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jueves, 2 de junio de 2011

Nobel Nevada

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Sostiene que “violan ética periodística”.
No carga medias tintas la carta con la que el escritor Mario Vargas Llosa comunicó a Francisco Miró Quesada Rada, director del diario El Comercio, su decisión de dejar de publicar en el periódico su columna semanal. En la misiva enviada desde Madrid lamenta que “desde que un grupo de accionistas, encabezados por la señora Martha Meier Miró Quesada, tomó el control de ese diario y del grupo de canales de televisión y periódicos de que es propietario, el periódico se ha convertido en una máquina propagandística de Keiko Fujimori que, en su afán de impedir por todos los medios la candidatura de Ollanta Humala, viola a diario las más elementales nociones de objetividad y ética periodísticas”.
El miércoles 1 fue publicado un comunicado de respuesta firmado por Miró Quesada Rada en el que “rechaza enfáticamente estos infundios de un personaje del que se esperaría un comportamiento a la altura de las circunstancias que el Perú reclama y necesita en estos momentos”. Para añadir a la confusión, el lunes 30 el propio Miró Quesada había firmado un comunicado de “politólogos contra Keiko Fujimori”. El texto parecía ir en contra de la reciente línea editorial de El Comercio.
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Trascendió que el posible detonante del torpedo de Vargas Llosa estuvo en un duelo de twits protagonizado por Martha Meier Miró Quesada y Susana Abad, esposa de Álvaro Vargas Llosa, entre el 26 y el 29 de mayo. Es decir, hasta dos días antes de la fecha de la carta del Nobel.
El 26, Abad reclamó por Twitter “solución inmediata al conflicto en Puno. ¿Para qué tenemos un gobierno?”.
Meier le respondió por su lado: “Tenemos es mucha gente, ¿o ya se mudaron ustedes al Perú?”.
El 29, Abad publicó varios twits en los que criticó duramente la publicación de la entrevista al pintor Fernando de Szyszlo, quien declaró que no votaría por ninguno de los dos candidatos y lamentó el apoyo que su gran amigo, el novelista, le ofreció a Humala.
“Usted hace parecer como un ataque a MVLl lo que no lo es. Han cometido la peor vileza para servir a la mafia”, reclamó a Milagros Leiva, autora de la nota. Pero quien respondió con dureza fue Meier. “No van a la embajada en Washington, calma”, ironizó. Cuando Abad insistió sin aludirla (“Se nota el miedo!!! Vamos a ganar!!!”), Meier contraatacó: “La embajada en Washington o en Madrid???”.
Luego Meier se metió con el personaje central de la historia. Cuando Abad recalcó que “acá la mafia es El Comercio manipulando entrevistas”, la periodista disparó: “Manipulando entrevistas??? Pregúntale a tu suegro qué trató de hacer con los medios en el ’90 mejor”.
Intercambios de esa especie debieron tocar sin duda la puerta de los Vargas Llosa. Que la editora del periódico que aloja la columna dominical del escritor se refiriese a él como un manipulador de medios no pudo caer de la mejor manera en los predios del autor de La Guerra del Fin del Mundo (ciertamente un titular que podría irse a algunas primeras planas por estos días).
La tinta, sin embargo, ya venía cargada.
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El Consejo Editorial del Canal 4, dominado por El Comercio, se dio el lujo esta semana de desestimar un programa televisivo político dirigido por Vargas Llosa.
La propuesta fue formalizada por escrito el 22 de mayo por Gustavo Mohme, y apelaba a la pluralidad del Canal –como contrapeso al programa dominical de Jaime Bayly–, y para desvirtuar la corriente de opinión de que el Grupo se había parcializado con la candidatura de Keiko Fujimori.
Mohme se reunió en días previos con el laureado escritor, quien dio su anuencia para conducir el programa, y con su sobrino, el cineasta Luis Llosa. En el camino entró a tallar Gustavo Gorriti de IDL Reporteros. Se solicitaba que el programa al menos tuviera la misma duración que la de Bayly.
Pero Mohme es una voz solitaria en el Consejo Editorial de Canal 4, también integrado por José Antonio Miró Quesada y Dubois. A pesar de las múltiples gestiones de Mohme, esta semana el CE rechazó el programa.
La relación entre La República y El Comercio en Canal 4 y Canal N, va de mal en peor. En abril pasado, La República logró evitar que se despida a Laura Puertas, directora de noticias del consorcio, argumentando que “un cambio de la institucionalidad periodística” en plena campaña electoral afectaría la pluralidad del medio. El Directorio acordó postergar la decisión hasta después de la segunda vuelta.
Pero la tregua conquistada se desbarató a las pocas horas. En el Canal N se despidió de mala forma a la productora Patricia Montero y hubo aparentes represalias también en Perú.21. Las decisiones “administrativas” motivaron la renuncia de Mohme al directorio del Canal 4. En su lugar, Gonzalo de las Casas fue nombrado por La República.
El programa de Bayly echó ají a la herida. Su transmisión no fue consultada al Directorio ni al Comité Editorial. Se estima que el “niño terrible” cobra entre US$ 12,000 y US$ 15,000 por programa, además de un bono por el monto recaudado en avisos.
No cabe duda que el esfuerzo de pluralismo desplegado por los periodistas del Grupo logró atenuar la aparatosa parcialización de un sector de la familia Miró Quesada a favor de la candidatura de Fuerza 2011. Pero la convivencia entre la línea editorial y el esfuerzo informativo, y entre La República y El Comercio, tradicionalmente en las antípodas del espectro político, se hace ahora insostenible.
El diario La República tiene el 33% de las acciones del Canal 4 y El Comercio el 70%. La tentación de librarse del incómodo socio en El Comercio está a flor de piel, pero La República se mantiene en sus trece: “No estamos en posición de venta”, aseguró una alta fuente del diario del Jr. Camaná.

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