La peor herencia
Luego de que Naciones Unidas confirmara que por cuarto año consecutivo se incrementaron las hectáreas dedicadas al cultivo de coca, creo que ya no queda duda de que el aumento de la inseguridad ciudadana y el crecimiento en el nivel del narcotráfico es la peor herencia que este gobierno le dejará a su sucesor.
Más aun, las proyecciones de continuo aumento en la producción de hojas de coca y en la elaboración de cocaína nos ponen en la vergonzosa situación de ser probablemente el principal productor mundial de esa droga, con todos los enormes problemas de estar en esa posición.
Así tenemos que nuevas zonas productoras continúan proliferando y es notoria la infiltración del narcotráfico en la política a través de sus vínculos con ciertos personajes así como por la participación de los cocaleros en partidos con representación en el Congreso. Además, va en aumento la presencia de los cárteles mexicanos. Es innegable que en esta guerra estamos siendo derrotados.
Lamentablemente también estamos perdiendo el control de nuestras ciudades con el explosivo incremento de la delincuencia. No hay día alguno en que no reportemos sangrientos asaltos así como asesinatos realizados ya sea por extorsionadores o narcos. Incluso, en el norte la situación se ha ido completamente de las manos y ahora tenemos el horror de ver a niños de 14 años actuando como sicarios. Simplemente es asfixiante la total inseguridad en la que vive el ciudadano.
Evidentemente es poco lo que se puede esperar de este gobierno, pero sí creemos que se debe poner el tema sobre el tapete electoral porque es vital que quien sea elegido tome el toro por las astas desde un inicio, sino el país se puede convertir en un verdadero infierno.
Por otro lado, la solución no es solo aumentar el gasto como ofrecen todos los candidatos sino que tiene que existir apoyo político para que las labores de erradicación no sean canceladas a la primera intimidación, por ejemplo. Mientras que en materia de seguridad claramente tiene que existir voluntad de desprendimiento en la fuerza policial para adoptar una política de policía vecinal y poder recuperar la confianza de la población.
En todo caso, lo fundamental es que el próximo gobierno sienta que la opinión pública le hará marcación a presión para asegurar que no permitirá que la situación se siga deteriorando como ha sido el caso en los últimos años.
Más aun, las proyecciones de continuo aumento en la producción de hojas de coca y en la elaboración de cocaína nos ponen en la vergonzosa situación de ser probablemente el principal productor mundial de esa droga, con todos los enormes problemas de estar en esa posición.
Así tenemos que nuevas zonas productoras continúan proliferando y es notoria la infiltración del narcotráfico en la política a través de sus vínculos con ciertos personajes así como por la participación de los cocaleros en partidos con representación en el Congreso. Además, va en aumento la presencia de los cárteles mexicanos. Es innegable que en esta guerra estamos siendo derrotados.
Lamentablemente también estamos perdiendo el control de nuestras ciudades con el explosivo incremento de la delincuencia. No hay día alguno en que no reportemos sangrientos asaltos así como asesinatos realizados ya sea por extorsionadores o narcos. Incluso, en el norte la situación se ha ido completamente de las manos y ahora tenemos el horror de ver a niños de 14 años actuando como sicarios. Simplemente es asfixiante la total inseguridad en la que vive el ciudadano.
Evidentemente es poco lo que se puede esperar de este gobierno, pero sí creemos que se debe poner el tema sobre el tapete electoral porque es vital que quien sea elegido tome el toro por las astas desde un inicio, sino el país se puede convertir en un verdadero infierno.
Por otro lado, la solución no es solo aumentar el gasto como ofrecen todos los candidatos sino que tiene que existir apoyo político para que las labores de erradicación no sean canceladas a la primera intimidación, por ejemplo. Mientras que en materia de seguridad claramente tiene que existir voluntad de desprendimiento en la fuerza policial para adoptar una política de policía vecinal y poder recuperar la confianza de la población.
En todo caso, lo fundamental es que el próximo gobierno sienta que la opinión pública le hará marcación a presión para asegurar que no permitirá que la situación se siga deteriorando como ha sido el caso en los últimos años.
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