la justicia, el respeto al elector, los planes de gobierno y, por supuesto, el debate racional y exhaustivo.

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