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viernes, 29 de junio de 2012


Campanas de guerra

En meses recientes recibimos algunos comentarios burlones de amigos por la cantidad de espacio que dedicamos al tema Irán, quizá porque los peruanos tenemos una tendencia a mirarnos el ombligo aunque presumimos de globalizados. Y aunque no acostumbramos dar explicaciones no pedidas –bien dicen los franceses “yo me excuso, yo me acuso”– vale acotar. Sucede que este planeta se ha achicado y, parafraseando a Donne, hace rato que dejamos de ser islas. Las campanas belicistas de Ahmadinejad suenan para todos nosotros, sin excepción.
Y si alguien aún tiene dudas al respecto, pues que lea con atención el informe que publicamos en esta edición. Los delirios geopolíticos de Chávez han traído a nuestra región el así llamado conflicto del Medio Oriente. El más reciente y preocupante giro podrán encontrarlo, en detalle, en la página 3: Caracas le cedió a Teherán el uso de un astillero, en el punto geográfico venezolano más cercano a Estados Unidos y al Canal de Panamá, que ya es usado por el país islámico como puerto privado para ingresar equipos y material bajo un manto de secretismo.
Tal parece que Irán considera la posibilidad de lanzar un ataque contra suelo estadounidense si Israel decide destruir las instalaciones nucleares con las que Ahmadinejad pretende borrar del mapa –literalmente– al Estado hebreo. Nos encontramos, pues, a puertas de una situación similar a la de la crisis de los misiles, que en la década de los sesenta puso al mundo al borde de la III Guerra Mundial. El blanco, hoy como ayer, es Washington. El instrumento, Chávez en lugar de Fidel Castro. E Irán el potencial agresor, en reemplazo de la URSS.
Demás está decir que tal escenario explosivo nos va a afectar de diversas maneras. No nos molesta ser el único medio nacional que se ocupa del asunto, pero quizá sería adecuado que otros (y el Gobierno y el establishment) comiencen a mirar más allá del ombligo…

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