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martes, 12 de abril de 2011

NI LA DERECHA PITUCA NI LA IZQUIERDA CAVIAR

NI LA DERECHA PITUCA NI LA IZQUIERDA CAVIAR

No creemos que la perspectiva que Mario Vargas Llosa planteó respecto de una segunda vuelta entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori sea ni acertada ni políticamente adecuada.

Si seguimos esa línea de diagnóstico, cerrada y excluyente, pues nos asomaremos a una contienda donde por un lado estará el demonio chavista, cuasisenderista y protodictador, y por el otro, la asesina y corrupta representante de la lacra fujimorista.

¿Resulta saludable que nos permitamos el lujo de descalificar de manera tan irrefutable a los dos movimientos que mejor han recogido la sensibilidad popular en estas elecciones? No lo creemos.

Y, de hecho, debemos anotar que si aplicamos una vara calificatoria, sea severa o considerativa, lo correcto sería que se utilice para ambos y no solo para uno de ellos. Ni la izquierda caviar ni la derecha pituca parecen expresar, en ese sentido, una mirada política inteligente respecto de lo ocurrido el domingo último.

Para la primera, el fujimorismo es una lepra, un movimiento condenado a cadena perpetua por el desmadre autoritario y corrupto de los 90. Para la segunda, el humalismo refleja un ánimo de venganza de los sectores populares ignorantes que se dejan engañar por una conspiración socialista y totalitaria. Y, claro, no miran la viga en el ojo propio.

Por supuesto, ya hemos advertido de los riesgos que ambas opciones políticas implican. Pero si nos dejamos guiar por la histeria, no seremos capaces de apreciar si en alguno de los partidos señalados se llega a presentar una evolución a favor de la democracia y el mercado, con matices y honduras distintas, pero, en cierta medida, orientados a ello.

¿No es posible acaso que Keiko Fujimori, más allá de sus afectos, logre elaborar una propuesta en la cual se descarte la vocación autoritaria, de control de las instituciones y de violación del orden legal que el régimen de su padre mostró como eje de gobierno?

¿Y no es igualmente factible qu, entendiendo la realidad social y política, Ollanta Humala asuma que no es viable enrumbar el país hacia las cavernas chavistas y opte por la sensatez de alguien como Lula?
Creemos que la salud democrática del país exige que les permitamos a ambas agrupaciones esa posibilidad. Si en las semanas venideras no lo hacen, pues habrá que señalarlo con la dureza del caso, pero negar de antemano que puedan efectuar esa migración, sería muy tonto y muy peligroso.

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