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miércoles, 5 de enero de 2011

“A Alan García le debe gustar que lo llamen ególatra”

Javier Valle Riestra debe ser uno de nuestros últimos políticos ilustrados. Histriónico, enamoradizo y polémico, está marcado por su paso por el gobierno de Fujimori, una 'mancha’ de la que se quiere librar. Hoy celebra 79 años de aprista vida.

Autor: Gonzalo Pajares C.
“Vivía con mis padres, pero como andaban todo el día peleando me sofocaba y me iba a la casa de mi abuelo –una casa señorial, palaciega, muy distinguida–. Un día me resfrié, llamé al mayordomo de mi abuelo, me llevaron a su casa y no regresé más. Para suerte mía, mis padres no me reclamaron: viviendo con ellos hubiera terminado siendo un bohemio”, nos dice Javier Valle Riestra, político rebelde y aprista, quien está feliz por el fin de sus tareas parlamentarias.

¿POR QUÉ LE TEME A LA BOHEMIA?
La bohemia es el desorden y yo soy ordenado. Yo he sido enamoradizo, he sido adúltero, he hecho un montón de cosas, pero nunca, para lograr esos objetivos, recurrí a la bohemia. Soy como González Prada, un hombre incendiario pero ordenado. Y aunque no tengo animadversión hacia los bohemios, tampoco los envidio.

ES APRISTA DESDE SIEMPRE…
Desde los ocho años. Desde pequeño me interesaron las obras de González Prada, pues tenía una disposición hacia el cambio y una condena hacia la oligarquía. Yo vivía en un hogar burgués muy distinguido pero, al mismo tiempo, era un revolucionario, pero no podía estar contra mis abuelos, que conmigo se portaron extraordinario: les debo todo lo que soy. Yo estaba en contra de la plutocracia, de la oligarquía, de la opresión del hombre por el hombre. Aunque no guardaba despecho contra mis parientes ni estaba en su contra, ellos sí lo estaban contra mí, pues era un hijo de divorciados. Quizás el ver la actitud altanera y despectiva conmigo del sector oligárquico y millonario de mi familia hizo que reforzara mi posición rebelde.

FUE ELEGIDO CONGRESISTA EN 2006, PERO DESDE ENTONCES HA LUCHADO POR DEJAR EL PARLAMENTO…
Me quedan seis meses más. Me siento como en el lecho de Procusto, es decir, condenado a la impotencia, pero he decidido no insistir en la renuncia. Y si me metí a este Congreso fue porque quise borrar de mi biografía política –que no quedase como su último capítulo– el haber sido primer ministro de Fujimori.

UN INFAME CAPÍTULO…
Infame, no, erróneo. Podía ser infame en el sentido que me quitó la buena fama, pero nadie me ha perseguido por los 45 días que estuve allí. Mi alteración egolátrica me hizo creer que podía convencer a Fujimori de optar por un camino democrático.

SI NO LE GUSTA EL PODER, ¿POR QUÉ SU PERMANENCIA EN LA VIDA POLÍTICA?
El poder no me interesó para mandar sino para orientar. Si lo he tenido, no lo he ejercido nunca. Más que poder, he tenido figuración, he hecho propuestas. La política fue una pasión de estudiante universitario porque creí que íbamos a transformar al mundo. Como el Apra no funcionó me pasé al Apra Rebelde (de Luis de la Puente Uceda), pero cuando vi que estos eran más estalinistas que apristas, regresé.

¿ESTÁ SATISFECHO POR LO HECHO?
Mis propuestas se adelantaron a mi época. La etapa que más valoro de mi vida política –fui concejal metropolitano, constituyente, diputado, senador, premier y, ahora, congresista– fue la de constituyente, pues la Constitución del 79 tiene varios capítulos que son obra mía: los derechos del hombre, la jurisdicción supranacional, el bicameralismo...

CÓMO EXPLICAR QUE HAYA SIDO ABOGADO DE OLLANTA HUMALA, DE JAIME SALINAS SEDÓ Y DE SU PRIMO, UN ACUSADO DE TERRORISTA…
La congruencia está en que todos fueron perseguidos calumniosamente, que todos eran inocentes. Mi primo, Héctor Olaechea, era un vociferante pero no un terrorista, y hoy vive en el Perú.

¿SERÍA ABOGADO DE VLADIMIRO MONTESINOS?
(Piensa). Uno no puede pensar a ojos cerrados que todas las acusaciones que hace un fiscal son ciertas. Si viene la abogada de Montesinos y me pide una opinión, yo hago el dictamen. Uno debe saber defender causas impopulares cuando cree que hay un vestigio de justicia.

¿CUÁNTO CONOCE A ALAN GARCÍA?
Desde que está en el poder no nos conocemos, pues desde entonces no nos vemos. Pero cuando vivíamos en España –yo exiliado y él como estudiante– éramos muy amigos y nos veíamos casi todos los días. Hoy no puedo decir que no soy su amigo –como ser humano es una figura interesante–, pero no tenemos la amistad de antes.

¿ALAN TIENE UN EGO COLOSAL?
Así es. Alan es ególatra y siempre se sintió predestinado a la presidencia. Ese motor lo ha llevado al cargo… y dos veces. Que el embajador de Estados Unidos se preocupe por él y lo llame ególatra le debe gustar, pues la egolatría es una forma de adulación.

USTEDES FUERON RIVALES DENTRO DEL APRA...
En el 85, cuando se estaban eligiendo los candidatos por el Apra, yo era más popular que él. En las elecciones internas pudo suceder la desgracia de una victoria mía, pero como la campaña me daba tantos sinsabores decidí declinar mi candidatura. Entonces, a Alan se le abrieron las puertas…

NOS HUBIERA SALVADO DE DOS MILLONES DE INFLACIÓN…
Quizás la hubiera duplicado pues en materia económica soy capaz de gravísimos errores.

¿NO ES TIEMPO DE JUBILARSE?
La jubilación es incompatible con mi arqueo patrimonial.

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