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miércoles, 13 de abril de 2011

El mismo país, los mismos problemas

El mismo país, los mismos problemas

 Por Mirko Lauer
En un artículo desolador en el Miami Herald Dennis Jet, alguna vez embajador de Washington en Lima, se refiere hoy al “suicidio político del Perú”. Hace un par de días Mario Vargas Llosa ubicó la situación entre el suicidio y el milagro. Los dos comentarios a su manera aluden a que 50%+ de la ciudadanía ha optado por candidatos extremistas.
En un tono diferente el portavoz de Catherine Ashton, canciller de la Unión Europea, opina que el resultado de esta primera vuelta fortalece el sistema democrático peruano. No entra en detalles, pero el comentario parece aludir sobre todo al civismo del electorado, tal como se ha expresado en el proceso de votación mismo.
Quizás hay una lectura más para el comentario de Ashton: no importa cuál sea el resultado, todas las partes van a tener que acomodarse a la realidad del país, que será la de un gobierno sin mayoría parlamentaria, con una amplia oposición y una revolución de expectativas populares, más un panorama de conflictividad social que no va a desaparecer.
En su búsqueda de votos adicionales los dos candidatos a la segunda vuelta plantean la continuación del modelo económico vigente, y acaso su perfeccionamiento. Pero se supone que es el descontento con ese modelo el que produjo la impopularidad de Alan García, la derrota de los candidatos de centro derecha y la pulverización del Apra. 
El otro tema complicado es la lucha contra la pobreza, una promesa eterna y universal. El modelo ha demostrado lo que puede hacer en este terreno con viento a favor: de 48% a 34% en seis o siete años, si promediamos todo el territorio. El avance es bueno, pero vemos que no ha calmado mucho la ira contra el sistema.
Debemos suponer que un gobierno fujimorista tendría en el mejor de los casos una performance parecida a la de García en reducción de pobreza. Es decir que produciría una insatisfacción parecida a la de siempre, y los problemas socio-políticos que la acompañan. Lo mismo vale para Ollanta Humala si no se sale del modelo, como ofrece.
Pero si Humala saca los pies del modelo, la cosa puede ser peor: la pobreza y los llamados a los pobres para que sean realistas son un tema importante en los países del Alba, incluso en Venezuela, que vende petróleo. El problema con la pobreza es que siempre hay temas más urgentes en la agenda, justamente para poder combatir a la pobreza.
Mencionamos estos temas de modelo y pobreza para hacer notar que tampoco la próxima presidencia se va a dar en un vacío, sino en un contexto de desencanto y exigencia desde el primer día. Mucho dependerá de lo que piensen, sientan y hagan también quienes no estén gobernando.   

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