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sábado, 7 de abril de 2012

Valle del Monzón: donde el Estado no existe | Diario16

Valle del Monzón: donde el Estado no existe | Diario16

Valle del Monzón: donde el Estado no existe

Valle del Monzón: donde el Estado no existe
Para nuestras autoridades es una ‘zona liberada’ por el narcoterrorismo. Para sus habitantes, agricultores dedicados a la siembra de la ‘coca ancestral’, un territorio que defenderán hasta con sus propias vidas. Aquí la presencia del Estado se ciñe a dos bases militares, algunos colegios, algunos programas sociales, un gobernador y un alcalde. No hay más. Todo es controlado por los miembros de la “Poderosa Federación Provincial Agropecuaria del Valle del Monzón”, en sus siglas la POFEPOPA, que en las últimas elecciones municipales entronó en el poder a uno de sus dirigentes, el burgomaestre Job Chávez. En este valle se produce una de las cocaínas más puras del planeta, es considerado una mega fábrica de la droga y durante décadas está expropiado por los carteles del narcoterrorismo.

“La presencia del Estado no debe ser con la policía, no solo es orden. Aquí tenemos rondas campesinas, base militar, comités de autodefensa, eso es suficiente. La policía no. Aquí no hay violencia. La PNP ingresará en su momento, cuando las cosas hayan avanzado, cuando tengamos fábricas, industrias, ahí serán bienvenidos”, señala Ricardo Prado García, dirigente cocalero y funcionario municipal.

Lo cierto es que esas fábricas existen, procesan toneladas de cocaína bajo la anuencia de todos, razón más que suficiente para impedir, a cualquier costo, el acceso de la Policía Nacional del Perú en la zona. “En el valle del Monzón no todo es malo. La gente está queriendo cambiar la idea que tiene, la coca por productos legales. El problema es el Estado, no nos apoya. Solo quiere apoyarnos militarizando la zona. Eso no queremos, pues la gente es pacífica”, advierte Cayo Flores Blas, dirigente de la POFEPOPA.

El último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señala la producción de drogas en el año 2010 en el Monzón, alcanzó las 77 toneladas de clorhidrato de cocaína valorizados en el Perú en más de 70 millones de dólares y en los EEUU casi dos mil millones de dólares.

El narcotráfico y el terrorismo
La Unidad de Investigación de diario16 llegó hasta el corazón del Monzón, conversó con sus autoridades, dirigentes y la población. Hablaron de todo, pero al preguntarles sobre el narcotráfico y el terrorismo, el hermetismo es total. “Antes producíamos 50 arrobas de coca por hectárea, hoy solo se produce entre 5 y 10 arrobas. Nosotros sobrevivimos en la zona. Aquí hay todo. Solo no existe la PNP. Aquí el pueblo está resentido por lo que pasó en los años 80 con la PNP. Nosotros nos enfrentamos solos contra Sendero y ahora la PNP quiere regresar”, señala Severo Fuentes Mejía, teniente alcalde del Monzón.

Este valle en el Alto Huallaga, es la segunda cuenca productora de hoja de coca en el Perú. Casi toda su producción se traslada al narcotráfico, pero sus autoridades niegan los informes de las Naciones Unidas y Devida. “Es totalmente falso que el Monzón sea la principal cuenca cocalera después del VRAE. Antes sí, teníamos buena cantidad de coca, ahora solo nos rinde para sobrevivir. Solo nos da para el pan de cada día. Mucha gente se está dedicando a la producción de café, cacao y arroz. Tanto en la zona alta y la zona baja. El Monzón no es como lo pintan”, señala Ethel Mendoza Tucto, gerente municipal del Monzón.

En la década de 1980 el valle del Monzón vivió en carne propia la insania, tanto de Sendero Luminoso como de las fuerzas del orden. Se habla de cientos y quizás miles de muertos. Por aquella época existía una delegación policial en la misma capital del distrito. Abandonaron la zona por temor a ataques terroristas. “Cuántos muertos hubo aquí en la plaza. Muchos de muertos, cientos entre los años 1984, 1985 y 1986. Nosotros hemos pacificado el valle. Esos delincuentes ‘Artemio’ y compañía nunca estuvieron en esta zona. Nosotros le declaramos la guerra y por eso el gobierno se ensaña con nosotros. No puede ser”, señala Severo Fuentes.

Sus dirigentes cocaleros, entre ellos muchas autoridades, aseguran que el culpable del narcotráfico es el propio Estado al dejar pasar como en su casa los insumos químicos. Una triste realidad que se refleja en las 75 empresas formalmente constituidas en la ciudad de Tingo María, muy cerca al Monzón, que comercializaron 125 toneladas de ácido sulfúrico, la gran mayoría destinadas al mercado negro.

La pobreza del Monzón
El Monzón cuenta con aproximadamente 25 mil habitantes, recibe al año 4 millones de soles de transferencias del Estado para la ejecución de obras. Dinero casi insuficiente para tratar de resolver los problemas de la población, principalmente en temas de educación, salud y servicios básicos. Este es uno de los distritos más pobres del país, un 60 por ciento de los niños sufren de desnutrición, pocos culminan la educación secundaria y muchos menos llegan a una universidad. Su principal fuente de ingresos es la agricultura, un 95 por ciento dedicada a la hoja de coca, en mínima proporción a productos legales como el café, cacao, arroz y la ganadería. 

“Lo que quiere el agricultor del Monzón es el Plan Estratégico (PEDIS 2018) elaborado según los pisos ecológicos. Eso nos daría a todos bienestar y los agricultores dejarían la coca”, solicita Ricardo Prado. Se refiere al documento que buscaba un trabajo integral para el desarrollo en el Alto Huallaga y que fue ejecutado por la Universidad Nacional Agraria de la Selva, pero en el 2009 se dejó de lado. “Nuestra tierra está recontra contaminados por los autores Alan García y Fujimori. Aquí nos han jodido químicamente con el hongo Fusarium. Antes producíamos papaya, palta, naranja, y ahora se fue a la mierda. Yo le pido al Estado el saneamiento ecológico, económico y ecológico del valle del Monzón”, señala Cayo Flores Blas.

Base Policial en el Monzón
Esta semana el general PNP Vicente Romero Fernández, jefe del Frente Policial Huallaga (FPH), confirmó la decisión política del Estado de ingresar a las denominadas ‘zonas liberadas’ en las cuencas cocaleras. Tras la captura del camarada ‘Artemio’, y para tal fin, se ha decidido la activación e instalación de nuevas bases militares y policiales en territorios que han sido dominados por el narcoterrorismo, una de ellas el Monzón, en su capital de distrito. “La población hoy respira un nuevo clima, lo que posibilita la búsqueda de desarrollo y mejores condiciones de vida para nuestros compatriotas. Tenemos que avanzar en todos los lugares que fueron ocupados por Sendero Luminoso”, señaló el general PNP.  

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