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martes, 21 de junio de 2011

LOS VERDADEROS ADMINISTRADORES DE LOS  PUERTOS DE PAITA Y CHIMBOTE EN PERU

Ya se daba por muerto al cártel de Tijuana en la guerra del narco, pero investigaciones de la PGR revelan que los Arellano acordaron alquilarles su territorio y su estructura de protección al Chapo Guzmán y a La Familia. De esa forma el cártel de Sinaloa se consolida, el grupo michoacano se expande hacia el norte, y Tijuana, la segunda ciudad donde se realizó el operativo policiaco-militar en 2007, ahora es la plaza principal del tráfico de drogas en el país.

Considerado el cártel con mayor evolución en menos tiempo, y con amplias conexiones en una decena de entidades donde se da por hecho que dispone de protección oficial, La Familia Michoacana se apresta a establecer su dominio en esta plaza, la más boyante en el tráfico de drogas después de Ciudad Juárez y Nuevo Laredo.

Los jefes de esta organización, en alianza con el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín Guzmán Loera, comenzaron a operar en esta ciudad fronteriza presuntamente con el respaldo de mandos del Ejército Mexicano y mantienen estrechos contactos con el cártel de Tijuana, cuyo líder, Luis Fernando Sánchez Arellano, les autorizó el ingreso a esta ciudad previo acuerdo de pagar el llamado “derecho de piso”, es decir, una cuota por cada cargamento que cruza a Estados Unidos a cambio de utilizar el territorio y la infraestructura de protección al tráfico de drogas.

Tan pronto se estableció este acuerdo, a finales de 2009, Tijuana repuntó como plaza del narcotráfico, bajó sus niveles de violencia de alto impacto –no así la inseguridad, pues los secuestros y robos prevalecen –y tres cárteles operan aquí, aparentemente sin ser molestados por ninguna autoridad local ni federal.

Entonces el territorio bajacaliforniano entró en una recomposición: el cártel de Sinaloa se afincó en Mexicali; los Arellano, de Tijuana, operan en Rosarito y Ensenada, en tanto que una rama de La Familia se asentó en Tijuana.
Esta última organización tiene acuerdos con las dos primeras y no se descarta una alianza entre las tres para apuntalar este territorio que por décadas estuvo dominado por Benjamín y Ramón Arellano Félix, antiguos jefes del clan Arellano.

El cártel de Tijuana, por su parte, no tiene competencia en su territorio.
A principios de 2010 fueron detenidos Teodoro García Simental, El Teo y buena parte del grupo de sicarios que generaban la violencia “de alto impacto” en la plaza.
Ahora las autoridades federales consideran que las tareas operativas de la organización criminal están en manos de Luis Fernando Sánchez Arellano; la jefa es su tía Enedina Arellano Félix, quien se encarga del manejo de lavado de activos: casas de cambio, empresas, farmacias y otros negocios.

Tan fértil es actualmente este territorio para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos que gracias a esto La Familia Michoacana pudo extender sus tentáculos desde Michoacán hasta Tijuana, según datos contenidos en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/018/2010.

En dicha indagación se establece, por ejemplo, que Nazario Moreno González, El Chayo, fundador y jefe de La Familia, trabajó durante largos meses en el despunte de esa organización criminal y se entrevistó con varios jefes del narcotráfico para pactar alianzas que permitieron a la organización extender sus dominios a otras regiones, como Baja California, Tamaulipas y El Bajío.

Meses antes de morir en un tiroteo con elementos del Ejército que lo ubicaron en un pueblo deMichoacán, donde departía en una fiesta, El Chayo había logrado su plan estratégico.
De acuerdo con la investigación citada, Moreno González se entrevistó con Luis Fernando Sánchez Arellano.
El objetivo: abrir espacios en Tijuana para traficar cocaína de Peru y Colombia, mariguana, así como cristal y otras drogas sintéticas, éstas elaboradas con la efedrina que arriba a Michoacán desde Asia y Alemania.

No es todo: para ampliar su radio de acción y fortalecer algunos acuerdos de protección, supuestamente con mandos castrenses, nacionales y extranjeros, Moreno González sostuvo también encuentros con quien es considerado el estratega más hábil del narcotráfico en México: Juan José Esparragoza Moreno, El Azul.

Negociador por excelencia, sigiloso y capaz de sentar a la mesa de negociaciones a grupos antagónicos, Esparragoza Moreno fue, según el testigo Carlos, un buen consejero de Nazario Moreno para redondear su plan de expansión.

Así, La Familia Michoacana emprendió la aventura narcoempresarial de operar en otros territorios que por años estuvieron vetados para ellos, pues se les consideraba un grupo muy violento.

Después de establecer esos acuerdos y de afianzar las negociaciones en los territorios fronterizos, los jefes de La Familia comenzaron a reestructurar su organización: tras la muerte de Nazario Moreno el nuevo jefe es Jesús Méndez Vargas, El Chango.
Al frente de las funciones operativas quedó Servando Gómez Martínez, La Tuta, y una pieza clave en las estrategias comerciales y negociaciones es Juan Reza Sánchez, El Juanito, quien tan pronto como pudo envió a varios hombres del cártel a Tijuana y a otros más los afincó en Sonora bajo la jefatura de un personaje conocido como Tinoco Morales.

De esta manera, La Familia Michoacana, que surgió en 2006 en Michoacán, ahora tiene dominios en varios estados fronterizos.
Según el testigo Carlos, las alianzas le permiten ahora operar por Michoacán, Baja California, Sonora y Tamaulipas, con lo que se posicionó como el tercer grupo criminal más poderoso de México.

En su declaración ministerial Carlos narró: 
Las células de La Familia que operan en esas fronteras están plenamente coordinadas por los grupos que controlaban las fronteras.
Grandes cargamentos de droga, como metanfetamina, cocaína y mariguana se hacen llegar a estos puntos por vía terrestre o en avionetas.

La Familia maneja varios productos, es decir, drogas, pero lo que más ganancias les arroja son los envíos de cocaína y también el Ice, de ahí que se dieron a la tarea de fortalecer sus alianzas porque para ellos era importante contar con zonas donde hubiera facilidades para introducir esa droga a Estados Unidos.
Por eso los jefes de La Familia Michoacana se entrevistaron directamente con El Ingeniero (Luis Fernando Sánchez Arellano, del cártel de Tijuana).

La finalidad de esa entrevista fue que se dejara de operar a las células de nuestra organización para introducir grandes cantidades de droga, lo cual se hacía cada semana.

Lo que yo supe es que las pláticas con el cártel de Sinaloa comenzaron en 2008, desde entonces se pactó la ayuda a La Familia para que pudiera transitar cargamentos de droga por las zonas de Sinaloa y Sonora.

Estos dos territorios siguen dominados por Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, los hermanos Beltrán Leyva –actualmente debilitados pero activos– e Ismael Zambada García, El Mayo.

Según Carlos:
…La alianza con el cártel de Sinaloa se logró por medio de Anel Noriega Ríos, La Chula, quien convocó a miembros de ambas organizaciones para negociar.
El pacto no fue gratis: La Familia Michoacana tuvo que enviar gente a Sonora para combatir y expulsar a los enemigos de El Chapo y de Ismael El Mayo Zambada.

El cártel de Tijuana evoluciona 
Dominada por décadas por la familia Arellano Félix, cuyo liderazgo surgió en los ochenta, la plaza de Tijuana era impenetrable.
Cualquier grupo criminal que pretendía posicionarse en ese territorio era abatido por el poderío de los hermanos Ramón y Benjamín Arellano Félix, quienes consolidaron a su cártel hasta convertirlo no sólo en el más poderoso hasta principios del año 2000, sino también en el mejor estructurado.

En 2003, según investigaciones realizadas por la Procuraduría General de la República, el cártel de Tijuana contaba ya con una estructura diferente: uno de sus principales rivales, tenía una estructura piramidal, la del cártel de Tijuana era horizontal, tenía presencia en 20 estados y por mucho tiempo mantuvo, como ningún otro, una base de sicarios a sueldo que lo mismo ejecutaban a funcionarios y policías que a narcos enemigos en el Distrito Federal, Sinaloa o Jalisco.

Ese año la PGR acreditó que el cártel de Tijuana fue la primera organización mexicana que estableció una alianza con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
A partir de ese acercamiento estratégico comenzaron a intercambiar armamento por drogas.

Así, los Arellano Félix cobraron fama por disponer del armamento más avanzado y también como el cártel más violento de México.

Pero su etapa de esplendor acabó, aunque el cártel sigue vivo en el mapa criminal mexicano.


Mientras en otro tiempo rivalizaron con Joaquín Guzmán Loera, los Arellano tuvieron que ceder el municipio de Mexicali para que el jefe del cártel de Tijuana pudiera crecer en esa frontera.

Y aunque a esta organización se le ha dado por muerta, lo cierto es que está más viva que nunca, con lazos muy fuertes en America del Sur.

Tan sólo en diciembre de 2010 la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional de Perú reportó a la embajada estadounidense en Lima sobre la presencia de cárteles mexicanos en ese país desde 2007.

Particularmente, se refirió al cártel de Tijuana, entre otros carteles, como el mejor conectado con varios altos mandos del ejército peruano , ademas de controlar totalmente los puertos de Paita y Chimbote para sus envios de cocaina por via maritima y usando varias empresas de transporte terrestre de pasajeros en el norte de Peru.

De acuerdo con un cable diplomático difundido por WikiLeaks (07LIMA3764), la presencia de las organizaciones criminales mexicanas ha aumentado en Perú, segundo país con mayor producción de coca en América Latina.

Dice el reporte: “Los oficiales de la Dirandro (Dirección Antidrogas de la Policía del Perú) han notado un incremento en la presencia de los cárteles de la droga mexicanos y colombianos en la región desde la primera parte de 2007, trabajando junto a grupos de la droga peruanos”.

La presencia de los narcos mexicanos, y en particular del cártel de Tijuana, se reportaron desde 2005, cuando estalló un escándalo por la detección de los mexicanos Rubén Lugo Romero y Guillermo Rodríguez Machado, del cártel de los Arellano, quienes introdujeron 340 kilos de cocaína al casino militar de Piura, como parte del envío de un cargamento de 500 kilos de la droga que salieron del puerto de Paita hacia México.

En 2008 el secretario de Seguridad Pública de Baja California, Daniel de la Rosa Anaya, confirmó los rumores: que El Chapo Guzmán ya estaba afincado en la entidad.

Y no titubeó al decir que los Arellano y El Chapo Guzmán eran los responsables de las masacres suscitadas en Tijuana, así como de las decapitaciones y descuartizamientos en el estado.

Al detectarse la presencia de El Chapo en Tijuana, las autoridades municipales, estatales y federales se dieron a la tarea de localizar al capo más poderoso de México: lo buscaron en Mexicali, en Playas de Rosarito, en Ensenada y otros posibles refugios.

Nunca lo pudieron detener.
En cambio, aprehendieron a varios operadores suyos, como Arturo Zavala Morales, Gustavo Álvarez Álvarez, José Remeño Rojas, Gregorio Francisco Rivera Cárdenas y Jairo Nahum Espericueta Vázquez.
Ellos dijeron ser originarios de Durango, Nayarit y Jalisco; también confesaron que recibían protección de elementos del Ejército.

Esto permitió conocer que la infiltración del narcotráfico llegaba a las cúpulas policiacas y militares, como más tarde se confirmó con la detención de dos expolicías de Tijuana: Pedro y Efraín Damián Rosales Valenzuela, que fueron escoltas del exjefe de seguridad pública municipal, el teniente coronel Julián Leyzaola Pérez, y trabajaban también para Jesús Israel de la Cruz López, El Tomate, sicario del cártel de Sinaloa.

Según las investigaciones de la PGR, El Tomate realizó ejecuciones en Tijuana bajo las órdenes de Teodoro García Simental, El Teo –rival en el negocio de las drogas de Luis Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero –, quien fue detenido en enero de 2010.

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