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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una cartera maldecida

OPINIÓN | Mié. 24 nov '10
Autor: Fritz Du Bois
Debo confesar que tengo sentimientos encontrados en lo que respecta a la renuncia del ministro del Interior como resultado de la denuncia que publicara este diario.

Por un lado, creo que era inevitable que el Sr. Barrios se fuera luego de que cometiera la tremenda equivocación de recibir una irregular y cuantiosa liquidación. Para alguien en su posición, no mostró mucho criterio al pensar que su cargo podía estar sujeto a estabilidad laboral y, por tanto, permitirle reclamar compensación por despido arbitrario. Asimismo, la actuación de la gerencia de Essalud ha confirmado la ligereza con la que los recursos públicos son administrados.

En realidad, ningún funcionario en un cargo de confianza puede aspirar a una compensación. Creo, por tanto, que la Contraloría debería echarle una mirada urgente a las liquidaciones que ya se han efectuado pues parece que se ha fabricado la figura de una supuesta obligación del Estado para compensar al funcionario que concluye su función. Incluso, no tengo duda de que esa absurda, pero para algunos muy lucrativa, teoría será utilizada por los congresistas que no sean reelegidos para poder sacarle hasta el último centavo al contribuyente argumentando que han sido arbitrariamente despedidos por el electorado.

Pero, por otro lado, volviendo al sector Interior, era la primera vez en lo que va de este gobierno que teníamos a alguien en esa cartera que al menos ofrecía realizar cambios. Solo queda esperar que su reemplazo también sea consciente de la imperiosa necesidad de actuar radicalmente para revertir un incremento de la inseguridad ciudadana que se está convirtiendo en el principal problema que sufren los peruanos.

Aunque si consideramos que el general Hidalgo ha estado a cargo durante dos años de la causa del problema de la seguridad, que es la ineficiencia policial y que para colmo con sus escapadas a un hostal en horas de trabajo ha demostrado ser también un total 'descriteriado’, la verdad es que su gestión como el séptimo ministro del Interior de esta administración no da lugar para esperar grandes resultados ni estar muy esperanzados. Ojalá estemos equivocados.

Finalmente, cabe mencionar que si Alan García quiere retornar al poder en 2016 tiene que hacer algo realmente dramático para reducir la inseguridad del ciudadano, que está quedando como el mayor pasivo de su segundo mandato, lo cual no será fácilmente olvidado.

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