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miércoles, 10 de noviembre de 2010

La 'farcarización’ de Sendero

OPINIÓN | Mié. 10 nov '10
Autor: Fritz Du Bois
Las FARC vienen causando enormes daños humanos y materiales en Colombia desde hace casi 50 años, mientras Sendero destruyó por completo 15 años de desarrollo peruano. Ambos grupos terroristas parecen estar en retirada, pero sería irresponsable que los gobiernos bajen la guardia, especialmente cuando hay evidencia de colaboración entre las dos bandas.

En nuestro caso, desde hace más de una década, sucesivos gobiernos vienen repitiendo complacientemente que las columnas de Sendero en el VRAE y en el Huallaga no son más que pequeños remanentes que están siempre “a punto de entregarse a las autoridades”. Incluso, en más de una ocasión, se les ha llamando “banda de harapientos” que ni siquiera estarían bien armados.

Diversas y sangrientas emboscadas han ido ahogando en dramático realismo ese triunfalismo. Ahora tenemos evidencia gráfica de que se trata de columnas bien apertrechadas, que incluso cuentan con algo de grueso calibre en su armamento, que están conformadas por hombres, mujeres y niños, y que dan la impresión de estar bien alimentados.

Más aun, las imágenes de su vida cotidiana en los campamentos aparentan tranquilidad y relajo. No hay señales de temor o de preocupación de ser atacados, definitivamente no son una columna atemorizada, huyendo en retirada, más bien parecen los dueños y señores del VRAE.

En realidad, desde que Sendero se refugió en esa zona las fuerzas de seguridad no han llevado a cabo una ofensiva sostenida. Hace unos años se capturó las alturas, pero nunca se controló el resto del territorio por lo que el contacto entre las bases tiene que ser por helicóptero.

Es innegable que el riesgo de la complacencia es alto, por más que tratemos de tranquilizarnos diciendo que su área de influencia es pequeña y que, por ello, todo está controlado. Al contrario, se va a perder eventualmente el control si permitimos que se sigan fortaleciendo en sus zonas 'liberadas’ donde operan de la mano del narcotráfico, lo cual les dará recursos para financiar en algún momento la ampliación de sus operaciones especialmente ahora que han sido liberados muchos de sus mandos. Entonces, nos despertaremos ante el horror de un Sendero atacando en cualquier lado.

Las FARC se atrincheraron en diversas zonas cuando anteriores gobiernos colombianos se lo permitieron y desde ellas aún lanzan ofensivas y atentados. Sería ri-dículo que repitamos la equivocación con Sendero.

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