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jueves, 3 de marzo de 2011




La Columna del Director | 03-03-2011 | Juan Carlos Tafur

EL SEGUNDO AIRE


La encuesta de CPI confirma lo que escribimos hace algunos días. Los ataques a Toledo, sumados a sus propios errores, lo han hecho descender. Y quien ha cosechado de ese descenso es Ollanta Humala. Esto, a despecho de señalar que si se midiera la población rural-rural (que ninguna encuestadora mide y que representa a casi el 20% de la población), los tres candidatos que crecerían serían los mencionados Toledo y Humala, además de Keiko Fujimori (ni Castañeda ni PPK tienen en ese sector mayor apego).

Normalmente se entendía que los vasos comunicantes entre los candidatos funcionaban entre Humala y Fujimori, por un lado, y entre Toledo, Castañeda y Kuczynski, por el otro lado.

Pero hay una cuadrícula distinta que permite entender por qué ese fenómeno también ocurre entre el líder de Perú Posible y el de Gana Perú. Ambos son vistos por la población como opositores al gobierno actual. Eso no ocurre con Castañeda, Fujimori y PPK, quienes son percibidos como oficialistas. La propia encuesta de CPI señala que la mayoría de la ciudadanía percibe que el candidato de García es el líder de Solidaridad Nacional, seguido de la candidata de Fuerza 2011.

El ex escudero de Perú Posible, Gustavo Pacheco, hoy candidato al Congreso de Solidaridad Nacional, lo ha dicho con claridad: voto que gana Toledo, voto que pierde Humala, y voto que gana Humala, voto que pierde Toledo.

No creemos que se mueva mucho la comunicación hidráulica entre ambos. Es más, el propio resultado va a ser determinante de que muchos reflexionen respecto de quién gana con la campaña orquestada desde Palacio contra la ‘bestia negra’ de Alan, que es Toledo. Y la fuerza anti Humala es infinitamente mayor y más activa que la eventual existencia de núcleos anti Toledo.

El peor escenario de Toledo es el que acaba de ocurrir. Podría haber sido letal –por la onda expansiva de las percepciones populares- que su descenso, por más pequeño que fuese, hubiese ocurrido a dos semanas de las elecciones. Un mes y días antes del 10 de abril es demasiado tiempo para que un hipo a la baja como el reseñado cree una tendencia.

Lo que sí parece claro, para todos los candidatos, es que se ha llegado a un punto de inflexión. Ha acabado la primera etapa de la contienda. Viene el segundo y definitivo round. Y allí saldrán airosos aquellos que tengan aire suficiente para replantear su estrategia. Es una verdad de Perogrullo, pero es bueno recordar que en el Perú, un mes electoral es un plazo larguísimo en el cual aún hay mucho pan por rebanar.

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