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domingo, 9 de enero de 2011

Los años Maravillosos


Autor: Fritz Du Bois
La década que acaba de concluir fue la mejor para los peruanos, por lo menos en los últimos 60 años. De 2001 a 2010, el PBI per cápita real aumentó a un promedio anual de 4.3%, con lo cual finalmente enterramos los 20 años perdidos del creciente empobrecimiento con niveles de decrecimiento, ya que cada año, entre el 70 y el 90, gracias, fuimos todos más pobres como consecuencia de los desastrosos gobiernos de Velasco y del otro García, el malo.

Incluso, los últimos 10 años el peruano promedio se ha enriquecido a una tasa que es casi el doble del 2.5% logrado durante la década del cincuenta, que es el período de la dictadura odriísta, época de oro del autoritarismo y de la obra pública faraónica, sin cuentas ni explicaciones, con la cual algunos andan soñando, es más hasta la están imitando.

Sin embargo, es importante recordar que la receta básica para lo que algunos llaman ‘el milagro peruano’ ha sido mantener durante 20 años al Estado controlado, con un fisco disciplinado, y haberle dado autonomía al ente emisor para lograr estabilidad en los precios de mercado. Dejando que la inversión y la generación de empleo quede principalmente en manos del sector privado.

No hay, por tanto, secreto para el éxito, es simplemente la formula lógica que han aplicado todos los países que han prosperado, mientras que los modelos heterodoxos, que buscaron los cortes de camino o las recetas mágicas, inevitablemente terminaron fracasando.

Así que ahora, que estamos entrando de lleno a la carrera presidencial, debemos demandar de todos los pretendientes que se comprometan firmemente a no cambiar un modelo que está dando excelentes resultados. Porque el problema de nuestros políticos es que, como muchos no entienden cómo funciona ‘la cosa económica’, creen que gastando más o interviniendo el mercado las cosas van a mejorar, cuando en realidad lo que van a lograr es exactamente lo contrario.

Por ello, de arranque descartemos a todo aquel que sugiera un cambio radical.

Más bien, lo que debemos tratar de lograr son compromisos para implementar la agenda de reformas pendientes, que ha sido dejada de lado los últimos años, y que nos podría permitir dar el salto, complementando las fortalezas de un modelo basado en el desarrollo del mercado,
Entre esas reformas pendientes, tanto la flexibilización de la legislación laboral como el lograr eficiencia en el accionar estatal son posiblemente las dos más urgentes. Por lo tanto, propuestas de planes de gobierno orientadas a formalizar el empleo o aumentar los puestos de trabajo adecuados, así como tratando de mejorar la calidad del gasto social están en la línea de lo que necesitamos.

Por otro lado, ofrecer aumentar alegremente el gasto es jugar con el fuego inflacionario, mientras que plantear el antisistema, patear el tablero constitucional, es perder la máscara de moderado. Ello debido, a que la secuencia que siguen todos los países que son copados por los chavistas es una nueva Constitución que permite una eterna reelección y un ataque permanente a la libertad de expresión. Justamente todo lo contrario a lo que los peruanos necesitamos para poder seguir prosperando.

En todo caso, lo importante en esta ocasión sería llegar a la votación con suficiente información para poder elegir una propuesta de gobierno que sea adecuada, en lugar de nuevamente tener que cerrar los ojos y votar por la opción menos mala.

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